martes, agosto 09, 2011

LA IGLESIA PRIMITIVA



                                                   
 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha  [Efesios 5:27]

La Iglesia Primitiva:

La palabra griega que las versiones en español traducen de  iglesia es eclesía, que procede de la palabra hebrea caleo [yo llamo]. En la literatura secular la palabra eclesía se refiere a cualquier tipo de asamblea de personas, pero en el Nuevo Testamento la palabra tiene un significado más especializado. La literatura secular usaba esta palabra eclesía para denotar cualquier tumulto, concentración política, una orgía, o cualquier reunión con cualquier propósito. Pero el Nuevo Testamento usa eclesía para referirse únicamente a la reunión de cristianos congregados para adorar a Cristo. Por esto los traductores de la Biblia usan el término iglesia en lugar de usar un término más general tal como asamblea.
¿Qué es la iglesia? ¿Quiénes integran esta asamblea? ¿Qué quiere decir Pablo cuando llama a la iglesia el cuerpo de Cristo?
Para responder a conciencia estas preguntas necesitamos comprender el contexto social e histórico de la iglesia del Nuevo Testamento. La iglesia primitiva surgió en la encrucijada de las culturas hebrea y helenista.

En este artículo dirigimos nuestra atención a la historia de la iglesia primitiva en sí misma. Veremos lo que los primeros cristianos entendieron como su misión, y cómo los inconversos la consideraron.

Fundación de la iglesia:

Cuarenta días después de su resurrección Jesús dio instrucciones finales a sus discípulos y ascendió al cielo [Hch 1.1–11]. Los discípulos regresaron a Jerusalén, y se retiraron por varios días para ayunar y orar, esperando al Espíritu Santo que Jesús dijo que vendría. Alrededor de 120 seguidores de Jesús esperaban en ese grupo.

Cincuenta días después de la Pascua, en el día de Pentecostés, un estruendo como de un viento recio que soplaba llenó la casa donde estaba el grupo reunido. Lenguas como de fuego se posaron sobre cada persona, y ellos empezaron a hablar en otros idiomas según el Espíritu Santo les daba que hablaran. Los visitantes extranjeros se sorprendieron al oír a los discípulos hablar en sus idiomas nativos. Algunos se burlaron del grupo, diciendo que estaban borrachos [Hch 2.13]. Cabe recordar y párrafo aparte; los movimientos pentecostales trajeron doctrinas erróneas, tales como el hablar en lenguas, dicho sea de paso, lenguas que nunca se pudieron interpretar, ni humanamente, ni por el Espíritu Santo; con ello trajeron religiosidad, encadenando a mujeres y hombres a preceptos y mandamientos de hombres y de ahí en más salieron denominaciones innumerables; y ahora en el tiempo del fin vemos los resultados.
Pero Pedro hizo callar a la multitud, y explicó que lo que estaban presenciando era el derramamiento del Espíritu Santo que habían anunciado los profetas del Antiguo Testamento [Hch 2.16–21]  [Joel 2.28–32]. Algunos de los visitantes extranjeros preguntaron qué debían hacer para recibir el Espíritu Santo. Pedro dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo [Hch 2.38]. Alrededor de tres mil personas recibieron a Cristo aquel día.

Por varios años Jerusalén fue el centro de la iglesia. Muchos judíos creían que los seguidores de Jesús eran nada más que otra secta dentro del judaísmo. Sospechaban que los cristianos estaban tratando de empezar una nueva religión de misterio alrededor de Jesús de Nazaret.
Es cierto que muchos de los primeros cristianos continuaron adorando en el templo [Hch 3.1], y algunos insistieron en que los gentiles convertidos debían circuncidarse  [Hch 15]. Pero los líderes judíos pronto se dieron cuenta de que los cristianos eran más que una secta.

Jesús les había dicho a los judíos que Dios haría un nuevo pacto con el pueblo que le era fiel [Mt 16.18] El había sellado este pacto con su propia sangre [Lc 22.20]. Así que los primeros cristianos intrépidamente proclamaban que habían heredado los privilegios que una vez pertenecieron a Israel. No eran sencillamente una parte de Israel; eran el nuevo Israel [Ap 3.12]  [Ap 21.2]  [Mt 26.28]  [He 8.8]  [He 9.15]. Los líderes judíos se estremecían de miedo de que esta nueva y extraña enseñanza no era judaísmo estrecho, sino que extendía a todos los hombres el privilegio de Israel en la alta revelación de un Padre de todos.

La comunidad en Jerusalén:

Los primeros creyentes formaron una comunidad estrecha en Jerusalén, después del día de Pentecostés. Esperaban que Cristo retornara muy pronto.
Este grupo compartía sus bienes materiales [Hch 2.44–45]. Muchos vendieron sus propiedades y dieron a la iglesia el producto de la venta, la cual distribuía los recursos [Hch 4.34–35].
Los cristianos de Jerusalén todavía iban al templo a orar [Hch 2.46], pero empezaron a celebrar la Cena del Señor en sus propios hogares [Hch 2.42–4]. Esta comida simbólica les recordaba su nuevo pacto con Dios, el cual Jesucristo había hecho al sacrificar su propio cuerpo y sangre.
Dios obraba milagros de sanidad por medio de estos primeros cristianos. Los enfermos se reunían en el templo para que los apóstoles pudieran tocarlos al acudir a la oración [Hch 5.12–16]. Estos milagros convencieron a muchos que los cristianos verdaderamente estaban sirviendo a Dios. Los oficiales del templo arrestaron a los apóstoles, en un esfuerzo por suprimir el interés del pueblo en esta nueva religión. Pero Dios envió un ángel para librar de la cárcel a los apóstoles [Hch 5.17–20], lo cual produjo más emoción.
La iglesia creció tan rápidamente que los apóstoles tuvieron que nombrar siete hombres para que distribuyeran las provisiones a las viudas necesitadas. El líder de estos hombres era Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo [Hch 6.5]. Aquí vemos el principio del gobierno de la iglesia. Los apóstoles tuvieron que delegar en otros líderes algunas tareas. Con el paso del tiempo, los oficios de la iglesia se organizaron en una estructura más bien compleja; y de ahí salieron las religiones y sus religiosos; que no se pueden salvar a sí mismos y no dejan que se salven los demás.

La Iglesia Primitiva celebraba el partimiento del pan en sus hogares [Iglesias en casa]; recordaban la muerte Expiatoria de Cristo; simbólicamente recordaban el Nuevo Pacto de Dios con el hombre, y sellado con sangre; la sangre de su propio Hijo Jesús.
Algunos se atribuyen la gloria; gloria que pertenece solamente al Espíritu Santo; y nadie puede decir que son los pioneros de formar las [Iglesias en casa]; desde ya es una aberración pensar de esa forma y una falta de respeto al Espíritu Santo. El pionero de formar la Iglesia fue el Espíritu Santo; y los primeros cristianos se reunían en sus hogares con humildad y sencillez de corazón y guiados por el Espíritu Santo.

La Iglesia es una confraternidad espiritual:[Gr.Koinonía] [2Co 13:14]; [Fil. 2:1]. Eso abarca la morada del Espíritu Santo [Lc. 11:13]; [Jn. 7:37-39]; [Jn. 20:22], y la unidad del Espíritu [Ef. 4:4], y el bautismo en el Espíritu [Hch. 1:5]; [Hch. 2:4]; [Hch. 8:14-17]; [Hch.10:44]; [Hch. 19:1-7]. La confraternidad debe demostrar amor visible y cuidado mutuo [Jn. 13:34-35].

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo: [1Co. 6:15]; [1Co. 10:16-17]; [1Co. 12:12-27]. esa imagen del matrimonio pone de relieve la devoción y la fidelidad de la iglesia a Cristo y el amor y la familiaridad de Cristo con su iglesia.

La gente está cansada de jugar a la religión, la gente está cansada de filosofías vacías que no conducen a nada; la gente está cansada de tantas mentiras y no tener resultados. La Iglesia es un organismo vivo que nace en los hogares cimentados por el Espíritu Santo y donde Cristo está presente.

Gracia y Paz sean a tu vida!