domingo, noviembre 22, 2009

PREPARADOS Y VESTIDOS PARA LA BODA

Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Más él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos. [MATEO 22:11-14]

Jesús responde a los dirigentes religiosos judíos sobre el rechazo que ellos harían al Mesías y su reino, les había presentado la parábola de los dos hijos y de los labradores malvados para graficarles esta verdad. Les plantea que aunque ellos eran los escogidos para ir al cielo debido a su rechazo, Dios llamaría a otros, “los gentiles”, las otras ovejas, los “injertados al olivo natural” o sea actualmente nosotros, lo que se conoce como “la iglesia gentil”. El tema de la gloriosa y divina celebración que habrá en el cielo cuando llegue la iglesia a la casa del Padre, es absolutamente claro y bíblico y además es la gran esperanza del corazón de cada cristiano. Dios ha preparado un lugar en la gloria para todos los que hemos creído y aceptado a Cristo, lo que los judíos rechazaron nosotros lo hemos recibido, lo que era para ellos lo disfrutaremos nosotros. Gozaremos en el cielo de una gloria, paz y felicidad incomparable y sin igual [Romanos 11:24] [Juan 14:2-3] [Apocalipsis 21:4]
Explicando la parábola:

En esta parábola Jesús muestra como un rey hizo fiesta de bodas a su hijo y envió a sus siervos a llamar a los “convidados a las bodas”, pero estos no quisieron venir. El rey tenía todo preparado; “todo está dispuesto”, pero ellos se negaron yéndose a sus negocios, a sus labranzas e inclusive mataron a algunos de sus siervos. Al oír esto el rey se enojó y los destruyó con sus ejércitos quemando sus ciudades [diáspora] el versículo 8 es emblemático “Entonces dijo a sus siervos: las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos” luego envió a sus siervos a llamar a los que no eran convidados, a los buenos y a los malos para que se llenara su casa. Al entrar a las bodas el rey vio a uno que no estaba vestido de bodas, ya que aunque ellos no eran los “convidados oficiales” al ser traídos a las bodas los vistieron de bodas, pero este no tenía la vestidura de boda, el rey lo echó de la casa “a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

La Biblia versión Católica Latinoamericana dice: “Y le dijo: Amigo, ¿Cómo entraste aquí sin traje de fiesta? Pero el otro se quedó callado”. Y la versión Vulgata Latina dice: “Y díjole: Amigo, ¿Cómo has entrado tú aquí, sin vestido de boda? Pero el enmudeció”. El silencio de este hombre da entender claramente que el rey no fue demasiado drástico o inmisericorde con él, sino que no podía lisa y llanamente estar en la boda sin estar vestido para tal ocasión. Se había “colado” o infiltrado en la fiesta como tantos que están en la iglesia cantando, escuchando la Palabra, recibiendo el amor de los hermanos sin estar vestidos de santidad y sin tan siquiera ser hijos de Dios; muchos fingen ser cristianos pero sus hechos lo niegan, algunos de ellos saben mucha Biblia, hablan muy bien la Palabra de Dios, otros predican y dan sus mensajes para confundir a la gente; otros enseñan doctrinas falsas para arrastrar tras sí a los débiles en la fe; otros tienen el ministerio de pedir dinero para saquear a la gente, algunos de ellos lloran para que la gente se compadezca y aflojen el dinero; pero son hijos del malo, que siembran cizaña, y ese es el ministerio de los hijos de Lucifer sembrar lo malo en las iglesias cristianas.

El tribunal de Cristo y las bodas del Cordero:

De toda la gama de actividades que se realizaran en el cielo una vez que la iglesia suba al tercer Cielo, hay dos principales: el tribunal de Cristo y las bodas del cordero. Al subir al cielo como muchas veces hemos enseñado antes de celebrar las bodas del cordero, debemos presentarnos primero en lo que se conoce como “el tribunal de Cristo” para rendir cuenta de lo que hicimos mientras estábamos en el cuerpo sea bueno o sea malo [1 Corintios 3:12-14] [Romanos 14:12] [1 Corintios 13:12-15] allí seremos recompensados o perderemos la recompensa [1 Corintios 4:1-5] [1 Juan 2:28] [Romanos 2:10] este aunque no será un tribunal para condenación, será un tribunal supremo y solemne que todo creyente debe enfrentar desde el más nuevo hasta el más antiguo [1 Pedro 4:17-18].
Luego del tribunal de Cristo comenzarán las llamadas bodas del cordero. Esta gran “fiesta” será el momento culmine de la redención, el solemne y glorioso momento de la unión mística de Cristo con su iglesia. Esta unión es siempre ejemplarizada como una gran boda. Jesús en la parábola de las 10 vírgenes dice que las que estaban preparadas entraron con él a las bodas [Mateo 25:10], el señor también enseñó que el siervo vigilante espera que su señor regrese de las bodas a buscarlo [Lucas 12:36]. Además esta parábola es muy similar a la parábola de la gran cena [Lucas 14:15-2] y se usa en ella prácticamente la misma enseñanza para plantear el rechazo de Israel al gran llamado de Dios. El señor Jesús dijo a los discípulos de Juan; “¿acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos?...” [Mateo 9:15] y Juan el bautista dijo en una ocasión; “El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo…” [Juan 3:29].
El Apocalipsis de Juan dice: “gocémonos y alegrémonos y demos gloria; por que han llegado las bodas del cordero” [Apocalipsis 19:7] y dice también: “…bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del cordero” [Apocalipsis 19:9]. Aquí en este libro escatológico y último del canon sagrado se revela claramente que mientras en la tierra existe para la humanidad impía y pecadora caos, juicios, ira divina y confusión, en el cielo no obstante, existe para los creyentes fieles a Cristo y a su santa Palabra gloria, fiesta, paz y celebración, cumpliéndose fielmente el plan divino de todas las edades.

¿Qué significa estar vestido de boda?

La parábola plantea el rechazo, la negación y expulsión de aquel que no estaba vestido de bodas, Dios lo desconoció lo trató solo de “amigo” [Mateo 7:21-23] y lo echó fuera del palacio real a las horrorosas tinieblas del infierno. Estar vestido de bodas simboliza un estado de preparación, de consagración a Cristo, un estado de santidad; “en todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza” [Eclesiastés 9:8]. La Biblia le llama estar vestido de lino fino, limpio y resplandeciente [Apocalipsis 19:8], estar vestido de vestiduras blancas [Apocalipsis 3:4-5], estar vestidos de Jesucristo [Romanos 13:14], vestidos como escogidos de Dios [Colosenses 3:12].

Cuando llegue aquel momento Él te preguntará cara a cara: ¿estás tú vestido para la gran boda? “Amigo, ¿Cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?”, tú tienes la respuesta.

domingo, noviembre 15, 2009

UN LLAMADO DEL ESPIRITU SANTO: EL AMOR


porque el amor de Dios ha sido derramado en nuetros corazones por el Espiritu Santo que nos fué dado" [Romanos 5:5]
Cuando oimos hablar de amor en la actualidad, no podemos evitar pensar el mal significado que este mundo ha dado a esta palabra. El amor, como tantas otras cosas buenas que Dios nos ha dado, ha sido confundido y su significado verdadero casi se ha perdido. La palabra amor se usa liberalmente en nuestra sociedad. Cuando hablamos, en ingles especialmente podemos usar frases como "I love that car" [yo amo ese carro], para querer decir que nos gusta ese carro. De este manera se confunde en si lo que es gusto y amor. El problema que tenemos es nuestro idioma es un tanto limitado cuando se trata de expresar ciertos palabras.


Las tres primera clases de Amor pueden ser experimentadas por el hombre natural, será un amor interesado y egocentrista. El amor "Agape" es el amor que está solamente en los creyentes y debe obrar en ellos tal como el de Dios. Es el mayor de todos los dones y debemos dejar que su efecto produzca los resultados que quiere producir. Este es el amor del cual se habla en: [Juan 3:16] [1Corintios 13] [1Juan 4:8, 16]. La Biblia nos insta a crecer y a abundar mas y mas en este amor. [1Tesalonicenses 3:12].

Amor, regalo de Dios para los que creen en El
Amor [Agape], una la palabra con mas profundidad que el mar y mas altura que los cielos. El amor [Agape y Filial] [1Tes. 4:9-10] debe ser parte del creyente, la fe, la esperanza, y el amor, estros tres; pero el mayor de ellos es el amor" [1Corintios 13:13]. Tal y como la fe es un ingrediente principal en la vida del creyente, el amor es también. Deben estas dos cualidades ir tomadas de manos en el corazón del cristiano pues de la misma manera que la fe es don de Dios [Efesios 2:8], el amor también lo es para con Dios y los hombres, "la esperanza no averguenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuetros corazones por el Espiritu Santo que nos fué dado" [Romanos 5:5]. El amor de Dios se manifesto sobre y para nosotros aún sin merecerlo. Porque en otro lugar dice "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amo, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo..." [Efesios 2:4-5].
De la misma manera en que nuestra relación con Dios y los demás debe estar basada en la fe [Hebreos 11:6], nuestra relación con Dios y los demás debe también estar basada en el amor. Pero como dijimos anteriormente, el Amor es el mayor.

Porque el Amor no dejará de ser
En [1Corintios 13:13] dice que están la Fe, la Esperanza y el Amor, pero el mayor de estos es el Amor. "El amor nunca deja de ser" [1Corintios 13:8]. Cuando venga lo perfecto [Cristo y su reino], no tendremos necesidad de tener mas fe "pues la fe es la convicción de lo que no se ve" [Hebreos 11:1]. No tendremos que tener mas esperanza pues nuestra esperanza bienaventurada es la venida de Cristo [Tito 2:13] y una vez llegada, ¿para que esperarla?. Pero el amor nunca dejará de ser. El amor no pasará porque "Dios es Amor" [1Juan 4:8;16]. Para que el amor deje de ser, Dios mismo tendría que dejar de ser y eso es imposible pues Dios es eterno. El es el Alfa y la Omega, El principio y el fin. [Isaias 41:4] [Apocalipsis 1:8].

Manifestacion de amor de Dios a Nosotros
Provee salvación: Muy distinto a las demás religiones, nuestro Dios es quien se acerca a nosotros y esto lo vemos claramente "Porque de tal manera amo Dios al mundo que dio a su hijo único, para que todo el que en el cree, no se pierda mas tenga vida eterna" [Juan 3:16]. Dios ofreció a su Hijo Jesucristo en propiciacion por nuestros pecados [1 Juan 4:10].
Nos hace sus hijos: El amor de Dios es mas grande que ningun otro. Es tal ese amor que nos amó cuando eramos pecadores y nos dio de su Espirtu [1Juan 4:13]. Nos ha hecho sus hijos [1Juan 3:1]. Nos ha hecho su familia [Efesios 2:18-19] [Romanos 8:14-16]. Solamente son hijos, familia y herederos aquellos que han recibido a Jesucristo como lo expone la Palabra. Por la fe en Cristo recibimos la salvación de parte de Dios y nos convertimos en sus hijos [Efesios 2:8-9].
Nos da vida: Dios nos ha dado vida juntamente con El [Juan 10:10]. Dios no solamente nos da vida sino nos da vida eterna.

Manifestación de nuestro amor hacia Dios
Es en respuesta a su Amor: Nuestro amor hacia Dios no es pura casualidad, es producto del amor que el tuvo por nosotros
Debemos amarle con todo nuestro ser: [Salmo 116:1-2] [Marcos 12:29-30]
Nos abre el camino para amar a nuestro projimo: El amor que nosotros ponemos hacia Dios, aún cuando este amor ha sido don de Dios para nosotros, nos pone en posicion de poder amar a nuestro projimo [Marcos 12:30-31].

Manifestación de nuestro amor hacia los demas
Es producto de nuestra relación con Dios: Si tenemos una buena relación con Dios entonces podremos tener una buena relación con los demas. Una relación vertical saludable es necesaria para tener una relación horizontal saludable. [1Juan 4:7-10].
El amor debe ser como asi mismo: El amor hacia nuestro prójimo debe ser un amor tal como el que sentimos por nosotros mismos. El amor debe comenzar desde nosotros e ir tocando todos los que estan a nuestro alrededor. Desde nuestra familia inmediata hasta los desconocidos mas lejanos. [Leviticos19:18].
Debe ser la imagen del amor de Cristo: El amor hacia nuestro projimo debe ser tal como el amor que Cristo tuvo por nosotros. Es un mandamiento " Amaos los unos a los otros , como yo os he amado" [Juan 15:12].

El amor es saludable; el amor que nosotros mostramos hacia nuestros familiares, hermanos y conocidos sirve de salud y bendición para sus vidas. Aún cientificamente se ha llegado a comprobar que el amor es necesario para la salud de los individuos.
Amados amaos los unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
[1Juan 4:7-8].

1. Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
2. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
3. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5. no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6. no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
9. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10. mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
13. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. [1Corintios 13:1-13].
El amor debe sentirse, debe practicarse y debe ser nuestro ejercicio espiritual del diario vivir; el amor es el que nos impulsa a vivir y hacer las obras de Cristo. Sin amor nada somos.
Que Dios nos bendiga!

En el idioma griego existen cuatro palabras que identifican las distintas clases de "amor".
"Eros"- El amor carnal amor es el amor erotico, puede existir en el matrimonio o fuera de el.
"Fileo"- Amor entre padres e hijos [filial].
"Storge"- Afecto tierno de amistad.
"Agape"- Amor de Dios. Connota sacrificio y es totalmente desinteresado.

jueves, noviembre 12, 2009

LA GENEROSIDAD DEL CRISTIANO

Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios; de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia. No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro [2 Corintios 8:1-9; 15].

Parece ser que la generosidad es un don, y efectivamente es un don. El Apostol Pablo nos ruega por las misericordias de Dios que presenteis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto tracional. En el capitulo 12 de Romanos, la liberalidad aparte de ser un don, es un deber cristiano. Es por eso que nos diferenciamos del mundo; un mundo egoista, donde mucha gente pasa necesidades, ninos pasando hambre, enfermedades por donde quiera, desnutricion por todos lados, y muchos lideres religiosos pensando en enriquecerse con el evangelio. Y cada vez se nota mas el egoismo de ellos; solo pidiendo para agrandar mas los templos, solo pidiendo para agrandar mas los altares, solo pidiendo para comprar mejores instrumentos musicales, solo pidiendo para mejores luces, solo pidiendo para mejores pulpitos; piden, piden, dinero, dinero y mas dinero.
Cuando compartimos generosamente lo nuestro con los demás, estamos demostrando gratitud y aprecio por las dádivas de Dios y ya no hay cabida para el egoismo.; tambien eso se llama negarse asi mismo, aunque Ud. no lo crea. El que siembra escasamente; también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará [2 Corintios 9:6].
El sembrar, no significa que Ud tenga que dar siempre la ofrenda a su iglesia; el sembrar tambien significa ayudar al necesitado, a las viudas, a los huerfanos, a los que padecen necesidad; la liberalidad y la generosidad se utiliza dentro y fuera de la iglesia; y no solo con los hermanos en Cristo, sino tambien con los del mundo; y ese es el mejor testimonio que podemos dar del inmenso amor de Dios.

La generosidad cristiana ha sido siempre un distintivo especial del creyente. El amor de Cristo y el impulso del Espíritu Santo son elementos que facilitan en el creyente la actitud dadivosa. Por cierto que uno de los resultados más sobresalientes del derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue este nuevo espíritu de generosidad ayuda voluntaria que caracterizó a la Iglesia primitiva. Durante el ministerio terrenal de Cristo, multitudes iban tras él viendo qué podían recibir. Ahora eran miles de creyentes los que se interesaban más en lo que pudieran dar. Esa actitud generosa se manifestaba con la misma intensidad hacia Dios y hacia los demás creyentes y necesitados. Los pobres entre ellos no tenían necesidad de sufrir las calamidades de la vida. Al mismo tiempo la obra de Dios contaba con todos los recursos humanos y materiales necesarios para seguir adelante.

Un llamado a la generosidad cristiana. [2 Corintios 8:1-7]

La generosidad de los macedonios: Cuando Pablo y Bernabé se reunieron con los apóstoles en Jerusalén y les presentaron los detalles del evangelio que estaban predicando entre los gentiles, aquellos les dieron su aprobación y les extendieron la diestra de compañerismo. Pero también les pidieron una cosa en especial: que Pablo y Bernabé se acordaran siempre de los necesitados. "Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer" [Gálatas 2:10]. Pablo demostró su preocupación por cumplir con esta recomendación cuando él y Bernabé trajeron, de parte de la iglesia de Antioquía de Siria, una ofrenda para los necesitados de Jerusalén, después de que les fue revelado por una profecía que habría una fuerte hambre en aquella región [Hechos 11:28-30]. Otra vez manifestó este mismo amor cuando solicitó de los corintios que levantaran una colecta de amor para los hermanos de Judea.
¿Por qué les escribió Pablo a los corintios acerca de la forma sacrificial en la que daban los creyentes de Macedonia?
Es muy probable que la petición presentada en [1 Corintios 16:1-2] haya sido pasada por alto por los corintios. En esa ocasión Pablo les había dado instrucciones de apartar algo cada primer día de la semana con este fin, de acuerdo a como Dios les hubiese prosperado. Pero es evidente que con tanto problema que empezó a surgir dentro y fuera de la iglesia, los corintios dejaron de practicar tales recomendaciones del apóstol. En cambio, las iglesias del norte, incluyendo a Tesalónica, Filipos y Berea, habían tomado la delantera en esto y ya estaban preparadas para enviar una buena ofrenda para los santos en Jerusalén.
¿Fueron más generosos los macedonios en sus ofrendas para los santos porque gozaban de mayor prosperidad que los de Corinto?
De ninguna manera. Según las informaciones que tenemos de parte de Pablo, los creyentes de Macedonia dieron en un tiempo bastante difícil, en medio de aflicciones y persecución. Pero había en ellos abundancia de amor, de tal manera que de la profunda pobreza en la que se encontraban dieron abundantes riquezas para ayudar a otros que estaban en mayores necesidades. Es más, Pablo ni siquiera tuvo que pedirles nada. Espontáneamente ellos dieron de acuerdo a la medida en que Dios los había ayudado, y aun más allá de sus limitaciones.
Aparentemente, el apóstol Pablo vaciló en aceptar una ofrenda tan grande de parte de un pueblo que estaba atravesando un período tan difícil en lo financiero. Pero ellos le suplicaron no solamente que recibiera esta ofrenda sino que también se hiciera partícipe con ellos en esta gracia de dar, llevando las donaciones y distribuyéndolas de la mejor manera entre los hermanos necesitados en Jerusalén.
El amor con el cual los macedonios habían ofrendado era solamente el resultado del hecho de que primero se habían entregado ellos mismos al Señor y a la obra de Dios que administraba Pablo y sus colaboradores. Lo que pasó fue que Dios había usado a Pablo de una manera muy especial para traer un avivamiento espiritual a las iglesias de Macedonia. La reacción de los creyentes a la predicación y las enseñanzas del apóstol fue una consagración personal a Dios. De la abundancia de su amor al Señor surgió esta generosidad que los motivó a dar abundantemente a pesar de la pobreza en la que se encontraban. Por otra parte podemos estar seguros de que no había ni sombra de egoísmo en su actitud para ofrendar. Debido a que primeramente se habían entregado ellos mismos al Señor, ahora estaban dispuestos a entregarlo que tenían para bendición de otros, sin esperar nada como recompensa de su actitud. Los creyentes de esas iglesias estaban rebosando de felicidad en Cristo y no podían hacer menos que rebosar también de deseos de dar para los necesitados.

Los capítulos 35 y 36 del libro de Éxodo nos dan un gran ejemplo de liberalidad en esto de dar para Dios y para su obra. En [35:5] Moisés apeló a corazones de los israelitas para que dieran una ofrenda voluntaria. La respuesta fue tan grande y espontánea versículo 29 que pronto le llegó a Moisés un informe en el que se le decía que el pueblo había traído más de lo necesario. Tan abundante fue la ofrenda del pueblo que Moisés tuvo que decirles que ya era suficiente y que no trajeran nada más [36:5-7]. ¿Qué pastor del día de hoy no quisiera solucionar los problemas económicos de su iglesia de la manera en la que le sucedió a Moisés en el desierto?
El pueblo se dio a sí mismo [tanto talentos como habilidades] a fin de que se construyera un lugar para adorar a Dios. No es de extrañarnos, pues, de que cuando se terminó la obra de construcción, "una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo" [Éxodo 40:34]. Cuanto poder tiene la generosidad.

Un desafío para los corintios: ¿Expresa el apóstol Pablo palabras de reproche o condenación contra los corintias por haberse descuidado en cuanto a la ofrenda que les había solicitado?
Por el contrario, sus palabras encierran expresiones de elogio por todas las cosas buenas que estos creyentes habían hecho. Sus palabras registradas en [2 Corintios 8:7] son elocuentes: "Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia." Las virtudes que se mencionan aquí son dones de la gracia de Dios en los cuales esta iglesia siempre había abundado. Ahora él hace uso de todo lo positivo para invitarlos a extender su esfera de acción y demostrar su amor no solamente por él que era quien les había ministrado el evangelio, sino también hacia otros creyentes que estaban pasando por necesidades en ese momento. Notemos que el dar como lo hacian los macedonios es considerado aquí como una gracia de parte del Señor.


La demostración de un amor genuino [2 Corintios 8:8-15]

La prueba del amor: El apóstol estaba conmovido al ver la generosidad y el amor de los creyentes de Macedonia. El deseaba que también los corintios reaccionaran de la misma manera. El no quería que estos creyentes dieran solamente porque él les estaba haciendo ver sus responsabilidades. Tampoco deseaba que se sintieran motivados a dar únicamente porque otros estaban dando. Lo que Pablo deseaba ver era que los hermanos de Corinto se sintieran impulsados a dar por una corriente profunda del sincero y genuino amor cristiano. Esta campaña de recolección de ofrendas para los santos de Jerusalén sería utilizada por él como un instrumento de prueba, como una demostración del amor que había en sus corazones.

El más grande ejemplo de amor que el mundo ha conocido es el que se verificó en el hecho consumado por Cristo Jesús cuando fue llevado a la cruz a morir por nosotros. Este amor de Cristo brotó de la pura gracia de Dios, una bondad inmerecida y concedida sin tomar en cuenta los méritos del pecador [Romanos 5:6-8]. Aunque Cristo era rico y ha disfrutado por la eternidad de todas las glorias del cielo, El se despojó de todo ello y se hizo pobre en extremo para poder tomar nuestro lugar. [Filipenses 2:5-8]. Para comprender esa clase de amor, basta notar el enorme contraste que hay entre las glorias eternas del cielo con la terrible pobreza y miseria en la que nació Jesús en un establo de Belén. Pero todo lo hizo para que a través de su extremada pobreza nosotros pudiésemos ser extremadamente ricos.
En su llamado a los corintios para demostrar su amor cristiano, Pablo hizo uso de varios argumentos.
En primer lugar, como ya lo señalamos, él hizo mención de la generosidad de las iglesias de Macedonia. Esos creyentes eran muy pobres y estaban pasando por momentos de tribulación, y sin embargo, dieron con toda liberalidad. En segundo lugar él hizo mención del ejemplo maravilloso de Cristo Jesús. La bondad de Jesús empezó a manifestarse en el cielo cuando se despojó de toda la gloria de la que estaba revestido. Pero su amor no dejó de manifestarse cuando entregó su vida para salvarnos, porque hasta hoy El sigue dándonos abundantemente desde la diestra del Padre. En tercer lugar el apóstol hizo mención de las virtudes que ya poseían los corintios y las cosas en las que ellos ya abundaban. Todo lo que había hecho era digno de elogios; solamente les faltaba poner en práctica ese espíritu de generosidad que es el resultado de la consagración y de la espiritualidad de los creyentes.

La palabra "enriquecidos" [2 Corintios 8:9] es la misma que encontramos en [1 Corintios 1:5]. Allí se dice que "en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia". De esta manera vemos con toda claridad que Cristo da al creyente riquezas abundantes en todas las cosas. Pero el mayor énfasis lo notamos en las cosas espirituales, los dones del Espíritu Santo y las demás virtudes que El nos confiere. La posesión de estas cosas es el resultado de la comunión que el cristiano mantiene con su Señor.
Esta relación, por supuesto, está basada en la fe. Esto mismo nos hace recordar que las riquezas de Cristo no están necesariamente limitadas al ámbito material ni pueden medirse analizando el grado de prosperidad temporal. De hecho, lo contrario quizá sea la verdad en esto. La Biblia registra el ejemplo de Moisés quien consideró que sufrir desprecios y reproches por Cristo [el Mesías] era de más valor que todos los tesoros y las incontables riquezas de los egipcios [Hebreos 11:26]. Es decir, Moisés captó una vislumbre de los planes y de las promesas de Dios para los suyos. Entendemos que por medio del Mesías, la verdadera simiente de Abraham, todas las familias de la tierra recibirían abundante bendición. Las promesas de Dios eran para él de más significado y valor que todas las cosas que había en Egipto. Este es un magnífico ejemplo para nosotros.

Un espíritu voluntario: ¿Qué tenía pensado Pablo cuando hizo que los corintios recordaran el ejemplo de Jesús quien se hizo pobre para que nosotros fuésemos enriquecidos?:
Pablo creía que sería muy beneficioso para los corintios no sólo participar en las ofrendas que se estaban recogiendo para los pobres sino también despertar en ellos la misma disposición que habían demostrado un año antes. La primera vez que el apóstol les habló acerca de esta ofrenda ellos manifestaron mucha alegría y parecían estar dispuestos a cooperar. Ahora los insta a que hagan realidad lo que deseaban hacer antes. En otras palabras, quería ver en ellos esa buena disposición y buena voluntad de dar parte de las cosas que Dios les había dado. Cuando hay voluntad de dar, lo importante es dar de lo que uno tiene, no de lo que no se tiene. Esto quiere decir que Dios no pone tanta atención en la cantidad de lo que uno da, sino en la actitud con la que se da.
El apóstol no tenía la intención de obligar a los corintios a quedarse escasos con tal de suplir las necesidades de los pobres de Jerusalén. Sólo deseaba que- hubiera igualdad. Ahora era oportuno que los corintios abrieran su corazón para suplir las más urgentes necesidades de los hermanos de Judea; ya vendría el momento en que los creyentes de aquellas regiones pudieran demostrar el mismo amor y dar de la misma manera. Dios suplió las necesidades de los israelitas en el desierto dándoles el maná del cielo. Pero en su providencia divina El les dio alimento en tal forma que aquellos que acapararon mucho no tuvieron exceso, y a los que recogieron poco no les faltó qué comer. [Éxodo 16:18]. Nosotros no sabemos cómo ocurrió esto en los días de Moisés. Pero sí vemos claramente que el apóstol esperaba que ocurriera lo mismo entre los cristianos de todo el mundo en cuanto a su manera de dar. Es decir, si Dios había permitido que los corintios tuvieran más era para darles la oportunidad de compartirlo con los de Jerusalén a quienes les faltaba. Quizá llegarla la ocasión en que, si a ellos les faltaba algo, Dios utilizaría a otros para que les suplieran de lo suyo.


Dios ama al dador alegre: [2Corintios 9:6-15]

La ley de la siembra y la cosecha: Pablo no les ordenó a los creyentes corintios que dieran una cantidad determinada. Por el contrario, esperaba que la liberalidad cristiana fuera una expresión de la gracia de Dios en ellos y del desarrollo de su carácter cristiano. Además, la ofrenda que dieran tenía que ser una consagrada expresión de la gratitud de ellos a Dios por todas las bendiciones dispensadas. Como un incentivo adicional él les hizo recordar la ley de Dios de la siembra y la cosecha. [Proverbios 11:24, 25]. La generosidad cristiana es bendecida de parte de Dios cuando se da un poquito más, cuando se va con el prójimo una segunda milla.
¿Qué otra característica debe haber en la generosidad cristiana?
Debemos dar según lo hayamos propuesto en nuestro corazón. Eso quiere decir que en lugar de responder emocionalmente a una petición en la iglesia o en una campaña, debemos analizar cuidadosamente el propósito de la ofrenda que hemos de dar y las necesidades que dicha ofrenda va a suplir. Además debemos considerar bien nuestra capacidad para ofrendar. La Biblia también nos enseña que el hombre que no se preocupa en proveer lo necesario para el bienestar de su familia es peor que un incredulo. [1Timoteo 5:8].
Cuando el creyente da, previa consideración cuidadosa de lo que ha de dar, jamás tiene que lamentar o entristecerse por lo que ha hecho. Los padres no ayudan a sus hijos de mala gana o con dolor. Ellos reconocen las necesidades de su hijo y hacen lo posible por suplirlas sin quejarse de ello. De la misma manera, el creyente que está consciente de las necesidades de la obra del Señor y da para ella sin murmuraciones.
Esto significa que nuestras ofrendas no deben provenir de la presión o a fuerza de la necesidad. Algunos ofrendan solamente porque ven que otros lo hacen y piensan que se vería mal si ellos no hicieran lo mismo. Otros dan porque lo consideran un deber del que no pueden escapar, o algo así como el pago de los impuestos. Pero Dios quiere que nuestras ofrendas sean voluntarias y espontáneas. [Éxodo 25:2].
Es más, Dios ama al que da con alegría. Nadie experimenta la gracia de generosidad cristiana hasta que llega al punto de regocijarse al ofrendar. A Dios le agrada ver felices a los creyentes cuando ofrendan. Lo que busca el Señor en nosotros es que nuestra ofrenda se dé con un espíritu de adoración, colmado de gozo. [Romanos 12:6, 8].

Todos conocemos a creyentes que se han consagrado a Dios con todo lo que tienen, menos su billetera. Cuando estos hermanos dan su ofrenda lo hacen debido a la presión que pesa sobre ellos, y dan la menor cantidad posible.
Nuestra actitud hacia el sostenimiento financiero de la obra del Señor dice mucho sobre nuestro carácter cristiano y nuestra devoción a Dios.

La superabundante gracia de Dios: ¿En qué sentido el dar es un privilegio y por qué debemos regocijarnos en ello?
En primer lugar el ministerio de dar nos concede la oportunidad de confiar en Dios. Al dar tenemos que confiar en que el Señor ha de suplir nuestras necesidades y así aprendemos por experiencia que la gracia y las bendiciones del Señor son ilimitadas. El puede hacer que abunde en nosotros todo lo necesario para que podamos abundar en toda buena obra. Es decir, si realmente queremos servir a Dios y saciar las necesidades de los que sufren, el Señor nos concede abundante gracia y poder para que lo hagamos.
Por otra parte veremos que la generosidad cristiana hará que aquellos que son beneficiados por ella alaban a Dios. De esta manera el mundo se dará cuenta de que los cristianos estamos sujetos a las enseñanzas del evangelio de Cristo. Al mismo tiempo nuestro corazón generoso es un testimonio de nuestra gratitud a Dios por sus bendiciones.
Finalmente, la generosidad cristiana que satisface las necesidades de los demás creyentes es una manera correcta de expresar nuestro agradecimiento a Dios por su don inefable.
¿Cuál es el "don inefable" de Dios? El regalo inexplicable de Dios es el que se presenta en [Juan 8:16], el don del Hijo unigénito de nuestro Dios. Si El nos amó tanto, al grado de dar a su único Hijo, ¿qué más podemos hacer nosotros sino dar todo lo que somos y lo que tenemos para Dios y para el desarrollo de su obra? [1 Juan 4:19]. La mejor manera de mostrar nuestro amor a un Dios que nos amó a nosotros primero es dando en forma sistemática, premeditada, voluntaria y llena de alegría. [Mateo 25:34-40].

La verdadera generosidad cristiana es el resultado de una vida cristiana con fiel testimonio del amor de Dios en nuestras vidas. Esta actitud no proviene de la matemática ni de la filosofía personal, sino del amor de Dios que fluye de lo profundo del corazón. Cuando se ha consagrado por completo a Dios esta manera de dar es espontánea y el Espiritu Santo nos da gracia para que el mundo vea que somos diferentes y que Cristo ha hecho un cambio.

Que la bendicion de Dios este siempre en nosotros! Amen.

sábado, noviembre 07, 2009

AMOR AL PROJIMO

Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo [GALATAS 5:14].

La parábola del buen samaritano es una historia querida y conocida que habla de cómo tratar al prójimo. Según la interpretación habitual, el hombre que fue golpeado y robado es el prójimo, y el prójimo se define como cualquier persona que necesita ayuda.
Pero parece que Jesús puso más énfasis en el hecho de que el prójimo fue el que ayudó a la víctima. Después de contar la parábola, Jesús le pregunta al abogado escéptico: "¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?" [Lucas 10:36]. El prójimo es el que tiene compasión de la persona necesitada y le ayuda. Así que la pregunta es:

¿Como actuamos con nuestro projimo?


I]. El mandato de amar a otros [Levítico 19:13,18,33,34]; [Mateo 22:37-40]

A. Tratando al prójimo como a uno mismo

El pasaje en Mateo nos hace entender que aun cuando las estrictas reglas de la Ley estaban en pie, el principio fundamental de la vida para el seguidor de Dios, era el amor divino. La ley no fue escrita para el hombre justo, sino para los "transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos..." [1 Timoteo 1:9].
Traten al extranjero "como a un natural de vosotros" Moisés les dijo a los israelitas. Tal mandamiento era demasiado para un israelita, quien sabía que su propio pueblo era escogido por Dios. Los gentiles alrededor de ellos eran paganos. El mandamiento demuestra que Dios nunca quiso excluir a los que no eran judíos de tener comunión con El. Fueron los judíos quienes pensaron que ellos eran los únicos que recibirían la misericordia de Dios. Por lo tanto, creían que sólo ellos eran dignos de recibir privilegios especiales.
Pregunta: ¿Por qué debían los israelitas tratar a los extranjeros [los gentiles] mejor de lo que los extranjeros los habían tratado a ellos?
Los israelitas debían tratar bien a los extranjeros porque:

1] los israelitas habían sido extranjeros en Egipto y sabían bien lo que era quedar excluidos, y
2] el Señor era su Dios. Puesto que Jehová es un Dios de amor y compasión, su pueblo debía mostrar los mismos atributos. El mandamiento de amar a otros todavía está vigente hoy.
Si el cristiano ama como Dios quiere y con la plenitud del Espíritu Santo para amar, naturalmente guardará los mandamientos y las limitaciones de Dios concerniente al trato de los demás. El que sinceramente ama a su prójimo no lo oprimirá ni le engañará, no le pagará mal por mal y no guardará ningún rencor contra él.

B]. Dos grandes mandamientos

Estos mandamientos de amar a Dios y amar al prójimo son inseparables. El amor por los demás depende de nuestro amor a Dios; y nuestro amor a Dios se demuestra por nuestro amor por los demás [1 Juan 4:20 al 5:2]. Sin embargo, los dos mandamientos son distintos.
Amar a Dios, como lo describe el Nuevo Testamento, no es algo normal para el hombre. La naturaleza con que nacimos nos hace enemigos de Dios [Lucas 19:11-14]; [Juan 3:20]; [Romanos 5:10]; [Colosenses 1:21]. Amar a Dios como Jesús manda en [Mateo 22:37] [Deuteronomio 6:4,5] debe ser la respuesta del hombre al amor que Dios tiene por él. Dios ama a todo el hombre: su corazón, su alma y su mente. Por lo tanto, se espera que el hombre ame a Dios con todo su ser.
El amor por los demás depende del amor que Dios nos mostró a nosotros de antemano. `Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros» [1 Juan 4:11]. El amor del cristiano por los demás refleja el amor de Dios por nosotros. El Espíritu Santo es el que hace que el amor de Dios por nosotros se convierta en amor por otros [Gálatas 5:22].
Pregunta: ¿Cree usted que Dios espera que amemos a nuestros prójimos aun cuando es difícil amarlos? Si es así, ¿cómo la hacemos?
[Romanos 5:5] nos presenta otra forma de demostrar el amor de Dios por otros a través de nosotros. Dios no espera que amemos a otros sin su ayuda. El amor con que amamos a los demás es en verdad el amor de Dios que rebosa en nuestros corazones para contagiar a otros. Es el amor de Dios visto a través de nosotros. A través de la oración, Dios nos da amor por otros cuando nos resulta imposible amarlos sin su ayuda.

II]. Compasión por todos [Romanos 1:14]; [Gálatas 6:9,10]

A]. Pagando una deuda

Pregunta: ¿Qué quiso decir Pablo en Romanos 1:14 cuando dijo que era un deudor? ¿Acaso somos deudores como Pablo?
Así como el amor de Dios se recibe para demostrarlo a los demás, también la comisión de predicar el evangelio a toda criatura fue para Pablo una deuda que le debía a cada hombre, mujer y niño. No le importaba de qué nacionalidad o cultura fueran sus oyentes.
Los "sabios" y "no sabios" son otra forma de decir "griegos" y "no griegos". Pablo quería que toda persona, sin importarle su nacionalidad o educación, escuchara la Palabra de Dios. Pablo les estaba escribiendo a los griegos, cuya civilización había dado al mundo muchos logros intelectuales y artísticos. Al mismo tiempo, quiso informarles que él también tenía el deber de llevar el evangelio a otros pueblos, "a los no griegos". Aunque "no griegos" se define como razas no civilizadas, Pablo usó el término para decir, a otros además de griegos. Pablo pudo haber incluido a los "ricos" y a los "pobres", a los "fuertes" y a los "débiles", a los "jóvenes" y a los "ancianos". De cualquier manera que se clasificaran, Pablo les debía la oportunidad de escuchar el mensaje del evangelio.
Tal es el espíritu misionero que todavía palpita en los corazones de creyentes dedicados. Ya sea ir en persona con el mensaje, ya proveer las finanzas para que otros vayan, la obligación aún esta presente. Así como a Pablo se le había encargado predicar el evangelio a otros pueblos, a nosotros se nos ha encargado la misma tarea. Les debemos el evangelio a los perdidos. En verdad, es una deuda que debe pagarse.

B]. Haciendo lo bueno

Hacer el bien puede ser un trabajo agotador. Es fácil desanimarse, perder interés en nuestra tarea, o aun 'fiarse por vencido. El incentivo para hacer el bien es esencial.
En [Gálatas 6:9], Pablo proveyó el incentivo en su selección de comparaciones. Hacer el bien es semejante a la siembra del grano en el campo. No veremos los resultados de la siembra inmediatamente, pero "a su tiempo segaremos, si no desmayamos».
Si el sembrador se cansa de tirar la semilla y sólo siembra la mitad del campo, sólo cosechará la mitad. Si queremos una cosecha completa de buenas obras, debemos sembrar y tener paciencia como el sembrador que espera el "precioso fruto de la tierra" [Santiago 5:7]. Muchos cristianos son como los niños: quieren sembrar la semilla para luego cosecharla ese mismo día.
Pregunta: ¿Qué será nuestra cosecha si no nos cansamos de sembrar buenas obras?
Pablo no especificó qué cosecha recibiría el creyente si fielmente seguía sembrando buenas obras. Pero sabemos que las buenas obras, hechas como para el Señor, producirán una buena cosecha. Pueden traer consuelo y alivio a la gente necesitada. Pueden causar que un pecador acepte a Cristo como su Salvador; puede ser una cosecha que trae noticias de gran gozo al cielo y al que cosecha. Hacer buenas obras puede detener el deterioro moral de la sociedad, y hacer que nuestras comunidades sean mejores lugares para vivir [1 Timoteo 2:1-4]. Al final, el cielo recompensará al que hace buenas obras por el fiel servicio que hizo en la tierra.
El bien que debemos hacer a toda persona se cumple por medio de la obra del Espíritu Santo en nosotros. Sólo al tener una relación vibrante con el Señor podrán nuestras vidas producir mucho fruto que permanecerá por la eternidad.
La exhortación de hacer el bien es más específica al final de [Gálatas 6:10] "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe." Mientras es nuestro deber hacer el bien a todos, estamos obligados a hacer el bien y bendecir a los hijos de Dios y a los hermanos en la fe. La frase, "a todos" indica que el amor cristiano no tiene limitaciones. La mención de "la familia de la fe" sirve para reiterar que la prioridad del amor cristiano es suplirlas necesidades de otros creyentes.
Es lamentable cuando el mundo ve que el creyente carece de las necesidades básicas. Tales circunstancias parecen sugerir que Dios no es capaz de cuidar a su pueblo. Pero en realidad, mucho del cuidado de Dios por nosotros se ha delegado a otros cristianos. Nuestra compasión debe extenderse hacia todos los que influyamos, más aun a otros creyentes, demostrándoles nuestra firme dedicación a la ley del amor. A medida qué suplimos las necesidades de otros creyentes, también estaremos creando un ambiente que atraerá a otros a la familia de Dios.

III]. Demostrando amor [Romanos 13:8-10]

A. El amor y la ley

Pregunta: ¿Es cierto que el mandato de no deber nada a nadie significa que toda persona que compra una casa con dinero prestado está violando las instrucciones bíblicas?'
En una parábola, Jesús habló de un rey que perdonó una deuda de 10.000 talentos a un siervo que luego rehusó perdonar la deuda de 100 denarios a otro siervo. En ninguna parte denuncia Jesús el hecho de que había una deuda. "No debáis a nadie nada" podría explicarse como: "Uno no debe rehusar pagar sus deudas para estar al corriente."
El verdadero énfasis de Pablo no estaba en la deuda monetaria. Al llamar la atención al concepto de deudas, quiso hacer hincapié en el gran deber que tiene cada creyente de amar a otros. Con el tiempo, el cristiano debe cancelar toda deuda monetaria, pero la gran deuda de amar a otros siempre debe continuar. Jamás llegará el momento en que ya no se necesita amar.
El que ama a los demás ha cumplido con la ley [v. 8]. Todos los mandamientos sobre las relaciones entre personas se resumen en un solo mandamiento: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" [v. 9]. Si verdaderamente amas a una persona, jamás querrás matarla o adulterar con su cónyuge, tampoco robarás su bolsillo, mentirás o codiciarás sus bienes. Así que, el amor cumplirá la Ley, no destruyéndola, sino guardando cada mandamiento de la Ley, motivado por el amor más bien que por el deber.

B]. El resumen de todos los mandamientos

Pregunta: Si alguien desobedece los mandatos de Dios, ¿de qué carece?
Ya se ha dicho que el amor cumple la ley en forma positiva, proveyendo la motivación positiva para obedecer los "no harás" de la ley. Una verdad relacionada con esto debe notarse: Desobedecer cualquier mandato de Dios es evidencia de que el amor que Dios requiere no está presente.
El amor no hace daño al prójimo. Un comentario perfecto sobre esta verdad se encuentra en otro pasaje inspirado por el Espíritu y escrito por Pablo: [1 Corintios 13]. El amor es sufrido con el prójimo, y benigno. No es jactancioso ni se envanece, sino que pone al prójimo primero [v. 4]. El amor no busca lo suyo, sino el bien de su prójimo [v. 5]; hasta se olvida de sí mismo, y piensa sólo en el bienestar de los demás. No se irrita con su prójimo, y desea el bien antes que el mal para los demás [13:5]; cree lo mejor de su prójimo en vez de lo peor.
La suma de todos los mandamientos que tratan con la forma en que nos llevamos con los demás se resume en una palabra: AMOR. Demostrar este amor cumple con toda la Ley.
Aplicación
Es difícil que nuestro amor a Dios sea tal que nunca desobedeceremos sus mandamientos. Por lo que conocemos de nuestros sentimientos, emociones y reacciones, parece imposible alcanzar o manifestar un amor perfecto. Pero Dios sabe que no podemos lograrlo. Es una obra de gracia, una obra del precioso Espíritu Santo. Dios ha prometido cumplir esa obra en nosotros, si se lo pedimos y permitimos que lo haga.
Aunque la obra es completamente de Dios, no estamos absueltos de toda responsabilidad. No podemos culpar a Dios si no vemos su amor demostrado en nuestros corazones. Cuando vemos imperfecciones en ese amor que demostramos, sólo podemos culparnos a nosotros mismos y a nadie más. No hemos permitido que Dios haga todo lo que El quiere hacer en nosotros.
Haga un voto de cumplir con su obligación de permitir que el Espíritu Santo desarrolle en usted una medida plena de su fruto. Ore específicamente que ese amor perfecto sea formado en su vida. Habrá momentos cuando parece que Satanás está multiplicando sus esfuerzos para impedir que usted sea transformado a la imagen de Cristo. Pero crea, la obra de Dios siempre está progresando.
Tambien debemos poner de nuestra parte; al mismo tiempo que le está pidiendo a Dios que cumpla en usted su obra, empiece a orar por el prójimo. La oración de intercesión consiste en orar por los demás. Al pedirle a Dios que lo bendiga y prospere en forma física, material, y espiritual - notará que la obra del Espíritu Santo en usted le hará amar más a su prójimo.
Que el Senor Jesus y el poder del Espiritu Santo nos ayude con nuestros projimos!