domingo, diciembre 01, 2013

EL ECUMENISMO: Una alianza engañosa





[2Corintios 6:17-18] Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

El concepto de separación es fundamental para la relación de Dios con su pueblo. Según la Palabra de Dios, la separación implica dos dimensiones: Una negativa y la otra positiva.

1]- La separación moral y espiritual del pecado y de todo lo que es contrario a Jesucristo, a la justicia y a la Palabra de Dios.

2]- Acercarse a Dios en estrecha e íntima comunión mediante la consagración, la santidad, la adoración y el servicio. La separación en ese doble sentido da como resultado la relación en la que Dios es el Padre Celestial que vive con los creyentes y es su Dios, y ellos son sus hijos [2Co 6:16-18].

¿QUÉ ES EL ECUMENISMO?

El término “ecumenismo” proviene del latín, “oecumenicus” y del griego, “oikoumenikos” y éste a su vez de “oikoumenē”, y significa “lugar o tierra poblada como un todo”. El término ya era usado en el Imperio Romano para referirse a la totalidad de las tierras conquistadas. Sin embargo, en la literatura de la época romana el término tenía un significado político-imperial que superaba el sentido geográfico: implicaba “el mundo como unidad administrativa, el Imperio Romano”.

Ecumenismo es la tendencia o movimiento que busca la restauración de la unidad de los cristianos, es decir, la unidad de las distintas confesiones religiosas cristianas “históricas”, o que se dicen ser cristianas separadas desde los grandes cismas. Si bien el término “oikoumenē” se utilizó desde los tiempos del Imperio Romano para expresar al mundo como unidad, en la actualidad la palabra “ecumenismo” tiene un significado eminentemente religioso, y es usada primordialmente para aludir a los movimientos existentes en el seno del cristianismo cuyo propósito consiste en la unificación de las diferentes denominaciones cristianas, separadas por cuestiones de doctrina, de historia, de tradición o de práctica. Por otra parte, la búsqueda de cooperación entre diferentes religiones (tanto entre las religiones abrahámicas, judaísmo, cristianismo e islam; como con otras) se llama diálogo interreligioso.

En el sentir de numerosas “personalidades cristianas” del último siglo, el ecumenismo constituye un camino de superación de las divisiones entre los cristianos, en orden al cumplimiento del mandato de Cristo: “Que todos sean uno” [Juan 17:21].

Es necesario meditar en esto: Hay una mal interpretación de este texto por parte de las religiones; Cristo se refería a la unidad de la FE, dentro del reino de Dios y después de haber nacido de nuevo de todos los creyentes en Cristo; en otras palabras, la unidad de todos los hijos de Dios en Jesucristo y la comunión con el Padre. “Que todos sean uno” en propósito y en comunión unos con otros, así como lo son Jesús y el Padre. La Palabra de Dios es estricta en este sentido y nunca se debe tomar como interpretación privada, ni acomodarla para fines egoístas.


I- EL PUEBLO DE ISRAEL Y LAS ALIANZAS

A]- [Éxodo 23:23-24] Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir. No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.

En el Antiguo Testamento la separación era un requisito constante para el pueblo de Dios. Dios exigía de su pueblo que fuera santo, diferente y separado de todos los otros pueblos, a fin de pertenecer a Él como pueblo escogido. Una de las principales razones por las que Dios castigó a su pueblo con el exilio en Asiria y Babilonia fue su persistencia en acomodarse a la idolatría y el estilo de vida de las naciones circunvecinas; en otras palabras, no obedeció a la voz del Ángel de Jehová.

Dios mandó que su pueblo no adoptara las religiones (ecumenismo) ni se conformara a las normas morales de las sociedades que lo rodeaban. Israel dejó de acatar por completo ese requisito y como resultado no fueron protegidos por el Señor. Bajo el Nuevo Pacto, los creyentes que se amoldan, adoptan y se adaptan a las costumbres del mundo también perderán las promesas y la protección de Dios. No se pueden tener las bendiciones y la presencia de Dios y al mismo tiempo participar y enredarse en los caminos pecaminosos del mundo y de otras religiones [2Co 6:16-18].

B]- [Levítico 11:44] Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.

Se dieron las instrucciones en cuanto a los alimentos limpios e inmundos por razones de salud, pero también como normas para ayudar a los israelitas a seguir siendo un pueblo separado de la sociedad impía que los rodeaba [Dt 14:1-2]. Esas instrucciones dietéticas ya no son obligatorias para los creyentes del Nuevo Testamento, ya que Cristo cumplió su significado y propósito [Mt 5:17]; [Mt 15:1-20]; [Hch 10:14-15]; [Col 2:16]; [1Ti 4:3]. Pero en la actualidad son válidos los principios comprendidos en esas instrucciones. Hoy los seguidores de Cristo deben distinguirse de la sociedad que los rodea al comer, beber y vestirse a fin de glorificar a Dios en su cuerpo [1Co 6:20]; [1Co 10:31], y al rechazar todas las costumbres sociales impías de los incrédulos. Deben ser “santos en toda la manera de vivir” [1P 1:15]. El énfasis detallado en la limpieza ritual ponía de relieve la necesidad de la separación moral, en pensamiento y obra, del pueblo de Dios del mundo circundante [Éx 19:6]; [2Co 7:1]. Todos los aspectos de la vida deben ser regulados por la voluntad de Dios [1Co 10:31].

C]- [Deuteronomio 7:1-4] Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza (ecumenismo), ni tendrás de ellas misericordia. Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto.

Cualquier relación íntima o estrecha con las personas del mundo destruirá finalmente la separación y santidad del pueblo de Dios. Tales asuntos como el que se casen los creyentes con los incrédulos o la estrecha amistad con ellos pudieran apartar a los creyentes de seguir a Dios [2Co 6:14]. En la historia quedaba totalmente prohibida la relación o alianza con los pueblos idólatras al cual Dios los había entregado. El mandamiento de Dios para su pueblo era destruir totalmente a las naciones idólatras, no emparentar con ellas ni tener misericordia. El pueblo de Israel, tipología de la iglesia de Cristo; sirve de ejemplo cómo debe andar y comportarse con las naciones, y cuál debe ser su proceder con las alianzas. Hoy el ecumenismo religioso está calando fuerte en los corazones de los creyentes en Cristo y muchos líderes y maestros cristianos están cayendo en el famoso ecumenismo religioso haciendo alianzas con otras religiones y acomodando lo que no tienen que acomodar, lo cual les está terminantemente prohibido.

D]- [Esdras 9:2] Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.

El supremo llamamiento de Israel era el de ser un pueblo santo, apartado y que no se contaminara con las naciones circunvecinas [Éx 19:6]; [Is 6:13]; [Mal 2:15]. Ellos debían ser un pueblo especial para Dios, que reflejara su persona y santidad en tanto que se apartaban de las costumbres inmorales de los que no pertenecían a Dios [Dt 7:1-11]. A los creyentes neotestamentarios también se les llama a separarse del mundo [2Co 6:14-18]. Los que confiesan a Jesucristo como su Señor deben ser una nación santa [1P 2:9-12], consagrada a hacer la voluntad y la obra del Padre. Eso indica que un creyente lleno del Espíritu Santo llevará una vida recta y separada en comunión con Dios [1Co 6:11], viviendo de una manera que se distingue de esta perversa generación [Hch 2:40], el creyente verdadero siempre cuidará de cumplir la voluntad de Dios como verdadero hijo de Dios [Ro 8:13-16].

Hoy en día nos enfrentamos con un grave problema que afecta a la Iglesia, que es la apostasía, y la apostasía como incredulidad lleva a las alianzas con otras religiones (ecumenismo), y el mezclarse con otras religiones trae, serias consecuencias.



II- CONSECUENCIAS DE LAS ALIANZAS


[2Reyes 15:29] En los días de Peka rey de Israel, vino Tiglat-pileser rey de los asirios, y tomó a Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa, Cedes, Hazor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó cautivos a Asiria.

La invasión de Tiglat-pileser III de Asiria (733 a.C) representó la primera etapa del cautiverio de Israel en el exilio. Los que vivían en las regiones del norte y del oriente de Israel fueron trasladados desde su tierra natal hasta Mesopotamia [2R 16:5-9]; [2Cr 28:16-21]; [Is 7:1-17]. Este principio del fin del reino del norte se produjo como resultado del juicio de Dios por el continuo pecado de ellos, la idolatría y las alianzas con las naciones. Samaria, la capital del reino del norte, fue tomada once años más tarde [2R 17:6].

Bajo el reinado de Acaz, Judá cayó en una época sombría de caos y corrupción espiritual. La apostasía alcanzó tal profundidad que el rey mismo practicaba la costumbre religiosa pagana de sacrificar a los hijos en el fuego a los dioses paganos [Lv 18:21]; [2Cr 28:3]; [Jer 19:5].

En (722 a. C) después de doscientos diez años de idolatría, rebeldía espiritual y corrupción moral, Dios decretó la caída definitiva y el exilio de la nación de Israel (las diez tribus del reino del norte). El inexorable avance de la maldad entre el pueblo de Dios había llegado a un punto sin retorno. Se había llegado al colmo de la iniquidad. El único recurso de Dios era un juicio que desintegrara la nación; sólo se dejó un remanente creyente y fiel para que experimentara el cumplimiento de las promesas de Dios [Ro 9:27].

En [2R 17:7-41] El Espíritu Santo da las razones teológicas y morales por las que Dios causó la caída de su redimido pueblo del pacto y los quitó de delante de su rostro. Ellos olvidaron el amor y la gracia de Dios, manifestadas en su liberación de Egipto. Sirvieron a los dioses de las sociedades paganas que los rodeaban, pensando que ellos les proporcionarían éxito, bienestar y dirección [Col 3:5]. Adoptaron las costumbres y el estilo de vida del mundo impío; rechazaron a los profetas de Dios y su mensaje de justicia [Hch 7:51]; se rebelaron abiertamente contra la revelación escrita y el pacto de Dios; y se entregaron al espiritismo, ocultismo  y a toda clase de inmoralidad. Este mensaje advierte a todo el pueblo de Dios bajo el Nuevo Pacto [1Co 10:1-12]. Dios quitará de su reino a todos, tanto individuos como iglesias, los que dejan de esperar fielmente en su Palabra y su amor. Los resultados de abandonar a Dios son juicio, ruina, sufrimiento y finalmente, “rechazo” [Ap 2:5]; [Ap 3:15-16].

Israel aceptó muy rápidamente la manera de vivir y las normas de los que no eran pueblo de Dios. Aunque la separación de las naciones era uno de los requisitos fundamentales de Dios para Israel [Lv 18:3,30]; [Dt 12:29-31]; [Dt 18:9-14], en vez de eso el pueblo adoptó costumbres paganas de las naciones que lo rodeaban. Los israelitas adoraban deidades astrales y otros dioses porque creían que tales dioses les proporcionarían una vida mejor, en otras palabras, mayor prosperidad, fertilidad, salud, placer, bienestar, éxito y seguridad [Jue 2;13], por eso Pablo le llama idolatría a la “avaricia” [Col 3:5]; Jesús mismo afirma que aspirar a la prosperidad y a la riqueza como meta de la vida, es incompatible con el servicio a Dios [Mt 6:24]; [Ef 5:5], hoy en día escuchamos diferentes evangelios que se construyen en la codicia, la idolatría y el endiosamiento de los hombres. El Israel de antaño y gran parte de la Iglesia de hoy se parecen mucho; van tras las alianzas (ecumenismo), van tras los baales, van tras los dioses, tras los ídolos, riquezas, fama, dinero, éxito; y gran parte de ella, se ha convertido en una iglesia prostituta, adúltera y fornicaria.

Conformarse a la manera de vivir del mundo es uno de los grandes peligros que enfrenta el pueblo de Dios en cada generación y cultura [Ro 12:2], por no caminar y escuchar la voz del Espíritu, y por no renovar el entendimiento constantemente en la voluntad de Dios.


III- LA IGLESIA DE CRISTO Y LAS ALIANZAS (Ecumenismo)

[1Pedro 2:9] Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Jesús determinó que debía haber una sociedad nacida de nuevo compuesta por sus seguidores para anunciar el evangelio a la humanidad perdida en el pecado y condenada a la perdición eterna. Jesús dio autoridad y poder a sus seguidores para ejercer un ministerio en beneficio de los pecadores y perdidos, y trabajar como Él lo hizo para el engrandecimiento del Reino de Dios. Cristo no designó una organización alguna o algún plan para el gobierno, o alguna administración de recursos humanitarios; Cristo hizo algo mucho más grande que lo mencionado anteriormente; Cristo dio vida a un organismo formado por sus “discípulos nacidos de nuevo” llamándolos para que se congregaran a su alrededor y reconocer a Aquel que es la Cabeza del Cuerpo. Le comunicó a dicho organismo durante su ministerio terrenal, su propia vida, su propósito, su anhelo y su comisión. Cristo dio su vida en el madero por ese organismo llamado “Iglesia”.


¿Qué es la Iglesia?

El vocablo griego neotestamentario para describir la iglesia es “ekklesia” que significa “asamblea de llamados”. Estos términos se aplican:

1]- Todo el cuerpo de cristianos “nacidos de nuevo” de una ciudad [Hch 11:22]; [Hch 13:1].

2]- A una congregación [1Co 14:19,35]; [Ro 16:5].

3]- Al cuerpo todo de creyentes de la tierra [Ef 5:32].

La iglesia es entonces una compañía de personas “nacidas de nuevo” llamadas del mundo, apartadas de él y de su sistema, que profesa y promete lealtad y santidad al Señor Jesucristo. La Iglesia como Cuerpo de Cristo, Templo de Dios y Esposa de Cristo; no puede contaminarse con otras religiones, ni hacer alianzas con otros grupos o movimientos religiosos, ni adoptar, ni adaptarse a los modos, modas ni ideas que perjudiquen u opaquen el verdadero llamado de Dios.


ILUSTRACIONES DE LA IGLESIA:

A]- EL CUERPO DE CRISTO:


El Señor Jesucristo dejó esta tierra hace más de diecinueve siglos; pero todavía vive en el mundo. Al expresarnos así, significa que su presencia se manifiesta en la iglesia, “la cual es su Cuerpo”. De la misma manera que vivió su vida natural en la tierra, en un cuerpo humano, individual, así también vive una vida mística en un cuerpo tomado de la raza humana en general. El cuerpo humano es uno, y sin embargo, está compuesto de millones de células vivas; de igual manera, el cuerpo de Cristo es uno, y está compuesto de millones de seres “nacidos de nuevo”. De la misma manera que el cuerpo humano es vigorizado por el alma, así también el cuerpo de Cristo es vigorizado por el Espíritu Santo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos BAUTIZADOS EN UN CUERPO, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu [1Co 12:13].

B]- EL TEMPLO DE DIOS:

Un templo es un lugar en el cual Dios, que habita en todas partes, se localiza a sí mismo en un lugar particular donde la gente lo puede encontrar siempre [1Pedro 2:5-6]. De la misma manera que Dios habitó en el tabernáculo y en el templo, [Éxodo 25:8]; [1Reyes 8:27], así también Él vive ahora, por su Espíritu, en la iglesia [Efesios 2:21-22]; [1Co 3:16-17]. En este templo espiritual los creyentes, en calidad de sacerdotes, ofrecen sacrificios espirituales, sacrificios de oración, alabanza, adoración y buenas obras; y nunca debe contaminarse con la idolatría de otras religiones y nunca debe adoptar las maneras de los pueblos mundanos.

C]- LA ESPOSA DE CRISTO:

Esta es una ilustración empleada tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, para representar la unión y comunión de Dios y su pueblo [2Co 11:2]; [Ef 5:25-27]; [Ap 19:7]; [Ap 22:17]; [Ap 21:2]. Debe recordarse que se trata solo de una ilustración, y no se debe ir demasiado lejos con la comparación. El propósito de un símbolo es iluminar un lado particular de la verdad, y no el de proporcionar fundamento para alguna doctrina. La Esposa de Cristo debe mantenerse sin mancha, ni arruga, ataviada de lino finísimo para su Esposo, Cristo Jesús.


IV- PARA QUE TODOS SEAN UNO:

[Juan 17:21]: PARA QUE TODOS SEAN UNO; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

La unidad por la que Jesús oró no era organizacional, sino más bien una unidad espiritual basada en permanecer en Cristo y su fundamento; conocer y experimentar el amor del Padre y la comunión con Cristo; separarse del mundo; santificarse por medio de la verdad; recibir y creer la verdad de la Palabra de Dios; obedecer la Palabra implantada; y desear llevar la salvación a los perdidos. Si falta uno solo de estos factores, no puede existir la verdadera unidad por la que Jesús oró. Jesús ruega que sus fieles “sean uno”; este es el presente del subjuntivo que implica acción continua: “Ser uno constantemente”, una unidad basada en la comunión íntima y perfecta con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y en la misma actitud fundamental hacia los perdidos de llevar el evangelio de salvacion. Intentar la creación de una unidad artificial mediante reuniones, convenciones o aquellos que exija organización compleja, tales como el ecumenismo o alianzas con las tinieblas y que no tienen nada que ver con lo que la Palabra de Dios enseña,  y adaptarse a la idolatría del mundo y sus modos y modas, puede resultar en la traición de la unidad misma por la que Jesús oró. Lo que Jesús tenía en mente es mucho más que “reuniones de unidad” o confraternidades artificiales. Esta es una unidad espiritual de corazón, propósito, mente y voluntad en los que están plenamente dedicados a Cristo, a la Palabra de Dios y a la santidad; esta unidad es para los que dejaron a Egipto y el mundo atrás; los que verdaderamente confesaron a Cristo Jesús como Señor y Salvador, los que nacieron de nuevo y son engendrados por Dios, los que se bautizaron en las aguas del bautismo, los que fueron bautizados con el Espiritu Santo, y los que verdaderamente entraron en el Reino de Dios y hacen la voluntad de Dios.


CONCLUSIÓN:

El escenario está preparado y se están viendo vientos de alianzas (ecumenismo) con todas las religiones, entre ellas, parte de la que se dice ser Iglesia de Cristo. Líderes cristianos, convertidos a Cristo hace mucho tiempo atrás, que lideraban la iglesia como maestros de la Palabra de Dios; resulta ser que ahora los vemos haciendo alianzas con otras religiones, llamando hermanos a los que no se ajustan a la Palabra de Dios [1Co 5:11], ni siquiera han nacido de nuevo; estos personajes con estos hechos están quebrantando los mandamientos de Dios. Es lamentable pero es la realidad; se van a ver cristianos mezclados con idólatras y otras religiones que no están de acuerdo con lo que la Palabra de Dios dice y enseña; en otras palabras “anticristos”, esto es otro engaño de Lucifer; muchos serán traspasados de muchos dolores al tiempo del fin. Después de estos hechos aborrecibles para Dios, algunos sostienen que la salvación no se pierde, para muestra basta un botón de la idolatría que se viene y se está viendo dentro del cristianismo [Apocalipsis 21:8].


Muchos falsos apóstoles actuales o de turno, son los que, en el futuro, le besarán la mano al "Falso Profeta" y muchos se darán cuenta; pero será muy tarde.
 
SERÉIS SANTOS PORQUE YO SOY SANTO

[Levítico 11:44]. El Libro de Éxodo nos da la historia de la redención de un pueblo en cautiverio. El Libro de Levítico nos dice cómo un pueblo redimido puede allegarse a Dios en oración y cómo puede la comunión establecida de esta manera permanecer. El Libro de Levítico es un registro de leyes pertenecientes a los Levitas y su servicio. El mensaje de Levítico es: El acceso a Dios es solamente por medio de la sangre y el acceso obtenido de esta manera demanda santidad de parte del adorador.

Se vienen tiempos de cambios para la Iglesia de Cristo; donde el aventador está en la mano de Jehová de los ejércitos, solo aquellos que perseveran en la Doctrina de Cristo, en adoración, en consagración y en santidad, recibirán la corona de justicia.

 ... Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios [Levítico 19:2]. El propósito práctico del libro: Contiene un código de leyes señalado y designado divinamente para hacer a Israel diferente de todas las demás naciones, espiritual, moral, mental y físicamente. En otras palabras, Israel había de llegar a ser una nación santa, una nación separada de los modos y costumbres de las naciones que la rodeaban y consagrada al servicio del único Dios verdadero, Jehová de los ejércitos; así, tal cual debería ser Israel, así, de esta manera, debe ser la Iglesia de Cristo.

[Amós 3:3]: ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?.


[2 Corintios 6:14]: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?



¡Gracia y Paz del Señor!