lunes, febrero 18, 2013

EL DESTINO DE LOS MALVADOS




Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda [Apocalipsis 21:8].


¿Quiénes son los malvados?

La Palabra de Dios menciona varias clases de personas que tendrán su parte en el lago de fuego y azufre:

1]- Los cobardes: Son los que temen la desaprobación y las amenazas de las otras personas más de lo que valoran la fidelidad de Cristo y a la verdad de su Palabra. Su seguridad y nivel social entre los demás son para ellos más importante que la fidelidad. Entre los cobardes están los transigentes del pueblo de Dios que abandonan la lucha y no vencen.

2]- Los incrédulos incluyen antiguos creyentes en Cristo que fueron vencidos por diversos pecados, como los enumerados aquí. Profesar a Cristo y luego vivir en la maldad es una abominación para Dios. También se catalogan a los apóstatas como incrédulos, pues en un momento dado estuvieron profesando la fe en Cristo. Cabe recordar que los falsos apóstoles, falsos maestros y falsos profetas; no son solo incrédulos sino también cobardes, porque nunca enfrentaron la verdad para anunciarla.

3]- En la actualidad, muchas iglesias proclaman que es posible que alguien sea verdadero hijo de Dios y a la vez sea inmoral, mentiroso, adultero, homosexual o asesino. Los que así creen contradicen estas claras palabras de Dios para la humanidad que se está yendo a la condenación eterna.

Cristo es un Dios de amor eterno que enfrentó la horrenda humillación y muerte en la cruz del calvario para demostrar que Él se podía humillar; no solo a los que creen ya en su Nombre, sino también al mentiroso, al homicida, al adúltero, al fornicario, a la prostituta, al homosexual, al hechicero, al idólatra y a todos los que viven erradamente por culpa del mismo ser humano de vivir en la esclavitud del pecado y por culpa de Satanás que los ha cegado y esclavizado para llevarlos a la condenación eterna en el lago de fuego.


I- LA PACIENCIA DE DIOS


[Hechos 17:30] Dice: Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.

En tiempos pasados, antes que llegara el pleno conocimiento de Dios por medio de Jesucristo, Dios pasó por alto gran parte del pecado humano y de la ignorancia de quién Él era [Ro 3:25]. Ahora que su plena y perfecta revelación ha llegado con la aparición de Cristo, se les manda a todos los hombres, mujeres, adolescentes y ancianos que se arrepientan y crean en Jesucristo como Señor y Salvador. No se hacen excepciones, porque Dios no tolerará los pecados de nadie. Todos deben volverse de su pecado o ser condenados. El arrepentimiento es de primordial importancia, y es esencial para la salvación del ser humano. El arrepentimiento es un paso importante que da el hombre para entrar en el Reino de los Cielos.


El significado fundamental de arrepentirse (Gr matanoeo) es volverse. Es abandonar los malos caminos y volverse a Cristo, y por medio de Él a Dios [Jn 14:1,6]; [Hch 8:22]; [Hch 26:18]; [1P 2:25].

1]- La decisión de volverse del pecado a la salvación en Cristo incluye la aceptación de Cristo no sólo como Salvador de la condena del pecado, sino también como Señor de la vida de quien lo acepta. Así que el arrepentimiento implica un cambio de amos: Del señorío de Satanás [Ef 2:2] al señorío de Cristo y de su Palabra [Hch 26:18].

2]- El arrepentimiento es una decisión libre de parte del pecador, hecha posible mediante la gracia dada a él al oír el evangelio y creer en Cristo [Hch 11:21]; la fe que incluye el arrepentimiento siempre es una condición para la salvación [Mr 1:15]; [Lc 13:3,5]; [Hch 2:38]; [Hch 3:19]; [Hch 11:21].

3]- El arrepentimiento genuino ira acompañado del fruto de justicia [Mt 23:23]; [Lc 3:10-14]; [Hch 26:20]. La genuina fe salvadora y la conversión tienen que manifestarse mediante una vida que abandone el pecado y lleve frutos piadosos [Jn 15:16]. Los que dicen que creen en Cristo y son hijos de Dios, pero no viven de tal manera que produzcan buen fruto, son como árboles que habrá que cortar y arrojar al fuego [Lc 3:9]; [Jn 15:6].

El arrepentimiento no es una invitación, es un mandamiento. De otra manera, Jesús no castigaría a los que lo rechazan.

El mensaje que proclamaba la Iglesia Primitiva era: “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo [Hch 2:38]. El arrepentimiento es un mandamiento, una orden; no es una opción de aceptar o rechazar.

El evangelio es poder de Dios, o entras al Reino de los cielos, o te quedas afuera. Hoy en día la religión da vergüenza, lideres pidiendo dinero como si se fuera a acabar el mundo, mendigando de aquí, y mendigando de allá; templos que se han convertido en comercios; vendiendo pasteles, vendiendo ropa, vendiendo seminarios, vendiendo conferencias; y lo que están haciendo es apelar a los intereses de las personas, inyectando a la gente pequeñas dosis de engaño y formando en ellos la actitud y el hábito de que lo que Cristo manda es opcional.

Jesus dijo: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal [Mt 6:33-34].

¿Qué cosas serán añadidas? Comida, ropa, un techo donde cobijarse, las cosas que cualquier ser humano necesita; las cosas elementales.

La predicación del evangelio se centra en el arrepentimiento de los pecadores para que sean salvos de la ira y de la condenación eterna; y todo lo demás al último; el dinero al último, los bienes al último, trabajo al último, casa al último, carro al último, estudios al último, vestimenta al último, y todo al último. Y ¿Por qué todo al último?; [1Pedro 5:7]: echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene CUIDADO DE VOSOTROS. Todo es al último porque Dios tiene poder para sustentar a sus hijos.


II- EL LAGO DE FUEGO [Ap 20:14-15]


1]- La Biblia describe un cuadro terrible del destino final de los malvados:

Habla de “tribulación y angustia” [Ro 2:9], “lloro y crujir de dientes” [Mt 22:13]; [Mt 25:30], “eterna perdición” [2Ts 1:9], y un “horno de fuego” [Mt 13:42,50].

Habla de “prisiones de oscuridad” [2P 2:4], “castigo eterno” [Mt 25:46], un infierno donde el fuego “no puede ser apagado” [Mr 9:43], un “lago de fuego que arde con azufre” [Mr 19:20], y “el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos” [Mr 14:11]. No cabe duda de que “Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo” [Heb 10:31]. “Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido” [Mt 26:24].

2]- Los creyentes de la Iglesia del Nuevo Testamento sabían bien cuál sería el destino de los que vivían en pecado. Por eso predicaban con lágrimas [Mr 9:24]; [Hch 20:19]; y defendían la infalible Palabra de Dios y el evangelio de salvación contra toda tergiversación y falsa doctrina [Fil 1:17]; [2Ti 1:14].

3]- El hecho solemne del castigo eterno para el malo es el mayor móvil para llevar el evangelio a todo el mundo; y hacer todo lo posible rogando a las personas a que se arrepientan y reciban a Cristo antes que sea demasiado tarde.

CONCLUSION:

El lago de fuego no es ninguna bendición de parte de Dios; en el lago de fuego hay tribulación y angustia, hay lloro y crujir de dientes; es un lago donde el fuego nunca se apagará y el gusano nunca morirá

La Palabra de Dios dice en: [Eclesiastés 9:4]: Aún HAY ESPERANZA para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.

Mientras haya vida hay esperanza; Cristo está a las puertas esperando que el hombre se arrepienta y salga de los modos de esta perversa generación que nos ha tocado vivir. Cada día que pasa se verán las señales en los cielos, señales en la naturaleza, el temperamento de las personas irá cambiando para peor. No habrá ninguna mejoría económica alrededor del mundo, habrá desastres, hambre, destrucción y la lista es larga. Cuando estas cosas comiencen a suceder; erguíos y levantemos nuestras cabezas porque nuestra redención está cerca [Lc 21:28]. 

¡Gracia y Paz del Señor!