MISION, FE Y PROCLAMA DE LA IGLESIA





Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. [Mateo 28:19-20]



El trabajo de la Iglesia de estar enfocado en la evangelización, predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, sanar a los enfermos, enfocándonos en el discipulado cristiano y edificándonos en el fundamento apostólico del Señor Jesucristo; y exponiendo la Resurrección de Jesucristo, de manera que se puede entender que sin resurrección, no puede haber redención.



Como base de nuestra Comunidad el discipulado es una parte importante y fundamental; puesto que el deseo y la intención del Señor Jesucristo es precisamente hacer discípulos a todas las naciones, y no solamente creyentes o devotos, sino discípulos. En el libro de los Hechos de los apóstoles la historia de la iglesia primitiva hace referencia a los seguidores de Jesús como discípulos, y claramente la Palabra de Dios apunta a esa finalidad de formar discípulos a personas que hacen su confesión de fe en Jesucristo. El discipulado cristiano es un trabajo duro, firme y constante en la vida de los discípulos del Señor Jesús; la doctrina apostólica debe forjar en cada convertido, un cambio, una nueva vida espiritual y una nueva manera de vivir dando fiel testimonio de Jesús al mundo.



¿Cuántos estamos dispuestos a caminar por esta senda, la de la cruz? "El que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo" [Lucas 14:27]. Hay los que quieren ser discípulos sin transitar el camino de la cruz. Buscan, más bien, la gloria del mundo y de los hombres que la gloria de Dios. [Juan 12:42-43] [Gálatas 1:10]. El ser discípulo implica una responsabilidad, un sacrificio y un compromiso; es una meta que el convertido debe abrazar y llegar a ser como Jesús.



Pablo en [Gálatas 4:19] usando una comparación de "sufrir dolores de parto", en ella describe la angustia, el dolor y el anhelo con los cuales Pablo desea la salvación de aquellos gálatas que se han alejado de Cristo y han caído de la gracia; es como si ellos necesitaran un segundo nacimiento espiritual y Pablo, como una madre, sufriera de nuevo los dolores de parto hasta que Cristo pudiera formarse en ellos.



Para este tiempo que estamos viviendo y en medio de la apostasía de la Iglesia, donde han surgido una serie de falsas doctrinas, falsos maestros y falsos profetas que han desviado la atención del fundamento apostólico donde lo que ellos quieren es engañar a la humanidad y sacar provecho por medio de enseñanzas tergiversadas de la Palabra de Dios y de esta manera hacer comercio con la gente que verdaderamente necesita y busca de Dios. Como discípulos de Jesús debemos asumir la responsabilidad de que Cristo sea formado en nosotros, bajo la autoridad de la Palabra de Dios y bajo la unción del poder del Espíritu Santo, y de esta manera formar una familia de muchos hijos de Dios semejantes a Jesucristo.



Debemos estar firmes y vigilantes contra las asechanzas del diablo que está usando las iglesias modernas o emergentes donde se han introducido doctrinas tergiversadas de la Palabra de Dios, donde se anuncia un evangelio sin discipulado y como Cristo en segundo plano, dándole mayor importancia a los bienes materiales, a la fama y al dinero.



La apostasía de la iglesia es producto de que los mismos creyentes han dejado de lado el fundamento apostólico, la doctrina fundamental de la Iglesia, y han dejado que los afanes de esta vida ahoguen la vida espiritual, por lo tanto han caído de la gracia, de modo que en la actualidad nos encontramos con grandes multitudes que siguen a Jesús, sin tener la responsabilidad de ser discípulos de Cristo, que implicaría llevar la cruz en todo sentido, negarse a sí mismo y si fuere posible hasta perder la vida por el Señor Jesús. En estos tiempos peligrosos la mayoría siguen a Jesús por los panes y los peces, y otros no encuentran el alimento fresco que por estos tiempos es tan difícil de encontrar.



Nos estamos enfrentado a falsos profetas que profetizan vanidades de su propio corazón egoísta, que solo quieren enriquecerse con la gente, prometiendo riquezas y prosperidad que no tienen nada que ver con el verdadero evangelio de nuestro Señor Jesucristo; maestros que inventan y enseñan falsas doctrinas confundiendo a la gente y a la misma vez lucrando con la Palabra de Dios.



La necesidad de impartir y enseñar la sana doctrina en este tiempo es primordial, ya que las señales del arrebatamiento son cada vez más claras y visibles, por lo tanto debemos conocer pasos importantes para estar preparados para aquel día tan esperado que es el arrebatamiento de la Iglesia, y escuchar el sonido de la séptima trompeta y ser transformados en el aire en un abrir y cerrar de ojos.



De manera que la intención de la sana doctrina es siempre formar a Cristo en cada persona, un verdadero discípulo de Jesús y perfeccionar a cada discípulo para la obra del ministerio y para la edificación del cuerpo de Cristo. [Efesios 4:12-16] a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.



El Apóstol Pablo ¡exclamo! Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. [1Corintios 11:1], el Apóstol Pedro en su carta dijo: Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas. [1Pedro 2:21], y por ultimo y lo más importante salido de la boca del Señor Jesús: Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. [Juan 13:15]. Y como discípulos podemos exclamar "ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí" [Gal.2:20].



El anhelo de Dios dentro de su propósito eterno es tener una gran familia de hijos semejantes a Jesús y restablecer la imagen y semejanza de Dios, que el hombre por culpa suya perdió en el huerto de Edén. El hombre fue creado para conocer y servir a Dios como Padre, deleitándose en su amor, pero su rebelión desvió y quebrantó el propósito original. La muerte y resurrección de Jesús provee el camino de redención y restauración al propósito eterno y divino original. Por lo tanto el discípulo encuentra en Cristo tanto la salvación como el modelo a seguir en su conducta y dedicación, a fin de que su vida sea para la gloria de Dios. Él nos proporcionó todos los medios necesarios para lograr este propósito en virtud de nuestra unión con Cristo.



EL VALOR Y EL SIGNIFICADO DEL DISCIPULADO



"Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame." [Lucas 9:23].



Jesús vino al mundo para hacer discípulos. Antes de ir en su primera misión para realizar su primer milagro, Jesús llamó a hombres al discipulado. En el primer día de su ministerio público, que fue después de su bautismo, Jesús se unió a Juan, Andrés y Pedro. Al siguiente día se unió a Felipe y Natanael; y "al tercer día se hicieron unas bodas en Caná..., y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos..." [Juan 2:1,2]



¡Aquí lo tienen! Jesús no comenzó su ministerio sin discípulos. Al momento de este milagro ya tenía varios creyentes, pero Jesús estaba buscando algo más que sólo creyentes. ¡Jesús haría su obra sólo con discípulos! (hacemos referencia a creyentes como aquellos que no llegaron a seguir a Jesús. Y hacemos referencia a discípulos como aquellos que han abandonado sus propios planes para hacer sólo lo que Jesús demandaba.) Entonces, creyentes en Cristo había por todo Israel, pero sólo los discípulos le siguieron y le obedecieron.



Es un hecho en la historia que Jesús hizo toda su obra a través de discípulos y no a través de creyentes. Fue a través, y con sus discípulos, que ministró a multitudes de creyentes y de no creyentes. Y cuando nuestro Señor partió, dio este mandamiento a sus discípulos, (no a los creyentes que no habían entrado en el discipulado), "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo." [Mateo 28:19]



Jesús hizo toda su obra en la tierra con, y a través de discípulos. Él mandó a sus discípulos a hacer su obra hasta el fin de los tiempos, y dijo que sólo los discípulos deberían de ser bautizados.


¿Cómo un creyente se convierte en discípulo?

En consideración a esta pregunta, veamos los requisitos para el discipulado. En primer lugar debemos confesar nuestros pecados, arrepentirnos de ellos y recibir a Jesús en nuestro corazón. Debemos, en pocas palabras, "nacer de nuevo." [Juan 3:3,5]

Debemos de llegar al punto de "una insatisfacción santa." Jesús dijo, "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia..." (Mateo. 5:6)

No nos podemos acercar a Dios si estamos satisfechos con nuestro estado espiritual. No seremos poderosos en la oración, a menos que estemos insatisfechos con nuestras propias oraciones. No seremos santos, a menos que estemos insatisfechos con nuestro estado de santificación. No seremos más compasivos, a menos que nos demos cuenta con gran dolor de la dureza de nuestro corazón.

Pablo dijo, "Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta..." [Filipenses 3:13,1]

Los creyentes satisfechos son el dolor de cabeza de los pastores, la aflicción del Espíritu Santo, y la vergüenza del reino de Dios. No se pueden alimentar, porque no tienen hambre. No cambian porque están arraigados a sus hábitos; y no se conmueven porque están muertos.

Por lo tanto, una de las características más comunes de los primeros cinco discípulos, era una "insatisfacción espiritual". Esto les causó estar en una constante búsqueda por algo mejor, más grande y más santo, que cuando lo encontraran, lo seguirían sin dudar en lo más mínimo, pasando por alto cualquier costo que esto implicara para ellos mismos.

¿Qué es el discipulado?

El discipulado no es algo que se desarrolla gradualmente. ¡No tiene nada que ver con crecimiento! El discipulado es una decisión radical de la voluntad, que viene de esta insatisfacción santa del corazón, que entiende que no importa nada más en el mundo que la voluntad de Dios. Esto llevará a una persona a negarse a sí misma y tomar su cruz cada día para seguir gozosamente a Jesús. Dado que esto no es cuestión de crecimiento, sino una decisión, se puede convertir en discípulo el mismo día en que se nace de nuevo. Esto es exactamente lo que hicieron los primeros cristianos. Antes de que el sol se pusiera sobre ellos ese primer día, habían decidido estudiar la Biblia constantemente, viviendo en compañerismo, compartiendo el pan y las oraciones, habiendo también decidido el vender todas sus posesiones y bienes. Nadie tenía que suplicar a estos primeros cristianos que dieran el diez por ciento de algo, porque ellos, desde el primer día, daban el cien por ciento de todo. (Hechos 2:44,45). Este es el patrón del discipulado dado por el Espíritu Santo en el nacimiento de la iglesia.

El discipulado es permanecer en Cristo

La única salvación que tienen los creyentes, de la deshidratación espiritual y de convertirse en un cadáver religioso andante, es el discipulado. Solamente los discípulos permanecen en Jesús. Jesús dijo, "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto... El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden." [Juan 15:5,6] ¡La vida egoísta no puede ni podrá permanecer en Jesús! Fuera del discipulado no existe vida, sólo muerte y desastre inminente y eterno.

El discipulado significa entusiasmo por Jesús

Relativamente hablando, no se puede encontrar un discípulo seco, así como no se puede encontrar una uva seca en una viña saludable.

Observe que en Juan 1, los primeros discípulos comenzaron a testificar acerca de Jesús el mismo día en que lo conocieron. Este patrón también se repetía en la iglesia primitiva como se puede ver por estas palabras, "Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio." [Hechos. 8:]) Dejamos de testificar cuando perdemos el entusiasmo por Jesús, cuando cesa nuestra intimidad con El.

El discipulado significa abandonar nuestros planes

En las bodas de Caná, María quería que Jesús resolviera el problema de la escasez del vino al momento. Pero Jesús dijo, "...Aún no ha venido mi hora." (Juan 2:4; 7:6)

Tomar nuestra cruz cada día significa entregarle a Jesús nuestro tiempo, todo nuestro tiempo. El tiempo es vida. Si usted le da a Jesús su tiempo, le está dando su vida. La vida es tiempo y el tiempo es vida. El tomar nuestra cruz cada día significa darle a Jesús las 24 horas cada día, y cada hora significa 60 minutos, y cada minuto significa 60 segundos. ¡Morir cada día significa entregarse a Jesús cada segundo de cada día!

Los discípulos nunca le dicen a Jesús, "Tengo otros planes; tengo compromisos anteriores; no quisiera que mi padre, mi esposa, mis amigos, etc., se molestaran..." Jesús tomó en cuenta todo eso cuando dijo, "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo." (Lucas. 14:26)

Un discípulo nunca hará nada más que lo que está en los planes de Dios, el unirnos a los planes de Dios significa el renunciar a los nuestros. Si el ver televisión no está en los planes de Dios, un discípulo no verá televisión. Si ir a un juego de pelota no está en los planes de Dios, un discípulo no irá a un juego de pelota. Si ir de compras no está en el plan de Dios, un discípulo no irá de compras. Si el asistir a la boda de un hermano no está en los planes de Dios, un discípulo no irá.

El tomar la cruz cada día significa ir tras Jesús, el estar en sus planes los 60 segundos de cada minuto. Cualquier cosa menos, no es discipulado. !Es un compromiso!

El discipulado significa bendiciones y persecución

Después de que Jesús les dijo a sus discípulos lo difícil que era para un hombre rico ser salvo, Pedro le dijo, "He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido." [Marcos 10:28]

A esto, Jesús respondió, "De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna." [Marcos 10: 29,30]

Si el hombre rico hubiera dejado todo, hubiera vendido sus propiedades y se las hubiera dado a los pobres para seguir a Jesús, hubiera recibido casas y cien veces más en esta vida y vida eterna en el mundo por venir. Pero lo que cegó al hombre rico para ver lo que Jesús tenía para él, era un amor más grande al dinero que el amor que tenía por Dios. Si nosotros tenemos un amor más grande por cualquier otra cosa que no sea Dios, estamos impedidos visualmente o ciegos para ver lo que Dios tiene para nosotros y cuánto nos ama realmente.

El discipulado nos da todas estas cosas mencionadas además de persecuciones, no sea que nos exaltemos demasiado. Y, ¿por qué son perseguidos los discípulos? Son perseguidos porque en el momento en que se inscribieron en el discipulado, se volvieron inconformes, y eso siempre causa división y persecución. Cada discípulo es un inconforme. No se va a conformar a este mundo: su forma de vestir, su comida, su entretenimiento, su música, sus planes, su sistema de valores. [Romanos 12:2] Y los discípulos van a experimentar persecución porque el mismo Jesús, quien trajo espada de división, está ahora viviendo en ellos. [Mateo 10:34]

Discipulado significa estar en el camino a la santificación

No podemos ser santificados antes que discipulados, así como tampoco podemos cruzar un océano antes de subirnos a un barco o un avión. El proceso de santificación únicamente comienza en el discipulado. Los discípulos, todos los apóstoles a quienes Jesús llamó, eran apóstoles no santificados. Tenían envidia, dureza de corazón, cobardía, y un espíritu de venganza; pero a pesar de eso, obedecieron a Jesús en todo. [Juan 17:6] Y eso, en poco tiempo, los llevó a su santificación como consecuencia.

Como en el Día de Pentecostés, cuando estaban reunidos los discípulos, creemos en los milagros, la manifestación de las lenguas, y la obra respaldada por el Poder del Espíritu Santo. [Hechos 2: 1-13]; puesto que el Espíritu Santo es la guía para la Iglesia y el sello de la redención.

Nuestro objetivo está dirigido a personas con problemas de salud, con enfermedades tales como sida, cáncer o enfermedades terminales, y enfermedades espirituales, tales como depresión, angustia, etc., es una lucha que realizamos para arrebatarles las almas al reino de las tinieblas. Creemos en un Dios que todo lo puede y lo hace posible.

LA PROCLAMA DE LA IGLESIA

Para nosotros el evangelio es Cristo, el cual debemos predicar, proclamar, anunciar y enseñar, mostrando la urgencia del mensaje que necesita el mundo, y por medio de la palabra hablada, escrita y apoyada en las Escrituras.

Proclamamos los efectos de la salvación a través de la muerte y resurrección de Jesucristo; anunciamos que Cristo ha resucitado de entre los muertos y que nos libra de la ira venidera si llegamos a una confesión y arrepentimiento en el nombre de Cristo. El evangelio que predicamos, no solamente es proclamar la muerte y resurrección de Jesucristo sino que es el poder de Dios que debe propagarse a los hombres; y es por eso que invitamos a poner fija la mirada en el evangelio como el instrumento que sirve al Padre para dirigirse a los hombres, no solamente con palabras sino también con poder y con el Espíritu Santo quien nos asiste eficazmente en nuestra proclamación. Nuestra meta del evangelio es "para todo aquel que cree" [Jn 12:46]; [Hch 13:39]; [Ro. 1:16]; [Ro 10:4]; [1Jn 5:1].

Entendemos que el hombre y su condición como pecador nos permite acercarnos a la doctrina de la salvación con el fin de ver la amplia forma de los beneficios que esta otorga. De esta manera, podemos entender que para un gran mal hay un remedio mucho más grande. El resultado de la elección que hizo el hombre al desobedecer el mandamiento de Dios le mostró la grandeza de su culpa y la profundidad de la muerte en la cual se sumió; y la salvación llega para restaurar la imagen de Dios perdida en el hombre, apuntando a todo aquello que el hombre había perdido.

Nuestra proclama es Cristo. A Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado" [1Co 1:21-23].

LA VIDA CRISTIANA

La vida Cristiana está rodeada de acciones que todo creyente debe comprender. Nos centramos en la vida cristiana como una nueva creación y lo importante que es de entregarnos en forma completa al Señor y vivir en plenitud esa vida que Él nos ofrece. La nueva vida está identificada como una nueva creación que solo Dios puede hacer en nosotros "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es" [2Co 5:17]. La obra es de Dios, El actúa creativamente en nuestra vida para hacernos nuevos en nuestro interior [Gal 6:15], anhelamos ese cambio de nuestro ser interior hacia el exterior (ser) como Cristo, contrastando con el viejo hombre, aquel que vivió en el pecado alejado de Dios.

En la analogía del bautismo [Ro 6:3-5] debemos comprender la dimensión de lo que ha hecho al llegar a confesar a Cristo como nuestro Señor. El cuadro de muerte, sepultura y resurrección como simbolismo de la pasión de Cristo se debe encarnar en el cristiano para comprender que si no se incluye en la muerte de Cristo, el viejo hombre queda sin sepultar y la vida de resurrección o victoria que se debe vivir cada día puede ser fracaso, porque se quiere llevar una vida cristiana con el esfuerzo personal, llegando a desistir cuando se enfrenta a la realidad de que se está errando.

LA IGLESIA

La iglesia es un cuerpo vivo que tiene funciones para desarrollar actividades en bien de la comunidad que la rodea. El cuerpo como un organismo vivo es equiparado con la iglesia como una comunidad viviente "porque de la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero todos somos miembros los unos de los otros" [Ro 12:4-5]; esta analogía encierra el sentido de la unidad y la diversidad que opera en un cuerpo, así debe ser en la comunidad. Un cuerpo tiene una cabeza la cual dirige todas las acciones del cuerpo [Col 1:18] siendo Cristo cabeza y cuerpo al mismo tiempo hace que la iglesia no se sienta sin autoridad que le guía en el propósito de llevar el evangelio al mundo. Esta cabeza, de quien el cuerpo extrae la vida para coordinar y nutrirse, va desarrollando y otorgando ministerios a través de los dones que tienen como propósito edificar a la misma iglesia para su desarrollo y crecimiento [Ro 12:66-8]; [1Co 12:1-31]; [Ef 4:11]

1]. Creemos en la inspiración plenaria y verbal de las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento en sus documentos originales como la Palabra de Dios autentica y genuina; ellas constituyen una revelación completa de su voluntad para la salvación de los hombres y son por lo tanto la única regla divina de la fe y la práctica cristiana. [2P.1:19-21] [2Ti.3:15-16]

2]. Creemos que hay un Dios infinitamente perfecto que existe eternamente en tres personas: El Padre, El Hijo y el Espíritu Santo. [Dt. 6:4] [Mt. 5:48] [Mt. 28:19]

3]. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la Virgen María. Murió en la cruz un sacrificio en sustitución por los injustos; y todos los que creen en El son justificados a base de su sangre derramada. Resucitó de entre los muertos conforme a las Escrituras; está a la diestra de la majestad en las alturas como nuestro gran Sumo Sacerdote; de donde volverá otra vez a establecer en la tierra su reino de justicia y paz. [Fil. 2:6-11] [Lc. 1:36-38] [1 P. 2:24] [1 P. 3:18] [Ro.5:9] [Hch. 2:23-24[ [He.8:1] [Mt.26:64]

4]. El Espíritu Santo es una persona divina; ejecutivo de la unidad de Dios y del Hijo; Consolador enviado por el Señor Jesucristo para habitar en el creyente, guiarlo e instruirlo; a redargüir al mundo de pecado, de justicia y de juicio. [Jn.14:15-18] [Jn.16:3] [Jn16:7-11]

5]. El hombre fue creado originalmente a imagen y semejanza de Dios; cayó por desobediencia, incurriendo así en muerte física y espiritual. Todos los hombres nacen con una naturaleza pecaminosa, hallándose, por lo tanto, desprovistos de la vida divina, y sólo pueden ser salvos mediante la obra expiatoria del Señor Jesucristo. La suerte del impenitente e incrédulo es una existencia perpetua de tormento, y la del creyente de gozo y felicidad eterna. [Gn.1:27] [Ro 3:23] [1 Co. 15:20-23] [Ap. 21:8] [Ap. 21:1-4]

6]. La salvación es una provisión hecha por Jesucristo para todos los hombres; aquellos que lo acepten a Él por la fe son renacidos del Espíritu Santo y reciben el don de la vida eterna, siendo hechos hijos de Dios. [Tit.3:4-7]

7]. Habrá una resurrección corporal de los justos y de los injustos; los primeros resucitados para la vida y los segundos para juicio. [1Co.15:20-23] [Jn.5:28-29]

8]. Creemos que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, un organismo vivo [1Pedro 2:5], más bien que una organización, formada por los redimidos durante la época de la gracia, desde Pentecostés hasta el Segundo Advenimiento del Señor. La edificación de esta iglesia es la obra preeminente de Cristo durante la dispensación actual, de acuerdo con sus propias palabras en Mateo 16:18: "Sobre esta roca yo edificaré mi Iglesia". Puesto que la iglesia es aquel "Pueblo para su nombre", escogido de entre gentiles y judíos, se requiere la mayor y más amplia predicación del Evangelio para la realización de dicho fin. Creemos que es de esencial importancia reconocer la unidad y la unión de la verdadera Iglesia como el Cuerpo de Cristo y el medio de su manifestación al mundo. [Mt. 16:18] [Hch. 15:14]

9]. Es la voluntad de Dios que cada creyente sea enteramente santificado mediante la obra del Espíritu Santo, siendo por ella separado del mundo y del pecado y plenamente consagrado a Dios para una vida santa y un servicio efectivo. Esta obra del Espíritu Santo en el creyente, llamada la santificación, se reconoce como una experiencia subsiguiente a la conversión [1Ts.5:23] [Hch.1:8] [Ro6:1-14]

10]. En la redención del Señor Jesucristo se ha hecho también provisión para la sanidad del cuerpo mortal en conformidad con Su Palabra. Según lo expuesto en Santiago, capítulo cinco, la unción con aceite ha de practicarse por la iglesia en el presente siglo. [Mt. 8:16-17] [Stg.5:13-16]

11]. De acuerdo con las profecías de ambos Testamentos y las promesas a Israel, el reinado Mesiánico y Milenario de Cristo será establecido mediante su propio advenimiento personal y visible a la tierra en poder y gloria. Es ésta una verdad práctica que debe estimular poderosamente la obra de la evangelización y la pureza de vida. [He. 10:37] [Lc. 21:27] [Tit.2:11-14]

12]. La Palabra de Dios es nuestra guía y nos insta claramente el deber de todo Discípulo del Señor, de vivir una vida de fe, de santidad, de sacrificio, y de entrega continuamente a la oración y la intercesión a favor de otros.


!Gracia y Paz sean a tu vida!



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