CRISTO: El autor de la salvación

EL PLAN DE DIOS PARA TU SALVACIÓN


Seguramente te has preguntado alguna vez para qué estás en este mundo. Esa es una pregunta antigua que muchos antes que tú se han hecho a lo largo de la historia, pero sólo unos cuantos han encontrado la respuesta.
Esas personas que encontraron la respuesta no eran más afortunadas que cualquiera de nosotros, ni siquiera eran más inteligentes; tampoco se afanaron a lo largo de los años, meditando largas noches, para encontrar la respuesta. Simplemente tuvieron un encuentro que cambió sus vidas y por esta razón, supieron cual era la razón de su existir.
El día de hoy tú también tienes la oportunidad de saber la razón por la cual estás vivo sobre la Tierra. Si alguna vez has sentido que tu vida no tiene un propósito, que simplemente vas como a la deriva, hoy puedes saber algo que cambiará para siempre tu perspectiva y te permitirá saber que existe una razón por la cual estás aquí. Anímate, porque son muy buenas noticias: He aquí el Plan de Dios para tu vida...
En el principio, Dios creó al hombre y lo puso en el Jardín del Edén. El hombre tenía una relación con Dios y caminaba a su lado, y Dios tenía un plan para la vida del hombre.

Dios quería darnos vida eterna, puesto que Él es un Dios de vida que hizo todas las cosas que existen. Pero se presentó un problema, el hombre falló y desobedeció (pecó): "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). En efecto, no existe ningún ser humano que pueda decir que no ha pecado y como primera consecuencia de esa desobediencia nuestra relación con Dios se rompió, ya que Dios no puede tener relación con el pecado.

Pero esa desobediencia tuvo una segunda terrible y letal consecuencia para nosotros: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Romanos 6:23). La consecuencia del pecado del hombre fue la muerte, no sólo física, sino también espiritual, porque la muerte no es sino la separación (eterna) de Dios, así que delante de Dios estamos muertos en nuestros delitos y pecados ...(Efesios 2:1)

Es por esta razón que el ser humano siempre está descontento y es infeliz, y su alma está vacía y muerta, y muy en el fondo está buscando la manera de llegar nuevamente a Dios. Nada en este mundo puede llenar ese vacío que toda la gente, inclusive tú mismo, tiene en su corazón, porque están separados de Dios y sin Él simplemente vemos la inutilidad de nuestras vidas: "Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?" (Marcos 8:36). Por muchas propiedades que uno tenga, por mucho dinero, por muchos amigos o amores, por muchos viajes o estudios, siempre habrá algo que nos hará falta y ese algo que nos falta es precisamente tener una relación con el único Dios vivo y verdadero.

Pero en un esfuerzo humano, tratamos de tender inútilmente puentes que nos lleven a Dios, ya sea a través de tener algún tipo de conducta moral, de practicar alguna religión, o de hacer buenas obras. Nada de esto sirve. Por más que lo intentemos siempre nos quedaremos cortos, siempre habrá algo que nos faltará; jamás podremos tener una justicia perfecta a los ojos de Dios...

Sin embargo, hay una esperanza. La Biblia nos dice que hay un medio por el cual podemos alcanzar a Dios, y alcanzar salvación: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8,9). Nadie puede comprar la salvación, ni tampoco puede hacer buenas obras para obtenerla. La salvación es un don, es un (regalo) de Dios, el cual se nos da inmerecidamente (por gracia) a través de la fe. La salvación no podemos ganarla, pero Dios en su infinito amor nos la da gratuitamente, como un regalo.

Reflexionemos un momento. Tú, yo, todo el mundo, somos pecadores y tenemos un problema respecto a la muerte. En este punto el panorama es devastador. A causa de tus pecados se abre ante ti una eternidad separado de Dios... ¿Existe una solución a tu problema?

¡Por supuesto! La solución es Cristo: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). Así es, alguien tenía que pagar el precio de nuestros pecados y ese alguien es Cristo Jesús quien al venir a morir en la cruz y pagar por tus pecados y por los míos, restablece esa relación que había originalmente con Dios y permite que podamos tener acceso al plan de vida abundante (eterna) que Dios quería para nosotros desde el principio de la creación. Nada de lo que nosotros hagamos nos puede llevar a Dios, pero Dios es quien se acerca a nosotros, pues al ofrecer a su Hijo unigénito a morir por nuestros pecados, permite que nosotros podamos tener una esperanza y ser salvos.

Seguramente te preguntarás: ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué pagó Dios por mis pecados? La respuesta es simple y conmovedora: Porque te ama "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Dios te ama y por eso decidió salvarte y no sólo eso, sino hacerte su hijo: "Mas a todos los que le recibieron (a Jesucristo), a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12). Efectivamente, Dios no sólo quiere que vivas eternamente, sino que seas su hijo, pero recuerda, no basta con creer, tienes que recibirle, para que de esta manera puedas cumplir la voluntad de Dios.

¿Cómo podemos recibirle? La respuesta está en (Apocalipsis 3:20) "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Recuerda, es tu decisión. Cristo Jesús está llamando a la puerta de tu corazón y depende sólo de ti la respuesta que le des. A lo largo de su ministerio, muchos hombres se encontraron con Jesucristo en su camino y cuando se lo permitieron Él cambió sus vidas para bien. Si quieres abrir la puerta y recibirle, puedes hacerlo por medio de una simple oración. Hazla en voz alta con fe:

Señor Jesús: Reconozco que soy un pecador y que a causa de mis pecados merezco la muerte eterna; por eso me arrepiento y te pido perdón humildemente, anota mi nombre en el libro de la vida. Ahora sé que en tu infinito amor, tú pagaste en la cruz por todos mis pecados, por lo cual te acepto como mi Señor y Salvador. Ahora quiero hacer tu voluntad. Amén.

La Biblia dice: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación (Romanos 10:8-10)

Si hiciste esta oración confesando que Jesús es el Señor, si te arrepentiste de tus pecados y crees en tu corazón que Dios levantó a Jesús de los muertos, has hecho bien, pues hoy naciste de nuevo y eres salvo, y ya eres hijo adoptado por Dios (Juan 1:12-13) Ahora, sólo te falta que asistas a nuestras reuniones donde predicamos a Cristo crucificado y resucitado y enseñamos la Palabra de Dios y animamos a las personas a trabajar para el Señor en diferentes grupos de trabajo y serles útiles a Dios. Puedes tener la certeza de que algún día, ya sea más tarde o más temprano, todos vamos a presentarnos ante la presencia de Dios, ¡y qué difícil será para aquellos que le rechazaron y se negaron a oír su voz! Te invitamos pues a nuestras reuniones, para que sigas creciendo y conozcas más del Dios verdadero.



! POR POCO ME PERSUADES A SER CRISTIANO!

Seguramente alguien acaba de explicarle el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Usted lo escuchó con la paciencia y el interés suficientes, y por un momento consideró que lo que se le había mostrado realmente era la Palabra de Dios.
Sin embargo, después de haberlo escuchado, usted decidió dar marcha atrás. Por un momento se sintió convencido, pero al pedírsele que diera el paso definitivo e hiciera una decisión por Cristo, la convicción que había comenzado a nacer en su corazón se desvaneció y ya no se sintió tan seguro...

Usted no es el primero que experimenta ese tipo de dudas; sin embargo, la decisión que usted tome va a determinar el resto de su eternidad. Por eso le pedimos que antes de cerrarle a Jesucristo la puerta de su corazón definitivamente, lea con cuidado el presente folleto. Literalmente es cuestión de vida o muerte.

PABLO Y AGRIPA: Cuando "por poco" no es suficiente

Cierta vez, el apóstol Pablo fue presentado ante el gobernador de Palestina Porcio Festo y ante el rey Herodes Agripa por causa del juicio que los fariseos y los saduceos habían promovido en su contra. En aquella ocasión, Pablo aprovechó para dar el testimonio personal de su conversión, y para exponer el Evangelio a aquellos importantes personajes. En cierto momento, Festo acusó a Pablo de haber enloquecido a causa de sus múltiples estudios [Hechos 26:24], pero Pablo se defendió y sostuvo que sus palabras eran verdaderas. Fue en ese momento que Pablo apeló al rey Agripa, afirmando que Agripa creía en los profetas. Éste indudablemente se sorprendió bastante, no tanto porque no creyera, sino porque Pablo lo estaba confrontando con algo que hubiera hecho que Agripa cambiara definitivamente su manera de vivir, por lo que contestó: "Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano" [Hechos 26:28]. Agripa estuvo muy cerca de admitir que lo que había expuesto Pablo respecto al Evangelio era cierto, pero en el último momento no se atrevió a dar ese paso, y por ese motivo, quizá, perdió su oportunidad para ser salvo.

VEINTE SIGLOS DESPUÉS: La respuesta que usted le ha dado al Evangelio

Con seguridad el cuadro que se le ha presentado le resultó familiar. Alguien tocó a su puerta y le pidió que le permitiera exponerle el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Usted aceptó y esa persona le mostró a través de la Biblia la razón por la cual el pecado y la muerte dominaban en la vida de todos los seres humanos [Romanos 6:23] [Romanos 3:23], la manera en que Dios lo amaba [Juan 3:16] y como Jesucristo, el Hijo de Dios, había pagado en la cruz por sus pecados [Romanos 5:8]. A lo largo de toda esa exposición usted fue convenciéndose paulatinamente de que todo eso era cierto. Reconoció que sus pecados lo habían apartado de Dios y que de seguir por ese camino usted terminaría perdido eternamente. Se enteró del amor de Dios y del sacrificio que Jesucristo hizo por nosotros para salvarnos y se le dijo la manera como usted podía arrepentirse de sus pecados y ser salvo.

Entonces, en algún momento, usted comenzó a sentir dudas. Aunque a usted todo le pareció cierto, hubo un punto en el que usted comenzó a preocuparse por lo que sus amigos o familiares pudieran decir. Quizá empezó a rondar por su cabeza la idea de que cambiar de religión no era algo bueno, y es muy probable que al pedírsele que recibiera a Cristo como su Señor y Salvador usted sintiera miedo.

En efecto, usted estuvo tan cerca de convencerse como lo estuvo el rey Agripa hace casi 2000 años, pero al igual que él, usted decidió no dar ese paso final, y optó por no comprometerse, lo cual es con toda seguridad la peor decisión que pudo haber tomado en su vida.

¿Por qué es una mala decisión?

Básicamente, es una mala decisión porque a usted le fue predicada la verdad, y se le señaló el camino que Dios ha provisto para salvar al hombre, y al rechazarlo, lo que usted ha hecho en realidad es rechazar a Dios: "Por tanto, oyó Jehová, y se indignó; se encendió el fuego contra Jacob, y el furor subió también contra Israel, por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado en su salvación" [Salmo 78:21- 22]; así que la ira de Dios está sobre usted: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" [Juan 3:36].

El problema es que por el hecho de no haber creído, usted está en peligro de ser condenado a la perdición eterna: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" [Marcos 16:16]. Esto precisamente porque al no creer y arrepentirse, usted está desobedeciendo directamente a Dios:"Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan" [Hechos 17:30].

Ahora bien, medite en lo siguiente: "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" [Juan 3:17-18].

¿Quién es el principal interesado en que usted no sea salvo?

Tal vez usted no lo sepa, pero tiene un gran enemigo: Satanás. Si existe alguien interesado en que usted no crea y se pierda, es él. Precisamente en una de sus parábolas, la del sembrador [Lucas 8:4-15], Nuestro Señor Jesucristo nos dijo que aquellas personas que escuchaban el mensaje eran atacadas por este ser para evitar que fueran salvos: "Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven" [Lucas 8:12].

¡A él le interesa que usted termine en la condenación eterna! Piense en el siguiente pasaje: "El ladrón [Satanás] no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo [Jesucristo] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" [Juan 10:10].

LA INCREDULIDAD: Un camino seguro a la perdición eterna.

Algo que debe quedarnos muy claro, es que a fin de cuentas los únicos responsables de que terminemos en la perdición eterna somos nosotros mismos y nuestra incredulidad. Si bien el diablo siempre pone obstáculos y tentaciones y nos hace dudar, lo cierto es que creer o no creer es una decisión que cada persona toma y por esa decisión, acertada o equivocada, es que deberá asumir las consecuencias. "Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle." [Mateo 21:32].

Dios quiere darnos cosas buenas, pero no lo hace por causa de nuestra incredulidad: "¿Y a quiénes juró [Dios] que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad" [Hebreos 3:18-19].

La incredulidad no agrada a Dios, por lo cual es un camino que resulta peligrosos seguir: "Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda" [Apocalipsis 21:8].

Jesucristo: El único camino al Padre

Tal como se le explicó, la única manera de llegar a Dios es a través de Jesucristo: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" [Mateo 7:13-14]. Esa puerta de la que habla es Él mismo: "Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos" [Juan 10:7-9].

En definitiva, no todos los caminos llevan a Dios, sólo por medio de Jesucristo podemos reconciliarnos con Dios: "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" [Juan 14:6]

¿Cómo puede convencerse de que esto es verdad?

En cierta ocasión Jesús fue a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios; en esa ocasión Él decía: "El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio" [Marcos 1:15].

Es lo que Pablo invitó a hacer al rey Agripa, a que creyera en Jesucristo por lo que de Él se dice en la Biblia (los profetas), ya que: "De éste [Jesucristo] dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre" [Juan 11:25-27]. De ahí se desprende la importancia de tener fe en Cristo Jesús para ser salvos [Efesios 2:8-9], es decir, ser justificados: "Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia" [Génesis 15:6].

¡No será avergonzado!

Tal como le dijimos al principio de este folleto, píenselo bien y todavía no le cierre la puerta de su corazón a Jesucristo: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo" [Apocalipsis 3:2].

Recuerde que depende de la respuesta que usted le dé; Él lo salvará o usted mismo se condenará. Si piensa en el asunto, éste es cuestión de vida eterna o muerte eterna. Por eso no se avergüence, que no hay peor vergüenza que terminar perdido en la condenación eterna por nuestra propia incredulidad: "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado" [Romanos 10:9-11].

Una vez, Jesucristo le preguntó a un hombre: "¿Crees tú en el Hijo de Dios?" El hombre le respondió a Jesús: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?" [Juan 9:35-36]. Usted ya sabe quién es el Hijo de Dios, la pregunta es ahora ¿Está usted dispuesto a creer en Él y aceptarlo en su corazón?


ESTIMANDO LA SALVACIÓN

¿Por qué unas personas aceptan a Jesucristo, pero con tiempo, ni hay interés ni esfuerzo de su parte de seguir con Cristo? La Biblia nos presenta el cuadro de un nuevo cristiano es como un bebé que una vez nacido, crece a madurez, deseando hartamente las cosas de Dios. Pero estos supuestos cristianos son el opuesto. Nacen, y parecen sin vida espiritual, y luego mueren. La razón por esto es que cuando oran a aceptar al Jesucristo, aceptan algo que a la verdad, no les importa tanto. No quieren ir al infierno, o no quieren que le vaya mal en esta vida, pero a la verdad, no aman a Cristo, y no están empezando una relación de redimido con el Salvador. Se ve esto porque sus prioridades en la vida son muy distintas que un verdadero cristiano. No desean hartamente a Dios. En lugar de gozarse en estar adentro del grupo llamado “los redimidos”, o sea, pertenecer a una iglesia local de buena doctrina, estas personas toman ligeramente todo lo relacionado con su salvación. Sí, puede ser que participen un poquito, pero su corazón realmente no está allí, sino está en otras cosas.

La prioridad y valor de la Salvación

[Mateo 13:44-46] Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

Jesús enseñó que la salvación es de suprema importancia. La idea de los dos de estas mini-parábolas es que para la persona que realmente entiende su situación de perdición y condenación delante de Dios, cuando encuentra la solución [la salvación] en Jesucristo, entonces dará o hará cualquier cosa para realmente ser salvo y obtener esta preciosa salvación. Le vale, y mucho.

[Salmo 19:10] Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal. [Pro. 3:13-15] Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.

Parte de ser salvo es ver, entender, y creer en las cosas como Dios las ve, y hacer esto al tal grado que realmente dejamos que la vista de Dios sobre las cosas de esta vida y la próxima nos transforma totalmente. Si Dios dice que sus palabras y salvación son más deseables que el oro, tenemos que desearlo así.

Pero todo esto es extremadamente importante en el punto de que si tú no tomas la salvación como la cosa más importante y preciosa en tu vida, entonces de plano no eres salvo. Esto es lo que siempre sin falta va a pasar en el corazón de una persona verdaderamente salvo.

[Mateo 6:21] Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Nosotros invertimos en lo que es importante para nosotros mismos, lo que vemos que vale. Esto será en nuestro Dios o en un ídolo, dependiendo si lo más importante y valioso es Dios o es cualquier otra cosa. Muchos proponen que lo más importante para ellos es su trabajo, sus posesiones, sus relaciones con su familia, etc.

La salvación vale más que la familia

[Mateo 8:22] Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

O sea, cuando Jesús le llamó a este de seguirle, probablemente no todavía había muerte su padre, y estaba esperando esto. Pero Jesús demanda primero lugar, o ningún lugar.

[Mateo 10:34-38] No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

Igualmente hay personas que ponen sus relaciones familiares antes de Dios, pero Jesús condenó a tales personas como no dignos del cielo, o sea, no son salvos.

La salvación vale más que la salud

[Mateo 5:29] Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

Es importante estos versículos de Jesucristo que declara que el infierno (la ira de Dios) es tan horrible, que es mejor vivir esta vida cojo, manco, o defectuoso y evitar el infierno, que ganar todas las riquezas en el mundo pero irse al infierno al morir. Simplemente uno tiene a fuerzas que estimar su salvación como la cosa más importante en su vida.

La salvación vale más que las riquezas

[Lucas 14:33] Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

O sea, Dios pone la barrera de que no puedes tener otra cosa igual o más importante que tu salvación, o Dios no te salvará. Estas cosas realmente son ídolos, y para el verdadero cristiano, tiene que “renunciar a todo lo que posee” o no hay salvación en su caso. Esto no es necesariamente de vender y regalar todas sus posesiones, sino habla de qué tiene la prioridad, importancia, y lo que ve de alto valor en tu vida. [Lucas 18:22-23] Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.

Esto es el único caso bíblico en que Dios le pidió de vender todos sus posesiones, y era exactamente porque el joven rico tuvo o estimó a sus riquezas como lo más importante en su vida [un ídolo ante de Dios]. De ser salvo es de abrazar completamente tu Salvador Jesucristo, pero a la vez hay arrepentimiento, en que uno desliga y baja la importancia y control de las demás cosas en su vida. Hablamos de control, de tiempo, de esfuerzo, y de importancia de otras cosas en comparación con las cosas de Dios.

En la mente de la persona, si pone cualquier otra cosa delante de su relación con Dios, esto es un ídolo, y no es sincero con Dios, y Dios lo ve esto en su corazón, y nunca verdaderamente entra en la salvación para gozar de ella.

[Heb 11:24-26] Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.

Moisés por ejemplo es un buen ejemplo de este principio. Bloqueó la importancia y “jala” de todo lo bueno que el mundo y ser parte de la familia real del Faraón pudiera ofrecerle, estimando mayor lo que tuvo en Cristo que esto.

Tenemos que contar toda pérdida.

[Mateo 16:24-26] Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Jesús nos declaró que es solamente cuando dejamos de “poseer” las cosas de esta vida buscando una herencia en el cielo es cuando vamos a realmente ser salvo.

[Fil. 3:8] Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.

Hay muchos “cristianos” en las iglesias hoy en día que flotan entre adentro y afuera de la iglesia, y son una parte de la comunidad cristiana, pero nunca “No tengo tiempo para Dios”

Las personas siempre dicen: no tengo tiempo para Dios; y malgastan el tiempo en cosas vanas de la vida. Ellos tienen sus vidas, y Dios tiene muy poca prioridad en sus vidas, y lo que ellos tienen de tiempo y esfuerzo para dedicar a Dios es nada. Entendemos cuando hay emergencias en la vida y uno simplemente no puede llegar a la iglesia porque se va al doctor, o está enfermo, u otras razones. Pero hay una cosa cuando es emergencia [muy, muy de vez en cuando] y cuando se ve las prioridades de la vida que nunca hicieron el hábito o costumbre de dedicar su vida a Dios. No es problema en que falta de asistir a una función de la iglesia, sino es de no tener la actitud de un verdadero hijo de Dios, que estima altamente su vida para con Dios.

[Hechos 14:22] confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

Dios nos presenta una cruz de llevar si queremos ser salvos, y es un camino de dificultades y tribulaciones. Mucho más que “inconveniente”, la vida de un redimido es una de sufrir tribulaciones, penas, problemas, y alta dificultad.

[2Tim 2:12] Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará.
[2Tim 3:12] Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;

Es una promesa o aviso de Dios que si vas a seguir a Cristo, vas a sufrir por Cristo en esta vida. Personas quienes que no son dedicadas ni entregadas a Cristo no forman parte de los redimidos, los salvos. Ellos no tienen la forma de pensar sobre la salvación que es necesaria para que realmente sea salvo.

La persona que toma su salvación ligeramente simplemente no ha tomado lo que busca en ser salvo [obtener la salvación]. La salvación es algo que es gratis [no lo es realmente, porque Jesús pagó el precio en la cruz por ti, pero te la regala]. Pero no podamos conseguir la salvación de Jesús sin fe y confianza en Él, sin estimar lo que Él pagó tan importante, tanto sacrificio que es, y de tanto valor que es para uno mismo. Tenemos que dejar lo demás de la vida para tomar esta gran cosa, la salvación. Dios ve tu corazón, y si no estimas la salvación la cosa más importante y de prioridad en tu vida, entonces no eres salvo. Tienes ídolos antes de Dios.

[Marcos 12:30] Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
Este es el principal mandamiento. Si este amor y dedicación a Dios, no tienes la salvación. Tienes que estimar tu salvación por lo que realmente es.


TAROT: Línea directa al infierno

La lectura de las tarjetas de Tarot es una práctica de personas quienes se presentan a la adivinación de brujas y magos. Es una forma de aprender y recibir dirección espiritual de espíritus que a la verdad son nada más que demonios. Es un gran engaño de Satanás y espíritus mentirosos que utilizan y manipulan a las personas que buscan soluciones a sus problemas.

Historia

Aunque hay muchos adentro del movimiento de Tarot quienes ponen su historia muy interesante, la verdad es que originó entre la nobleza de Italia en el siglo 15 (la familia de Vicsconzi-Sforza en Milan). La baraja de Tarot son 78 cartas de 4 diferentes clases, con números y otras designaciones. (La arcana menor tiene 56 cartas, y el arcana mayor más el Loco tiene 21 más.) La palabra “Tarot” viene de la frase italiana “carte da trionfi” (cartas de triunfo). Alrededor de 1530 (como 100 años después de su principio) la palabra tarocchi (singular tarocco) comenzó a ser usada para distinguir la nueva versión de cartas ordinarias. Por su historia han sido conocidas como “cartas de triunfo”, o “cartas de triunfo y el Loco” (el Loco no era carta de triunfo).

Las cartas de Tarot tienen símbolos e imágenes que s usan quienes las leen para predecir el futuro. El simbolismo de los Arcanos Mayores o Triunfos se extrae de la cultura de la Europa medieval y el renacimiento. Ilustraciones virtualmente idénticas a las del Tarot pueden ser encontradas en el arte europeo. En el principio eran usadas en un juego de cartas, pero en 1589 en Venecia, hubo un juicio en que su uso fue asociado con brujería, como un juego de sacar una carta, y hacer un canto sobre el jugado (o un noble). En Italia este juego fue llamado “tarocchi appropiati”, y este juego en 1589 es probablemente donde vinieron a ser asociadas con predecir el futuro “del jugador” del juego. Pero no era hasta 1700 cuando aparecieron declaraciones y asignaciones definidamente a las diferentes cartas del Tarot. La court de Gébelin y Comte de Mellet en 1781 fueron los primeros escritores ocultistas que tomaron uso amplio del Tarot en su esotérica religión. Gébelin escribió la primera obra extensa (“Le Monde Primitif”) sobre el sentido secreto y oculto de las cartas Tarot. Es exactamente el procedimiento hoy en día, empieza con un simple juego de mesa, y termina introduciendo el inocente dominio espiritual por fuerzas malignas de las tinieblas.

Hay una correlación entre las 21 cartas de Arcana mayor y los dioses más importantes de las religiones de misterio (330 A.C.), por ejemplo Hermes el Mago, la sacerdotisa Kore-Persephone, muerte Cronos, el diablo Pan, Hades, el sol Helios, el mundo Fanes y Ofion, etc. Satanista Aleister Crowley hizo su propio juego de Tarot con imágenes que él mismo diseñó. La asociación por toda la historia es que el Tarot es muy íntegro con adivinación, magia, el ocultismo, y el cabalísimo (superstición y magia negra de los judíos). “Cuando una persona sensitiva examina la cartas de Tarot… las cartas parecen de agarrar a la persona.” – Teólogo y experto sobre el ocultismo, Dr. John Montgomery. Cuando la persona usando Tarot tiene respeto y reverencia a ello, el Tarot llega a ser una persona comunicándose con él, deja de ser un juego. Los que usan Tarot consideran que el Tarot es su maestro espiritual, quien les guía, les reforma su vida según su voluntad (del Tarot), y llega a ser su maestro para que ellos entiendan el mundo. Unas personas usan el fijar en las imágenes sobre las cartas de Tarot para entrar en un estado “astral” para comunicarse con los espíritus. Los fundadores de Psicoanálisis (Sigmund Freud) y la Psicología (Carl Jung) los dos usaban barajas de Tarot en sus “ciencias”. Jung usó una carta del Tarot para “el sí sin descubrimiento”. La idea principal de Arcanos (escondidos principios) y los “archetipos” de la psicología de Carl Jung son paralelos o mejor dicho que Jung robó el concepto directamente del ocultismo cientos de años antes de ello.

La actitud de la Biblia

(Dt 18:10) No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, 11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.

Adivinación, o magos – Según el comentario Bíblico Mundo Hispano, esto es la práctica de predecir el futuro, supuestamente conocer la voluntad de los dioses. En (Miq. 3:11) Israel se cayó bajo la influencia de estos magos, y allí era asociado con cobrarles como hoy en día (o sea, el que adivina lo hace para alguien y luego le cobra “sus profetas adivinan por dinero”).

Agorero – Esto es adivinación (predecir el futuro o lo desconocido) por medio de ver la conducta de animales, o abrir las entrañas de animales para discernir esto.

Exorcistas – Usaban ritos mágicos o conjuros para expulsar un espíritu maligno de una persona.

Adivinos – “Una persona adivinaba por medio de objetos, como la copa (Gén. 44:5), por medio de flechas, terafines o ídolos domésticos, por medio del hígado de los animales (Eze. 21:21), por medio de imágenes y por medio de palos (Hos. 4:12).” (Ibid) Esto de imágenes e ídolos es exactamente lo que es el Tarot.

Hechicero – “usaba sus artes mágicas para hacer señales (Éxo. 7:11) para producir el mal (Isa. 47:9); (Isa 47:12) o para influir en la vida de una persona.” (Ibid)

Es muy claro de la Biblia que la actitud de Dios es extremadamente en contra de personas que se prestan a estas cosas, y peor para los que actualmente dirigen estos artes del Diablo.

¿Por qué está tan mal?

Estos tipos de personas son personas quienes buscan conocimiento especial de espíritus y los difuntos sobre el presente, el futuro, y buscan cambiar su vida por medio de esta información. Dios está en contra de todo esto poniendo estas actividades como pecado tan grave que era pena de muerte para los que participaban en ellos en el Antiguo Testamento.

(Isaías 8:19) Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? 20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.

(Isa. 1:2) Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.

Aclaramos aquí Dios es muy celoso (Éxo. 34:14) en que quiere que sus hijos le buscan directamente a Él para todo este tipo de cosa. Ni información ni consulta, ni mover o cambiar situaciones actuales o el futuro es cosa de consultar a espíritus o muertos. Todo esto debemos llevarlo directamente a Dios, y solamente con Dios tratamos. Lo que sea que hacemos en esto con otra persona que no es mero Dios es idolatría, es brujería, y merece la pena de muerte en los ojos de Dios.

(Stg. 3:15) porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.

Hay sabiduría no de Dios. Esta sabiduría parece “sabia” pero es como de una bestia, no tiene moralidad. Como los magos de Egipto (Éxo. 7:22), el efecto era de endurecer su corazón en contra de Dios. Es del diablo, porque trata o pretende de ser bueno pero rechaza de ser de Dios, o en la forma y por los medios que Dios usa para comunicar. (Sal. 107:11) “fueron rebeldes a las palabras de Jehová, y aborrecieron el consejo del Altísimo”.

(Isa. 30:9) Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;

Además de no buscar a otros sino solamente a Dios, muchos no se conforman a lo que Dios tiene que decirles. Ellos quieren más o algo diferente. Parte de ser un hijo de Dios es de conformarse con lo que es Dios, sus caminos, sus decisiones y voluntad sobre nuestra vida, y de ser contento y feliz con esto, sea lo que sea.

(Hch 19:19) Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos…

Lo que vemos en la Biblia es que el verdadero cristiano se entregó todo esto a destruirlo y nunca regresar a ello cuando de veras acepta a Jesucristo como su Señor y Amo.

(Gál. 5:20) idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

De rechazar el que Dios quiere imponer para otras cosas es idolatría, y de practicar los artes negras de la brujería o adivinación es simplemente algo que un hijo de Dios nunca haría después de haber sido salvo por Jesús.

Conclusión para el hijo de Dios

(Jos 3:9) Y Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios.

Para el obediente hijo de Dios, el uso de cartas de Tarot para “diversión” o para guía espiritual, en cualquier forma, no es aceptable. Ni lo uso, lo recomienda, ni tampoco lo tienen en su posesión. Son instrumentos de la adivinación entonces vemos esto igual como aparatos que usa un satánico en su religión. Alejamos todo lo posible de ello.


HALLOWEEN: Y la verdad sobre el día de los muertos

“Halloween era originalmente un festival de fuego, muerte, y los poderes de tinieblas” – “Enciclopedia Hombre, Mito, y Magia” por Richard Cavendish

(Mateo 18:6) Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.

Si el Halloween se concentra en conceptos de tinieblas, y nosotros promovemos a nuestros niños de participar en algo altamente conectado con las fuerzas del maligno, ¿No caemos bajo la condenación de Dios por haber hecho tropezar a nuestros propios niños? Halloween no es un inocente recreo, sino tiene costumbres y raíces en cosas satánicas y de religiones paganas.

Las Raíces Satánicas de Halloween

Varias religiones paganas celebraban octubre 31 para honrar a sus muertos, y comunicarse con ellos (convivir en una comida y con ofrendas). Halloween viene de “Hallowed Eve” o la “noche santa”, que es la noche antes del día de “Todos los Santos”, un día festivo católico para los muertos santos.

El origen del Halloween realmente viene de la celebración de Samhain de los célticos. Según ellos la barrera entre el mundo de los muertos y los vivos es la más delgada en la noche de Octubre 31. Por esta creencia, ellos pensaron que los espíritus y demonios pudieron cruzar a nuestro mundo en esta noche. Vendrían supuestamente a las casas de sus familiares, amigos y realmente, “les visitarían” para hacerles daño. Si las personas de la casa ofrecen dulces y comida, estos espíritus y demonios pasarán sin hacerles daño. Si no les ofrecen nada, les harían un daño, una trampa, o algo desagradable. De allí salió la costumbre de “Trick or Treat" o de ir de casa en casa para pedir dulces y dinero.

En México, el “Día de los Muertos” salió de esta misma creencia, que los espíritus de sus parientes pueden pasar esta noche al mundo de los vivos de nuevo y hacer daño. Entonces todos deben ofrecer ofrendas de comida y flores para estos espíritus, fantasmas, y demonios en esta noche. Debemos aclarar también en muchas de estas tradiciones, las personas que regresan son los que acaban de morir en los doce meses anteriores. Pero el hecho de presentar comida o flores en los sepulcros de los muertos o en nuestras casas es todo lo mismo, una creencia no bíblica, y una práctica basada en algo pagano.

Halloween entonces nos presenta con creencias o conceptos de personas que regresan a cobrar vida y para hacer daño a los vivos. Se ve esto en el concepto de la momia, Frankenstein, fantasmas, casa embrujadas, y el comunicarse con los seres humanos muertos. Debemos entender que toda esta creencia es exactamente opuesta a la enseñanza de la Biblia.

(Hebreos 9:27) Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

Los seres humanos muertos no pueden regresar a la tierra excepto como Dios manda. Para los inconversos, nunca van a salir de la tormenta del infierno aunque desesperadamente quieren hacerlo. En (Lucas 16:19-31), Dios nos presenta la realidad de estas cosas. El hombre rico murió sin Cristo, y no pudo traspasar este lugar de tormento a ningún otro, o sea, no hubo salida, y menos hubo regreso a la tierra. (2Corintios 5:8) enseña que para el cristiano, de ser ausente de su cuerpo (ser muerto) es estar presente con el Señor. El verdadero creyente nunca va a salir de la presencia del Señor una vez que muere, aunque sí va a regresar con el Señor a la tierra en el futuro (en los eventos de Apocalipsis).

Halloween nos presenta ideas y conceptos que regresan de la muerte para atormentar a los vivos, que es simplemente imposible. Además Halloween nos presenta conceptos e ideas de los Hindus y otros que dicen que las personas pueden tener una mezcla con animales, como un espíritu de un animal adentro de uno que sale. El Hombre-lobo, el vampiro, y otros monstruos de Halloween se basan en reencarnación de medio animal medio humano.

Entonces ¿qué es todo esto de los fantasmas, brujas, y espíritus? ¿Es cierto o no? Esto es la maniobra de Satanás, usando sus demonios. La Biblia presenta que los demonios tienen poder limitado en la tierra para obrar. Se ve que los demonios no tienen cuerpos, sino que están buscando de habitar en los cuerpos de animales (Marcos 5:1-15) o personas que se prestan a esto. Los únicos verdaderos que nos atormentan son estos demonios y las personas que se presentan a ser usados por ellos. En la cultura popular de Halloween, se presentan monstruos espirituales con poderes fantásticos, pero todo esto es ficción según la Biblia. Dios es quien obra con poderes fuertes en la tierra, y Satanás es limitado a lo que Dios permite que él haga.

Halloween entonces se basa en creencias opuestas de lo que la Biblia enseña. Debemos entender que diferentes religiones practican su fe diferente que nosotros. Unos necesitan estar en un templo o iglesia, pero muchos usan costumbres y prácticas como los paganos en el Antiguo Testamento. Muchas religiones ponen representaciones de sus conceptos en su alrededor, y hacen prácticas o costumbres que van de acuerdo con estas creencias. Les gusta mucho cuando otros entran en sus prácticas aun que no entiendan, pero empiezan en el camino de su religión. Los católicos por ejemplo adoran a la virgen con un símbolo en su coche o casa o trabajo. Los que tienen esta imagen también estando adorando sin saberlo ni modo si son católicos o no. Esto nos hace preguntar entonces, ¿qué estamos haciendo cuando decoramos nuestras casas, trabajos, y iglesias con símbolos de Halloween, y entramos en prácticas de “trick or treat", regalar dulces, y lo demás?

¿Por qué los buenos cristianos no celebran Halloween?

Un pastor de la Iglesia Satánica en San Francisco California, Antón LeVey, dijo claramente que le gustó que en la noche de Halloween los padres cristianos dejen que sus hijos celebren la noche de Satanás, y por un día en todo el año ¡los cristianos entregan a sus hijos a las manos del diablo!

Por ser salvos, somos hijos de Dios, ya no pertenecemos al mundo y las cosas del mundo (Hebreos 11:13-16); (1Pedro 2:11). Satanás es el dios de este mundo (2Cor 4:4), y Satanás quiere que todos le adoran. El problema aquí es que estamos en una guerra espiritual con las fuerzas de tinieblas y sus conceptos y creencias, y no debemos apoyar al enemigo sino a Dios y la justicia.

(Efesios 6:11) Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

De prestarse a las cosas de maldad es de entregarse la batalla para que Satanás gane.

Dios nos manda de alejarnos de lo oculto

(Romanos 12:9) Aborreced lo malo, seguid lo bueno.

(3Juan 1:11) Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.

(1Tesalonicenses 5:21) Examinadlo todo; retened lo bueno. 22 Absteneos de toda especie de mal.

En el Antiguo Testamento, Dios prohibió a los Israelitas de practicar las costumbres paganas, especialmente cuando se envuelven con cosas de ocultismo, (lo escondido que tiene que ver con la brujería y las fuerzas del mal). Fue la pena de muerte muchas veces de involucrarse en estas cosas de las fuerzas de maldad.

(Deut. 18:9) Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. 10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, 11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. 13 Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. 14 Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios.

(Ezequiel 44:23) Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.

El cristiano obediente debe examinar todo, las bases, las asociaciones, y las razones para todo a su alrededor, y especialmente a todo lo que él practica en su vida para las cosas que no glorifican a Dios, y especialmente para que rechace las obras de las tinieblas.

(1Corintios 10:31) Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.

(Romanos 13:12) La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.

(Efesios 5:11) Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.

(Filipenses 4:8) Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

(1Timoteo 4:1) Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;

No podemos decir que estamos reprendiendo las obras de las tinieblas si estamos imitando y copiándolas, decorando nuestros hogares y hasta nuestras iglesias con ellas. No hay nada de virtud o bueno, ni verdadero en lo que se presenta Halloween. Son doctrinas (creencias y prácticas) de demonios, diablos, y de Satanás.


LOS MALDICIENTES: No van al Cielo.

[1Cor 6:9-11] ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis… ni los maldicientes… heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

No somos salvos por obras, pero los pecados sí nos mandan al infierno. Un hijo de Dios es lo que es, por que se ha sujetado a la voluntad de Dios, y vive buscando la voluntad de Dios en toda su vida [Mat 7:21-23]. Esto le marca. Este pasaje nos demuestra unas cosas que son abominaciones para Dios, y los hijos de Dios se alejarán lo más lejos que se pueda de ellos.

[1Juan 3:8-9] El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Las obras no son el criterio de la salvación

La Biblia nos enseña muy claramente que el criterio para ser salvo [o no ser salvo] es de conocer a Jesucristo como su Salvador personal, y las obras no nos salvan [Tito 3:5]; [Efesios 2:8-9]. Pero [1Cor 6:9] “ni los maldicientes… heredarán el reino de Dios.” nos instruye que la persona quien tiene el hábito de usar vulgaridades y maldiciones es una persona quien no conoce a Dios. Del corazón podrido salen las maldiciones y groserías, y esto es exactamente una persona quien carece del amor de Dios en su corazón. No es un hijo de Dios, sino es un hijo del diablo, y se ve muy claramente y fácilmente su carácter.

[Rom 8:14] Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

[Mateo 12:34-37] ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

[Mat 12:37] Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

La clave para entender la prohibición divina en no usar maldiciones, de no ser maldiciente, de no atacarse el uno al otro, y de no hablar mentiras es que la boca habla por la abundancia del corazón. El corazón podrido se ve por las palabras vulgares de la boca.

[Pro 10:31-32] La boca del justo producirá sabiduría; Mas la lengua perversa será cortada. Los labios del justo saben hablar lo que agrada; Mas la boca de los impíos habla perversidades.

[Stgo 3:9-12] Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

Santiago aclara que la evidencia de que tipo de fuente es que se ve por la calidad de cosas que fluyen de ella. Un hombre malvado, inconverso, y sin salvación va a tener su boca bien entrenada para maldecir, mentir, y atacar a otros. Un hijo de Dios jamás dejará salir de su boca palabras de este carácter. Además Santiago hace un interesante punto. Cuando una persona maldice a otras criaturas hechas a la imagen de Dios, entonces es hipocresía que esta persona pretenda de ser salva, un hijo del mismo Dios que creó la persona que tú maldices.

[Mateo 15:11] No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

Los judíos se equivocaron al pensar que la espiritualidad [calidad de ser un verdadero hijo de Dios] era por la observación de leyes de dieta, pero Jesús volteó esto para enseñar la verdad. No es lo que pones en la boca lo que te hace corrupto, sino lo que sale de ella.

[2Co 5:17] De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Si profesas de ser salvo y tienes problemas con maldecir, ¿Cristo realmente ha limpiado tu corazón? ¿Realmente eres una nueva criatura?

¿Qué es el maldecir?
[1Tes 5:21-22] Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.

La idea de maldecir es de usar unas palabras [muchas veces el nombre de Dios, palabras que Dios como Juez usa para juzgar y maldecir a los malvados] para expresar un deseo que algo malo le pasa a otra persona. Es una forma de despreciar a la otra persona, o una expresión de frustración con la situación [que va en contra de Dios o uno mismo en lugar de una persona], o simplemente una forma de expresar lo opuesto de la santidad. Normalmente estas palabras no tienen sentido, y son interjecciones que echan en la conversación sin mucho sentido o función aparte de expresar enojo, frustración, o rechazo de la situación. A veces son echadas en la conversión para impresionar a otros con que tan malvado que eres, o tú falta de entusiasmo por lo que está pasando.

[Col 3:8] Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.

Pablo atacó aquí exactamente que es el maldecir. El maldecir sale de estas emociones, ira (violenta pasión en contra de alguien), enojo (indignación y deseo feroz en contra de alguien), malicia (depravación, o algo malo en contra de alguien), blasfemia (de verbalizar maldad en contra de otro, especialmente en contra de Dios y lo que hace en tu vida), palabras deshonestas (comunicación asquerosa y vil).

[Lev 20:7] Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.

Palabras, Vulgaridades, y Dios

[Sal 73:9] Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra.

Hay personas quienes usan maldiciones muy libremente. Para ellos, la maldición es algo ligero, como casi una broma. Echan unas maldiciones a otras personas en la calle, a los que trabajan con ellos, o aun a su pareja e hijos. La idea de maldecir es algo de burlarse de las personas y no es algo en serio. Dios maldice a los malvados aquí en la tierra, y eternamente al infierno. Cada vez que tú usas una maldición o el nombre de Dios en vano [con ligereza] estás burlando del Juez Justo y del juicio que hace Dios en contra de los malvados. Nadie puede burlarse de Dios sin que Dios juzgue a esta persona.

[Éxodo 20:7] No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

En los diez mandamientos Dios prohibió el uso profano de su nombre. Esto quiere decir, de tomar su nombre ligeramente en una plática cotidiana donde no hay reverencia por quien que es Dios. No es un pecado de usar el nombre de Dios, sino de usarlo en una forma vana [sin sentido, con burla, o sin respeto]. La idea es de usarlo como explicativo, o sea, te pegas el dedo con un martillo por accidente, y te sale el nombre de Dios como maldición o un explicativo.

[Pro 30:8-9] Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.

Somos llamados por el nombre de Dios, e igual que el uso de las vulgaridades es la blasfemia de Dios por un mal testimonio. Es lo mismo.

[Efesios 4:29-30] Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

El cristiano es una persona quien siempre edifica a otros. Un hijo del diablo se marca por ser una persona quien habla mal de otros, o como se maldice a sí mismo, o como blasfema en contra de Dios o en contra de los demás. ¿Cuáles eres?

[Ef 5:1-4] Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros… Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.

Pablo explicó con la fuerza de un mandamiento de Dios que no debemos seguir el mundo sino andar en el ejemplo del amor de Jesús. Pablo identificó lo que ni una vez debe ser visto entre los hijos de Dios. Su explicación es que esta prohibición total “conviene a los santos”. La idea es que “como es digno o correcto para los santos.”

Deseando mal a otros

[Sal 10:7] Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude; Debajo de su lengua hay vejación y maldad.

El hijo de Dios no usa maldiciones por que no quiere que la vida de otros vaya mal, y una maldición es exactamente esto, un deseo para alguien que te hizo algo malo o que no te gusta, recibe una maldición por lo que te hizo.

[Santiago 4:17] y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

El cristiano debe hacer correcto lo que sabe que es correcto.

La Vida Ejemplar de un Hijo de Dios

[Santiago 3:5-6] Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

[Filipenses 1:27] Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo…

Con la lengua podemos hacer mucha maldad, y el hijo de Dios guarda siempre su boca. Su conducta es algo que es digno a un hijo o representante de Dios.

[Salmo 141:3-4] Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios. No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, A hacer obras impías Con los que hacen iniquidad; Y no coma yo de sus deleites.

[1Pe 3:10] Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño.


ESTOS PODRÍAN SER TUS ÚLTIMOS CINCO MINUTOS

¿ALGUNA VEZ LO HABÍAS PENSADO?...
Estos podrían ser tus últimos cinco minutos de vida... nadie tiene la vida comprada, en algún momento TODOS vamos a morir, pero ¿qué tal si estos fueran tus últimos minutos sobre la faz de la tierra? ¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo que viene después? ¿Sabes lo que te va a pasar?

La Biblia dice: "Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego" (Apocalipsis 20:15).

"Bueno" dirás, "pero eso va a pasar dentro de !muuucho tiempo… y a lo mejor ni pasa¡. Además Dios es muy bueno y no creo que vaya a mandar a nadie al infierno."

¿Estás seguro?

La Biblia dice: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva [regalo] de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23).

"¿Pecado?, ¿cuál pecado?" te dirás. "Yo no he matado a nadie ni soy un asalta bancos o un secuestrador. Yo no soy tan malo..."

La Biblia dice: "y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado" (Santiago 4:17). ¿Alguna vez has mentido? ¿Alguna vez has pensado mal de alguien? Entonces has pecado, el simple hecho de no hacer lo bueno ya es una terrible falta en sí misma, escucha pues, lo que le pasará en el postrer día a aquellos que no han hecho el bien:

"Pero [El Señor] os dirá: Os digo que no se de donde sois; apartaos de mi todos vosotros, hacedores de maldad. Allí [en el lago de fuego] será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos" (Lucas 13:27, 28).

¿Realmente quieres quedar excluido?, ¿quieres pasar la eternidad en el castigo eterno, apartado de Dios?

¿Cuánto son cinco minutos? Si te pones a pensar no es nada, son cuatro comerciales, caminar dos cuadras o leer este folleto. Cinco minutos pasan muy rápido y ante ti se extiende el resto de tu vida y después...la eternidad.

Piénsalo muy bien: Cinco minutos son suficientes para que te atropelle un coche, para que se conciba un niño...o para que tú evites el infierno que te aguarda después de esta vida, no sabemos en que momento, en cien años o en diez segundos, a la vuelta de la esquina o comiendo palomitas de maíz frente al televisor en tu casa.

Pero no te desanimes, mientras hay vida aún hay esperanza. "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). En cinco minutos puede cambiar tu vida... para bien o para mal. La decisión es tuya; ante ti hay dos caminos, la vida o la muerte, el cielo o el castigo eterno, y depende sólo de ti escoger el camino que decidirá dónde pasarás la eternidad.

¿Ya lo pensaste? El tiempo se agota, el segundero acaba de entrar en el último minuto y cuando la manecilla grande rebase a la pequeña ya será demasiado tarde... es ahora o nunca.

Si sientes que necesitas estar seguro de que pasarás la eternidad en un lugar hermoso al lado de tu creador y no en la eternidad sin Dios, te invitamos a que hagas en voz alta esta simple oración y con fe:

Señor Jesús: Reconozco que soy un pecador y que a causa de mis pecados merezco la muerte eterna; por eso me arrepiento y te pido perdón humildemente, anota mi nombre en el libro de la vida. Ahora sé que en tu infinito amor, tú pagaste en la cruz por todos mis pecados, por lo cual te acepto como mi Señor y Salvador. Ahora quiero hacer tu voluntad y seguirte todos los días de mi vida. Amén.

¡Justo a tiempo!

La Biblia dice: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación (Romanos 10:8-10)

Si hiciste esta oración confesando que Jesús es el Señor, si te arrepentiste de tus pecados y crees en tu corazón que Dios levantó a Jesús de los muertos, has hecho bien, pues hoy naciste de nuevo y eres salvo, y ya eres hijo adoptado por Dios (Juan 1:12-13) Ahora, sólo te falta que asistas a nuestras reuniones donde predicamos a Cristo crucificado y resucitado y enseñamos la Palabra de Dios y animamos a las personas a trabajar para el Señor en diferentes grupos de trabajo y serles útiles a Dios. Puedes tener la certeza de que algún día, ya sea más tarde o más temprano, todos vamos a presentarnos ante la presencia de Dios, ¡y qué difícil será para aquellos que le rechazaron y se negaron a oír su voz! Te invitamos pues a nuestras reuniones, para que sigas creciendo y conozcas más del Dios verdadero.


¿CUANTAS BUENAS OBRAS SON NECESARIAS PARA SER SALVO?

Cuando ni siquiera el infinito es suficiente

¿Qué pesa más, una tonelada de oro o una tonelada de basura? Ésta es en realidad una pregunta capciosa, ya que ambas cosas pesan igual. Sin embargo por alguna razón tendemos a considerar que el oro pesa más que la basura, es decir, le asignamos un valor que NO posee porque de alguna manera nos parece que es "más valioso".
Algo parecido sucede con las buenas obras. La mayor parte de las personas piensa que es necesario hacer buenas obras para ser salvos, de hecho muchas personas tienen la falsa idea de que su salvación depende de la cantidad de buenas obras que haya hecho, lo cual entra en contradicción con lo que la Palabra de Dios dice al respecto.

Píenselo por un momento: ¿Cuántas buenas obras cree usted que sean necesarias para permitirle la entrada al Cielo? ¿Cien? ¿Mil? ¿Un millón? La Biblia dice que ni todas las buenas obras del universo son suficientes para que un pecador pueda entrar en el Cielo.

El problema de las buenas obras: Portarse bien no es garantía de irse al Cielo

Muchas personas están convencidas de que si hacen muchas buenas obras aquí en la Tierra, eso les garantizará un lugar en el Cielo cuando mueran. Desafortunadamente eso no es cierto. La pregunta clave aquí es ¿Cuántas buenas obras son necesarias para ser salvo? Lo cierto es que ni todas las buenas obras del mundo pueden salvar a un pecador, porque no hay una buena obra lo suficientemente grande como para que pueda quitar el pecado. Sólo la sangre puede cubrir el pecado "y sin derramamiento de sangre no se hace remisión (de pecados)" (Hebreos 9:22). El problema es que no cualquier tipo de sangre puede quitar el pecado. La sangre de los animales no lo puede quitar (Hebreos 10:4), sólo la sangre del Hijo de Dios puede hacerlo: "la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1Juan 1:7).

Seguramente usted objetará que sus buenas obras deben contar para algo, que de alguna manera son necesarias para su salvación. En realidad, Dios nos va a dar el pago por nuestras obras: "Y tuya, oh Señor, es la misericordia; porque tú pagas a cada uno conforme a su obra" (Salmo 62:12); el problema es que hasta las que consideramos como buenas obras para Dios en realidad no lo son. En (Mateo 23), Jesucristo advierte a los que lo escuchan respecto a los fariseos. Éstos creían ser hombres religiosos que cumplían la Voluntad de Dios y hacían buenas obras, pero Jesucristo nos ordenó que no imitáramos sus supuestas buenas obras, porque en realidad eran desagradables para Dios.

Para Dios, nuestras "buenas obras" son basura

El hecho de que creamos estar actuando bien, no quiere decir que en realidad lo estemos haciendo. En un momento dado, lo que a nosotros nos puede parecer una excelente buena obra, para Dios seguramente no lo será: "Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación" (Lucas 16:15).

En ese sentido, no importa lo que nosotros podamos pensar respecto a nuestras buenas obras. Si a Dios nuestras buenas obras le parecen basura, entonces podemos tener la seguridad de que en realidad lo son: "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento" (Isaías 64:6). Inclusive lo que ha nosotros nos parece moralmente justo y éticamente correcto, para Dios es una cosa sucia, como un trapo inmundo, con el cual no se puede limpiar ningún pecado y mucho menos justificar a ningún ser humano.

Admitámoslo: Nuestras buenas obras en realidad son malas

Debemos reconocer que en el fondo muchas de las buenas obras que creemos hacer, en realidad no son motivadas por un deseo de agradar a Dios, sino que tienen una motivación menos noble. ¿Cuántas veces le hemos dado algo a alguien por obtener alguna cosa o esperar que esa persona nos devuelva el favor? ¿Cuántas veces hemos puesto algunas monedas en la mano de un mendigo sólo para acallar nuestra conciencia por ser más afortunados o porque alguien nos está viendo? ¿Cuántas veces hemos visto una necesidad real y sencillamente hemos cerrado nuestros ojos? Ahora bien, si nuestras buenas obras son malas, ¿entonces qué serán nuestras malas obras? Es precisamente por esto que muchas personas no se acercan a Dios: "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo [Jesucristo], y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas" (Juan 3:19,20).

Otra falsa idea: "Yo no soy un pecador"

Muchas personas no admiten que son pecadoras, ya que para ellos el concepto de pecado es un acto atroz, como asesinar a alguien, asaltar un banco o secuestrar a un niño. Sin embargo, para Dios el pecado es pecado, y aunque no robemos o asesinemos, por el simple hecho de pensar mal de alguien o decir alguna mentira, eso es equivalente, a los ojos de Dios, a haber cometido todos los pecados posibles: "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos" (Santiago 2:10).

La Biblia es muy clara al respecto: "Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque" (Eclesiastés 7:20). ¿Usted conoce a alguien que jamás haya mentido, que jamás haya deseado algo malo, que jamás haya tenido un mal pensamiento? Seguramente no. Por eso la Palabra de Dios dice: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Todos hemos pecado en algún momento y seguramente lo volveremos a hacer, por eso, al decir que no hemos pecado, hacemos a Dios mentiroso (1 Juan 1:10) y nos engañamos a nosotros mismos (1 Juan 1:8).

El problema es que la consecuencia del pecado es la muerte: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23), así que ni todas las buenas obras del mundo pueden evitar la consecuencia de nuestro pecado, es decir, la muerte (separación eterna de Dios).

La salvación es por fe, no por obras

En realidad, Dios tenía un plan para salvarnos de nuestros pecados, pero en su infinita sabiduría no le plació que fuera por las obras, sino por la fe: "Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia" (Romanos 4:4,5). Ninguna buena obra puede justificarnos de nuestro pecado delante de Dios, ya que para Dios lo que justifica al pecador es única y exclusivamente la fe: "Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él [Dios]; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley" (Romanos 3:20,28). Ahora bien, Dios no quería que tuviéramos una fe abstracta, porque se puede tener fe en uno mismo, fe en las buenas obras o fe en la misma fe. La fe que Dios quería que tuviéramos era fe en Su Hijo Unigénito: "Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado" (Gálatas 2:16). Para Dios, lo único que puede justificar a un pecador es la fe que éste deposite en la persona de Cristo Jesús y su obra redentora en la cruz; además existe una razón por la que Dios no quiso que nos salváramos por nuestras buenas obras, ya que fue Su Voluntad darnos la salvación como un inmerecido regalo: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8,9). En efecto, si la salvación dependiera de nuestras buenas obras, ya no sería un regalo y además habría algunos que se gloriarían por ser tan buenos (es decir, por creerse merecedores de la salvación). No lo olvidemos, la salvación es un regalo que Dios pone a nuestro alcance por medio de la fe y no por nuestras buenas obras.

Nuestras "buenas obras" no pueden ni podrán salvarnos

Volvamos al ejemplo de la tonelada de basura y la tonelada de oro. Si las colocáramos en una balanza, ambas cosas pesarían igual. En realidad eso no significa que la balanza esté descompuesta o que no se pueda comparar el oro con la basura. En un sentido espiritual, lo que nos parece tan valioso como el oro (las buenas obras), es igualmente despreciable a los ojos de Dios como si se tratara de basura. La balanza no está mal, nosotros somos los que estamos equivocados. Dios no miente, nosotros somos los que nos engañamos a nosotros mismos. Esto sólo puede significar una cosa, que nosotros no podemos salvarnos a nosotros mismos por muchas buenas obras que hagamos, sino que es Dios el único que puede salvarnos por su misericordia: "Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo" (Tito 3:5).

"[Dios] Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos" (2 Timoteo 1:9).

Solo Jesucristo puede salvarnos

Afortunadamente, Dios ya nos ha mostrado el camino: "Bueno y recto es Jehová; por tanto el enseñará a los pecadores el camino" (Salmo 25:8). Lo cierto es que para Dios las buenas obras que podamos hacer no cuentan para nuestra salvación, ya que sólo podemos encontrar salvación en Cristo Jesús: Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado" (Romanos 10:8-11). "Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Hechos 2:21).

No depositemos la seguridad de nuestra salvación en nuestras obras, sino en la fe en Cristo Jesús para que un día podamos escuchar lo mismo que otros escucharon de los labios de Nuestro Señor Jesucristo: "Tu fe te ha salvado" (Marcos 5:34); (Marcos10:52); Lucas 17:19).

!Que la Gracia abunde en vosotros!



REUNIONES: Discipulado Cristiano, estudio de la Palabra de Dios, grupos de oración y grupos de evangelización, oración por los enfermos

Oración para liberación

[305] 776 3440

www.puertaseternas.blogspot.com

waltergelabert@gmail.com

Preparándonos para el arrebatamiento de la Iglesia del Señor Jesucristo