jueves, octubre 25, 2012

LA SALVACION DEL SER HUMANO


                                                                                                  
El patriarca Job hizo una pregunta que muchos han considerado desde aquel tiempo: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” [Job 14:14]. Luego expresa lo que muchos sienten: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantara sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” [Job 19:25,26]. La Biblia dice que ésta establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” [Hebreos 9:27]. En la descripción del juicio, que relata [Mateo 25:31-46], se ve que habrá una gran separación ë irán éstos  (los injustos) al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (v46). Hay solamente dos destinos: El infierno, con su tormento descrito en el Evangelio de Lucas, capitulo 16, y el cielo, cuyo esplendor y gloria están descritos en Apocalipsis 21 y 22.  
La salvación se refiere al lugar y al estado del alma, en los cuales el hombre vivirá eternamente. Todo el mundo sabe que Dios no permite al hombre llevar sus pecados consigo al cielo. Por lo tanto, algo tiene que efectuarse en el hombre para librarle del pecado si es que va a pasar la eternidad en el cielo. Esta obra por la cual el alma del hombre queda libre de la condenación del pecado se llama la salvación.
¿Cómo conseguimos la salvación? ¿Cómo podemos estar seguros de que viviremos en el cielo y no iremos al infierno? Los hombres han dado muchas respuestas a estas preguntas: Unos dicen que el hombre tiene que mortificar la carne, hacer votos, hacer bienes a otros, llevar una vida moral, etc.; otros declaran y decretan que es necesario confiar en la iglesia, dar diezmos, ofrendas y pactos de dinero; hay otros que señalan que se debe confiar en personas piadosas que puedan abogar por ellos; otros dicen que es preciso recibir los ritos de la iglesia y cumplir con ellos. Pero cuando se trata de un asunto tan importante como el destino del alma deseamos basarnos en la absoluta verdad; y a fin de hallar la verdad en cuanto a asuntos espirituales, debemos ir a la autoridad suprema de toda verdad, la Palabra de Dios; y esa es la autoridad para el cristianismo.
¿Qué dice la Biblia?
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo” [1Pedro 1:18-19]. “Quien (Jesucristo) llevo él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” [1Pedro 2:24].
El apóstol Pablo declara:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” [Efesios 2:8-9].
Nadie puede ser salvo por buenas obras de amor ni grandes esfuerzos por obedecer los mandamientos de Dios. La persona se salva por la gracia de Dios. Las razones para eso son las siguientes:
1]- Todos los que no son salvos están muertos espiritualmente [v1], bajo el dominio de Satanás [v2], esclavizados al pecado [v3] y bajo la condenación de Dios [v3].
2]- Para ser salvo uno debe recibir la provisión de Dios de salvación  [vv 4-5], recibir el perdón del pecado [Romanos 4:7-8], obtener la vida espiritual, ser liberado del poder de Satanás y del pecado [Colosenses 1:13], ser hecho una criatura [v 10]; [2Corintios 5:17] y recibir al Espíritu Santo [Juan  7:37-39]; [Juan 20:22]. Ningún esfuerzo propio, por grande que sea, puede lograr lo anterior.
3]- Lo que produce la salvación  es la gracia de Dios por la fe [vv 5-8]. El don de gracia de Dios incluye lo siguiente:
A]- Primero se produce el llamado al arrepentimiento y a la fe [Hechos 2:38]. Junto con ese llamado viene la obra del Espíritu Santo dentro de la persona, que le da el poder o la capacidad de convencer de pecado y responder a Dios.
B]- Los que responden en fe y arrepentimiento y aceptan a Cristo como Señor y Salvador reciben gracia adicional para ser nacidos de nuevo mediante el Espíritu y ser llenos del Espíritu [Efesios 5:18]; [Hechos 1:8]; [Hechos 2:38].
C]- Los que llegan a ser nuevas criaturas en Cristo reciben continua gracia para vivir la vida cristiana, resistir el pecado y servir a Dios [Romanos 8:1314]; [2Corintios 9:8].  
Jesucristo dice:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” [Juan 3:16-18].
La salvación no depende de ningún hombre, ni de las obras del hombre, o sea, de hacer bien a los demás o de hacer buenas acciones; la salvación no depende de la iglesia donde tú estás, ni de la cantidad de dinero que ofrezcas; no depende del diezmo, de la ofrenda, ni de los pactos de dinero que te pidan; la salvación depende pura y exclusivamente de la obra redentora de Jesucristo quien tomó el lugar del pecador en la cruz del Calvario. La acción que debe tomar el hombre es creer en Cristo, confiar en él como Salvador de la condenación eterna, y obedecerle como el Señor.
Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” [Mateo 11:28].
¡Gracia y Paz del Señor ¡