La Palabra de Dios demuestra con toda
claridad la condenación de todos los hombres y la ira de Dios [Ro 1:18]; [Ro
3:20]; también demuestra la revelación de la justicia de Dios [Ro 3:21]. El
único sentido en que Pablo parece haberse referido a la justicia de Dios es en
la demostración de que Él es justo al condenar al hombre por su pecado. Sin
embargo, todo lo anterior es parte del evangelio porque representa el
diagnóstico de Dios de la condición del hombre por su pecado e injusticia; también
demuestra la necesidad de liberación de una situación que el hombre no puede
cambiar por sí solo, caminando hacia la condenación eterna; y está claramente
demostrado que todos están bajo pecado [Ro 3:9]. El camino ha sido preparado
para hablar de la respuesta de Dios; en otras palabras, de la “Justicia de
Dios” y la solución para el problema del hombre revelada en el evangelio de
Cristo.
¿Qué es la justicia de Dios?
Rectitud de conducta que se ajusta a
las condiciones de una relación determinada. Así, la justicia de Dios
manifiesta su fidelidad consecuente consigo mismo y con su Pacto. La justicia
de Dios se refiere a la actividad redentora de Dios respecto al pecado humano
por la cual Él, de una manera justa [Ro 3:26], pone al creyente en relación
correcta consigo mismo y lo libera del poder de la maldad, del pecado y de la
condenación eterna.
En la carta a los [Ro 4:6-8] muestra
que Dios trata a los pecadores sinceramente arrepentidos como justos, no porque
la justicia sea algo que obtengan mediante sus obras, sino más bien porque la
reciben como un don cuando confiesan sus pecados y creen en Cristo Jesús; en
otras palabras; Dios nos justifica por medio de la FE en Cristo Jesús. La revelación de la justicia de Dios en el
evangelio no es algo que solo ocurrió en el pasado. Como poder de Dios para la
salvación que acompaña al creyente, es constantemente nueva y pertinente. La
justicia de Dios le llega al creyente mediante la FE en su Hijo Jesús. La
justicia de Dios también determina que no tendrá por inocente al culpable
[Nahum 1:3]; [Nm 14:18], Dios es un Dios de justicia y pagará a cada uno conforme
a sus obras y la retribución viene conforme a lo que se haya hecho [Job 34:11].
I - LA JUSTICIA DE DIOS EN EL ANTIGUO
TESTAMENTO
El [Sal 97:2] describe cuatro elementos
del reino de Dios:
1]- La justicia y el derecho (justicia
y juicio) como el cimiento de su trono [v2],
2]- Su poder imperante sobre toda la
tierra [vv 1-6,9],
3]- Su victoria sobre los falsos dioses
[v7]
4]- Y la subsecuente alegría de los
justos [vv 8-12].
También profetiza la suprema revelación
de Cristo y el gobierno de su reino final de la historia [Ap caps. 19-22], un
acontecimiento que causará gran alegría entre los redimidos [Ap 11:15-17]; [Ap
18:20] [Ap 19: 1-3].
Según [Dt 32.4], Dios es justo
(tsaddiq) y recto (yashar); todos sus caminos son justos (mishpat), y no hay iniquidad
en Él. Es la Roca [Dt 32.4]; [Sal 92.12–15], y “la justicia (tsedeq) y el
derecho (mishpat) son la base de su trono” [Sal 97.2]; [Sal 36.5]; [Sal 71.16];
[Sal 89.14]. Dios es el autor de toda justicia; y es quien autoriza al rey [Sal
72.1–4] y al juez [Sal 82].
Nótese que en el Antiguo Testamento la
justicia de Dios se asocia constantemente con su obra salvadora y con su amparo
de los pobres, los huérfanos, las viudas y los forasteros [Sal 10.12–18]; [Sal
31.1]; [Sal 36.5–7]; [Sal 140.12]; [Sal 146.7–10]; [Is 1.17]; [Jer 22.16]; [Lc
1.46–56]. Tanto el rey como el juez están llamados a rescatar al oprimido y
“aplastar al opresor” [Sal 72.1–4]; [Sal 82.1–18]. Por eso tsedeq (tsedeqah)
también puede traducirse por “los triunfos de Jehová” [Jue 5.11]; [Sal 48.10]; [Is
45.24], “salvación” [Is 54.17] o “hechos de salvación” [1S 12.7–12], y aparece
a menudo en paralelismo con la palabra “salvación” [Sal 40.10]; [Sal 51.14]; [Sal
65.5]; [Sal 22.31]; [Sal 71.24]; [Is 46.12]; [Sal 51.5–8]; [Sal 61.10]; [Sal 62.1],
con “vindicación” [Jer 11.20], con “bondad y misericordia” [Sal 145.7]; [Os
2.19] y con los “hechos poderosos” y “estupendos” de Dios [Sal 145.4–7]. “Y no
hay más que Yo; Dios justo y Salvador” [Is 45.21].
El mundo debe entender que hay un Dios
que habita en los cielos, que es justo; el creyente y la Iglesia en general
deben entender que hay un Dios justo, y su justicia viene con retribución; y no
tendrá por inocente al culpable. El cristianismo moderno no está asociando la
obra salvadora de Cristo y no esta asociando lo que es el amparo a los pobres,
a los huérfanos, a las viudas y a los forasteros. Los nuevos movimientos de la
fe supuestamente “cristianos” y sus líderes, están más interesados en sí mismos
que en el prójimo; peleándose unos; aborreciéndose unos con otros [Mt 24:10] y
perdiendo el tiempo en cosas vanas; en vez de aprender doctrina bíblica, amar
la justicia y la unidad en Cristo. Hoy en día estamos acostumbrados a ver
predicadores que se apacientan a sí mismos [Ez 34:2]; [Judas 1:12], falsos pastores llenos de envidias y deleites de la vida. Solo quieren impresionar a la gente; llenos de
envidias y de terquedad; duros de cerviz como el pueblo de Israel en el
desierto. Predicadores egoístas y ciegos [Is 56:9-12] que quieren construir el
reino con sus grandes templos y ni siquiera saben, o no se dieron cuenta que el
pueblo de Dios sufre hambre alrededor del mundo, ovejitas que están contando
las moneditas para tomar el bus que los lleve a las iglesias para adorar a Dios;
y los predicadores siguen construyendo grandes templos y sometiendo a las
ovejas a dar más dinero cada día, para pagar sus deleites, ultrajándolas de
todo y de lo poco que les queda; predicadores inventando pactos para ultrajar y
despojar a la gente, olvidándose de los
pobres de este mundo, los necesitados, los dolidos, los enfermos, los
quebrantados de corazón [Ez 34:4] Predicadores tercos y sin conocimiento de la
Palabra de Dios; que verán sus grandes templos en la Gran Tribulación
derrumbarse como castillos de arena, junto con el dios de las riquezas, y el
rey de los espantos. El fin no se tarda; Jehová de los ejércitos viene con retribución;
y no tendrá por inocente al culpable.
En el Antiguo Testamento la justicia
suele tomar una expresión social, como indican los textos citados. Gran parte
de la legislación del Pentateuco se dedica a la justicia social, hasta en los
detalles más mínimos de la vida económica, política, militar y judicial. Los
profetas, especialmente, condenan la flagrante injusticia social de su tiempo,
tanto en Israel como en las naciones vecinas, por ejemplo: [Am 1 y 2]; llaman
al pueblo al arrepentimiento y a la restauración de la justicia para que “corra
el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” [Am 5.24]; [Miq
6.8]. Reprueban especialmente la hipocresía que racionaliza la injusticia con
una piedad ceremonial, como lo vemos ahora en el cristianismo moderno o
apóstata, mezclado con todo tipo de paganismo, sodomía, humanismo, mundanalidad,
idolatría a los bienes materiales y sacrificios a los ídolos.
II - JEHOVÁ: ES EL JUEZ JUSTO: [Salmos
7:11]: Dios es JUEZ JUSTO, Y Dios está airado contra el impío todos los días.
Jehová es el juez de toda la tierra [Sal
9.4, 8]; [Sal 50.6]; [Sal 96.13]; [Jer 11.20]. Cuando los hombres y los pueblos
infringen las condiciones del pacto, los mandamientos y la relación con Dios,
la justicia de Dios los condena y castiga.
El rey David da gracias y alaba al
Señor porque un día Él librará totalmente a quienes lo buscan [Sal 9.8-14] y
juzgará a sus enemigos [vv 3-8,15-20].
1]- A fin de impedir el desaliento y la
desesperación ante el aparente éxito de la maldad en el mundo, el pueblo justo
y verdadero de Dios debe creer y confesar con firmeza que un día el Señor
justificará a los que, a pesar de la aflicción, perseveren frente a todos los que
pretendan destruir su FE en Dios [vv 7-11].
2]- Los creyentes pudieran aplicar
estos pasajes a los enemigos del Señor y de su Iglesia. Durante toda la época neo
testamentaria hay un continuo conflicto entre las fuerzas del mal y del bien.
Lucifer, el mundo y los falsos creyentes; tanto falsos apóstoles, falsos
profetas, y falsos maestros que crecen cada día más en las iglesias mundanas e
idólatras apoyados por Lucifer y sus demonios; éstos se opondrán a los creyentes fieles que buscan de continuo
al Señor.
III -
DIOS DE LA VENGANZA
El Señor es un Dios cuya compasión,
bondad y perdón van unidos a la verdad, la santidad y la justicia. El hecho de
que Dios es piadoso y compasivo revela que Él no castigará a nadie, a menos
que, y hasta que, se rechacen y menosprecien su clemencia, amor y atenten
contra el Espíritu Santo; Él es un Dios de justicia, y no tendrá por inocente
al culpable [Nm 14:18].
En la antigüedad se conoce como: “Dios
de las venganzas” [Sal 94.1], aunque “perdona la iniquidad, la rebelión y el
pecado”, pero no tiene “por inocente al malvado” [Éx 34.7], sino juzga a sus
siervos, condena al impío y justifica al justo para darle conforme a su
justicia [1R 8.31]; [Jer 50.15]; [Jer 51.56]; [Am 1 y 2].
Dios aborrece sobre todo los pecados de
maltrato a otros seres humanos y juzgará con severidad las acciones violentas e
inhumanas, carentes de toda compasión
[Ro 1:18-32]. En vista de que Dios aborrece la crueldad, es esencial que
el pueblo de Dios siempre se esfuerce por tratar a los demás con equidad,
justicia y amor. Las naciones de Judá y de Israel eran el pueblo escogido de
Dios, pero también caerían bajo su juicio por sus pecados. Los pecados de Judá
giraban en torno a su rechazo de la Ley de Dios y su negativa a guardar su
Palabra. Habían sido llevados al mal camino de la idolatría, es decir la
adoración de los falsos dioses de otras naciones (demonios).
Siempre el pueblo de Dios se enfrenta a
la tentación de ser descarriado por las costumbres y las creencias de la
sociedad que lo rodea; hoy en día parte del cristianismo apóstata actual no
difiere mucho de lo que eran Judá e Israel; llevando lo mundano, mezclarse, contaminarse
y haciendo alianzas con los incrédulos, adorando a los demonios, adorando al
dinero y a los bienes materiales; con predicadores idólatras que enseñan a las
ovejas a descarriarse, inyectándoles doctrinas venenosas del humanismo secular,
la sicología del engaño, del éxito mentiroso y la prosperidad de Satanás y
predicando con biblias de los sodomitas. Desde ya el juicio de Dios no se
tarda, llegará con retribución a todo aquel que hace lo malo y engaña al pueblo
de Dios; y no solo a Dios; sino al mismo Espíritu Santo. Dios es un Dios de amor
y de misericordia; y no tendrá por inocente al culpable [Nm 14:18]; [Nah 1:3].
Dios es un Dios de justicia y de venganza a todo aquel que practica lo malo.
[Dt 32:35]; [Dt 32:41]. [Hebreos 12:29]: porque nuestro Dios es FUEGO
CONSUMIDOR. Dios dará retribución a todo el que practica lo malo, nadie quedará
excluido y nadie escapará del juicio de Dios; el fin no se tarda.
IV -
NO HAY JUSTO, NI AUN UNO [Romanos 3:10-18]
El apóstol Pablo expone en estos
versículos que reflejan una fiel comprensión de la naturaleza humana. Todas las
personas en su estado natural son pecadoras. Todo su ser está afectado
adversamente por el pecado y se inclina a la conformidad con el mundo y la
naturaleza pecaminosa. No hay nadie que no sea culpable de desviarse del camino
de la verdad y de la piedad, al camino del egoísmo, del egocentrismo, del
orgullo, de la lascivia, del materialismo, de la idolatría y del amor al dinero.
El Antiguo Testamento afirma que ningún
hombre es justo ante Dios [Job 25.4]; [Sal 143.2]; [Is 57.12]; [Is 64.6], pero
en algunos pasajes se vislumbra aquella justicia imputada por Dios en virtud de
la FE, justicia que habría de revelarse plenamente en el Nuevo Testamento a
través de Cristo [Justificación].
Entre los muchos sentidos que tiene
“justo” en el Antiguo Testamento figuran:
1]. La perfección de Dios en virtud de
la cual Él es fiel a sí mismo y a su pacto [Jn 17.25]; [Ro 3.26], especialmente
como juez [2Ti 4.8]; [Ap 16.5] sobre los hombres y las naciones.
2]. El término “justo” tiene un sentido
mesiánico y escatológico. En algunos pasajes rabínicos y apocalípticos se
describe al Mesías como “el Justo” o “el Mesías, nuestra Justicia”; [Jer 23.5]; [Jer 33.15]; [Zac 9.9]. A Cristo
se le llama “el Justo” en [Hch 3.14]; [Hch 7.52]; [Hch 22.14] y el reino
escatológico se describe frecuentemente como “justicia”. De igual manera, a los
redimidos del reino escatológico, que constituyen el pueblo del Mesías, también
se les llama “los justos” [Mt 10.41]; [Mt 13.43, 49]; [Heb 12.23]; [1P 4.18].
3]. A veces “justicia” significa
misericordia, generosidad [2Co 9.9] o limosna [Mt 6.1]; [Mt 23.23]; (el uso más
común de tsedaqah entre los rabinos). En algunos pasajes se emplea el término
en su sentido más helenístico de virtud moral (“honorable”, “respetable”; [Flp 4.8]; [1Ti 1.9]; “inocente” en [Mt 27.19,
24] o “meritorio” ante los hombres o ante Dios [Lc 1.6]; [Ro 2.13]; “no hay
justo”, [Ro 3.10]. En otros pasajes, se alude a la seudo justicia de los
fariseos [Mt 9.13]; [Mt 23.28]; [Lc 20.20].
Jesús expone su discurso sobre los
dirigentes religiosos y los ministros de su época cuya conducta pública parecía
recta, pero cuyo corazón estaba lleno de hipocresía, orgullo, idolatría, lascivia
y maldad. Eran como sepulcros pintados y blanqueados, hermosos y atractivos por
fuera, pero con fetidez y corrupción escondida en su interior. Vivimos tiempos
peligrosos [2Ti 3:1] y los creyentes deben estar conscientes de que dentro de
las iglesias pudiera haber predicadores de la Palabra de Dios de igual espíritu
y vida que los maestros corrompidos de la Ley de Dios en la época de Jesús [Mt 24:11,24]. Cristo advierte que no todo el
que afirma que es creyente lo es verdaderamente [Mt 13:38] (trigo y cizaña), y
no todo el que dice Señor, Señor, es siervo de Cristo; ni son todos los escritores, conferencistas, misioneros,
pastores, evangelistas, apóstoles, maestros, profetas, diáconos y obreros
cristianos lo que dicen ser; muchos se parecen a sepulcros blanqueados, llenos
de celos, envidias, adulterios, materialistas al extremo, viven en la carne y
nunca se despojaron del viejo hombre [Ef 4:22].
V - LA JUSTICIA EN EL NUEVO TESTAMENTO
Generalmente en el Nuevo Testamento la
justicia no se concibe como la virtud abstracta del pensamiento griego, sino
como una relación personal con Dios, como en el Antiguo Testamento (el “justo”
es aquel a quien el rey acepta), e implica fidelidad [Ro 5.1]; [Ro 8.1–4]; [Ro 9.30–10.5];
[1Jn 3.6–10]. Este parece ser el sentido de la frecuente asociación entre el
“reino de Dios y su justicia” [Mt 5.6, 10]; [Mt 6.33]; [Mt 13.43]; [Ro 14.17]; [1Co
6.9]; “camino de justicia”, [Mt 21.32]; [2P
2.21]. En muchos pasajes esta justicia equivale al nuevo modo de vivir que nace
de la FE en Cristo [Stg 3.18]; [1P 2.24]; [1Jn 2.29], esta “Vida Cristiana”, es
verdadera justicia; en otras palabras es una relación con Cristo; y no una
religión que hace que la persona aparenta tener piedad y estar con Dios, cosa
que no es la realidad sino más bien una hipocresía religiosa; y la hipocresía
religiosa lleva a muchos a las llamas del infierno.
En muchos pasajes, los mismos términos
griegos significan justificación vicaria [Gl 2.21]; [Flp 4.8]; [Ro 6.6].
VI – LA IRA DE DIOS CONTRA LA
INJUSTICIA DEL HOMBRE [Romanos 1:18]
La ira de Dios [Gr orge] es una
expresión de su justicia y amor. Es el enojo de Dios y su reacción permanente a todo pecado [Ez 7:8-9]; [Ef
5:6]; [Ap 19:15], provocada por la conducta malvada de algunas personas [Éx
4:14]; [Nm 12:1-9]; [2S 6:6-7] y naciones [Is 10:5]; [Is 13:3]; [Jer 50:13];
[Ez 30:15], y por la infidelidad del pueblo de Dios [Nm 25:3]; [Nm 32:10-13];
[Dt 29:24-28].
1]- En el pasado se revelaron la ira y
el furor de Dios respecto al pecado mediante el diluvio [Gn 6-8], el hambre y
las plagas [Ez 6:11], la aniquilación [Dt 29:22-23], la dispersión [Lm 4:16] y
el incendio de la tierra [Is 9:18-19].
2]- En la actualidad Dios manifiesta su
ira al entregar al perverso a la impureza sexual y a pasiones vergonzosas y al
llevar a la ruina y a la muerte a todo el que le desobedece [Ro 1:18]; [Ro
3:20]; [Ro 6:23]; [Ez 18:4]; [Ef 2:3]. Estamos
viviendo en un tiempo, por decirlo así, el peor de los tiempos; parecido a
Sodoma y Gomorra [Gn 18:20]; [Judas
1:7]; donde las pasiones vergonzosas, la inmoralidad sexual, los adulterios,
las fornicaciones, etc., han llegado al máximo; el apóstol Pablo menciona estos
días como “malos” [Ef 5:16]; no como los falsos profetas que adivinan y
profetizan que todo está bien. Dios
manifestará su ira contra todos los que practican tales cosas; no se tardará, y
en donde el fin y al fin llegará. El mundo en la Gran Tribulación llegará a ser
como Sodoma y Gomorra [Gn 19:28] y en donde la ira de Dios se manifestará sobre
todos los impíos, los falsos apóstoles y profetas que predicaron un evangelio
torcido y haciendo lucro con las ovejas del Señor; y a todos los que rechazaron la Gracia de Dios, la
justicia caerá con mano dura de parte de Dios.
3]- Dios manifestara su ira sobre este mundo
mediante la Gran Tribulación [Mt 24:21];
[Ap 5-19] y un día de juicio de todos los pueblos y naciones [Ez 7:19]; [Dn
8:19], “Día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad” [Sof
1:15], día de ajustar cuentas para los injustos [Ro 2:5-6]; [Mt 3:7]; [Lc
3:17]; [Ef 5:6]; [Col 3:6]; [Ap 11:18]; [Ap 14:8-10]; [Ap 19:15].
Finalmente, Dios manifestará su ira
mediante el castigo eterno para los que no se arrepintieron y no aceptaron a
Cristo como Señor [Mt 10:28].
En el Libro de [Apocalipsis 21:8] da
una severa respuesta a los que irán al castigo eterno: Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte
en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
En la carta de
[1Corintios 6:9] da una respuesta clara a los que quedarán excluidos del reino
de Dios y condenados al castigo eterno: ¿No
sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los
fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que
se echan con varones.
Mejor respuesta no se puede dar; La
Palabra de Dios es clara y concisa. El hombre no tiene escapatoria; hay una
condenación eterna en las llamas del infierno. Si la humanidad quiere escapar
de la condenación eterna; deberá arrepentirse de toda obra mala mediante
arrepentimiento hacia Dios, cambiar de actitud y cambiar la forma de vivir; en
otras palabras, hacer obras dignas de arrepentimiento. Las religiones nunca
cambiarán al hombre; las instituciones nunca cambiarán al hombre; ni los
organismos, ni los gobiernos; ni siquiera un evangelio torcido a gusto y placer
del consumidor; El Espíritu Santo no habita en iglesias corruptas, Jehová de
los ejércitos no las conoce, y Jesús las vomitará de su boca [Ap 3:16].
4]- La ira de Dios no es su última
palabra para la humanidad, porque Él ha provisto una vía de escape. Una persona
puede arrepentirse del pecado y volverse en FE a Jesucristo, cambiar de actitud
y forma de vivir [Ro 5:8]; [Jn 3:36]; [1Ts 1:10]; [1Ts 5:9].
5]- Los creyentes unidos a Cristo deben
participar en la ira de Dios contra el pecado, no por venganza sino por amor a
la justicia y rechazo del mal [Heb 1:9]. El Nuevo Testamento admite un enojo
santo que aborrece lo que Dios aborrece, el cual manifestaron Jesucristo mismo
[Mr 3:5]; [Jn 2:12-17]; [Heb 1-9]; [Lc 19:45]; Pablo [Hch 17:16] y otras
personas justas [2P 2:7-8]; [Ap 2:6].
El enojo de Jesús demuestra cómo
aborrece y desaprueba toda maldad e injusticia. Aunque el creyente debe
resistir el enojo injustificable [Gá 5:20]; [Co 3:8], el enojo ante la
injusticia se justifica por el ejemplo mismo de Cristo [Éx 32:19]; [1S 11:6];
[2S 12:5]; [Neh 5:6]. La indignación ante los pecados de su generación es
evidencia de que el creyente está de parte de Dios contra el mal [Sal 94:16];
[Jer 6:11]; [Hch 17:16].
Conclusión:
Has
amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios
tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros [Heb 1:9]
No basta que los hijos de Dios amen la
justicia; deben además aborrecer el mal. Eso es evidente en la devoción de
Cristo a la justicia [Is 11:5]. La fidelidad de Cristo a su Padre mientras
estaba en la tierra, la cual demostró con su amor a la justicia y rechazo a la
maldad, es el fundamento de la unción de Dios a su Hijo; de la misma manera, la
unción de los creyentes se producirá sólo a medida que se identifiquen con la
actitud de su Maestro hacia la justicia y el mal [Sal 45:7]. La justicia de
Dios siempre está a favor del pobre, del necesitado, del menesteroso, del
hambriento; Dios aborrece la maldad que hay en los predicadores que a costillas
de la gente cada día se hacen más y más ricos ensuciando y pisoteando la sangre
de Cristo; y que solo quieren dinero y más dinero. La justicia de Dios aboga
para que sus hijos no pasen necesidad, y mayormente los que lideran iglesias
compartan y repartan el pan a los necesitados. Un predicador millonario no
podría jamás exponer el tema de la justicia de Dios; en tal caso debería vender
todo lo que tiene y dárselo a los pobres [Mt 19:21]. El evangelio de la
prosperidad con sus predicadores millonarios se contradice con la Palabra de
Dios; ellos deben vender todo lo que tienen, compartir y dárselo a los pobres y
necesitados de este mundo y mayormente a los de la familia de la FE; y si por
casualidad quieren entrar al reino de los cielos; entonces tendrán tesoro en el
cielo, y podrán seguir a Jesús [Mt 19:21]. ¡Esa es la verdadera justicia de
Dios!
¡Gracia y Paz del Señor!