sábado, enero 30, 2016

EL LIMPIO PENSAMIENTO



                             

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” [Filipenses 4:8].

Analicemos nuestros pensamientos. ¿Qué ocupa nuestra mente? Lo verdadero, lo justo, lo puro, lo bueno, lo limpio, etc. “Si permanecemos fieles hasta el fin” No hay cómo permanecer fiel hasta el fin, sin vencer los malos pensamientos. La salvación no es fácil teniendo pensamientos de duda; teniendo pensamientos impuros, teniendo pensamientos negativos, teniendo pensamientos de derrota, teniendo pensamientos de miedo. La mente es una maquinaria que no descansa; constantemente está recibiendo señales del mundo exterior, un bombardeo del ambiente que nos rodea;  la mayoría son ideas negativas de un mundo corrupto y enfermo, y muy pocas veces son ideas buenas. Debemos pensar ¿Qué estamos recibiendo en nuestra mente? El Señor habla de la puerta estrecha y del camino angosto [Mateo 7:14], Él nos muestra cuán difícil es la salvación; y solamente frente a las tentaciones, a los desiertos, a las pruebas y a los desafíos de esta vida, entenderemos el peso de sus palabras.
Uno de los mecanismos para mantener la salvación es la oración en el espíritu y con el Espíritu Santo, inmediatamente debemos hacer ésta oración después de haber tenido malos pensamientos; instantáneamente deben ser reprendidos todo mal pensamiento en el “Nombre de Jesús” con toda fuerza y con toda voluntad deben ser expulsados de nuestra mente. Si no los resistimos de inmediato, ganan fuerza, amenazan nuestra conciencia y consecuentemente nuestra salvación; por lo tanto, nos contaminamos de toda esa basura.
Los pensamientos son inevitables; vendrán a nuestra mente en el momento menos esperado; un cúmulo de ideas y pensamientos que quieren hacer fortalezas en nuestra mente para desenfocarnos de nuestra salvación. Los pensamientos positivos deben ser almacenados y alimentados, y los negativos de ser expulsados, desterrados y quebrantados de inmediato por medio de una oración;  aunque tengan la apariencia de buenos y parezcan tener sentido. No podemos impedirlos venir; pero tenemos el poder y la autoridad para reprenderlos y limpiar nuestros pensamientos.

A partir de este momento, vamos a vigilar nuestros pensamientos y mantener en nuestra mente solo lo que es bueno, puro, santo respetable y verdadero; y nunca más pensamientos de derrota, de debilidad, de miedos. Los pensamientos negativos que nos hacen debilitar jamás harán nido en nuestra mente. Ahora ejercitaremos la mente del Señor [1Corintios 2:16] y renovándonos cada día en el espíritu de nuestra mente [Efesios 4:23].