sábado, octubre 30, 2010

LAS PRUEBAS PRODUCEN PACIENCIA.

[Santiago 1:2-4] Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

Santiago nos instruye sobre la manera de enfrentar las dificultades, la necesidad de espiritualidad y fe, la actitud adecuada hacia las riquezas, y cómo vencer la tentación. Nos advierte contra llenar el corazón de ira, y nos exhorta a una vida de hacedores de la Palabra de Dios y de su perfecta voluntad

Dios tiene un propósito para el desarrollo de sus hijos. La primera etapa comprende las pruebas: tantas como necesitemos, y tan difíciles como sea necesario. Esto conduce a la segunda etapa, la paciencia: esperar en Dios con confianza y perseverancia. El resultado es la tercera etapa, la sabiduría: El propósito de Dios para el desarrollo personal en su familia. ¿Nos falta sabiduría? Debemos ser cuidadosos al pedirla; podríamos recibir una saludable dosis de pruebas que exigen paciencia. A la larga el proceso lleva a la sabiduría, si lo dejamos actuar.

Las pruebas son las circunstancias externas; conflictos, sufrimientos y tribulaciones que enfrentan todos los creyentes. Las pruebas no son placenteras y pueden ser extremadamente pesadas, pero los creyentes deben considerarlas como oportunidades para tener sumo gozo. Las pruebas y dificultades son instrumentos que refinan y purifican la fe, produciendo paciencia y perseverancia.

El propósito de la prueba no es destruir ni afligir, sino limpiar y refinar. Es esencial para la maduración cristiana, porque aun la fe de Abraham tuvo que probarse [Génesis 22:1-8]. El sentido de paciencia trasciende la idea de soportar la aflicción: incluye la idea de permanecer firme cuando se está bajo presión, con un poder de permanencia que convierte las adversidades en oportunidades.

Si los creyentes soportan las pruebas serán perfectos, que significaría llegar al final; y cabales que tiene el sentido de integridad.

La sabiduría que Dios da no es necesariamente información sobre el modo de salir de las pruebas, sino más bien ideas sobre el modo de aprender de las dificultades [Proverbios 29:15]. No es información sobre cómo evitar las pruebas, sino una nueva perspectiva sobre las tribulaciones. La sabiduría de Dios se inicia con una reverencia genuina hacia el Todopoderoso [el temor de Jehová] [Salmo 111:10]; [Proverbios 9:10] y una firme confianza en que Dios controla todas las circunstancias, y las dirige para cumplir sus buenos propósitos [Romanos 8:28].

La duda significa el que está dividido en su pensamiento o debate. La palabra no describe una duda momentánea sino una lealtad dividida o una inseguridad.

El doble ánimo: Literalmente dos almas. Si una parte de la persona se pone en Dios y la otra se pone en este mundo [Mateo 6:24], habrá un continuo conflicto interno.

Santiago presenta dos ejemplos de pruebas: uno es sobre el hermano de humilde condición y el otro es sobre el rico. Probablemente humilde quiere decir pobre en contraste con el otro hombre que es rico. El creyente pobre debe gloriarse o considerar sumo gozo, en el hecho de que Dios lo exaltara permitiéndole enfrentar circunstancias difíciles, porque ellas sólo perfeccionarán su carácter y su fe. El creyente rico puede gloriarse cuando la prueba lo abate, porque le enseña que la vida es corta, y que sus empresas, esto es sus negocios, se marchitarán. El rico debe confiar siempre en el Señor, no en sí mismo, ni en el dinero.

José padeció por trece años antes de ser sacado de la adversidad. Dios pudo haber puesto fin a eso con rapidez, o mejor aún, evitar que José no sufriera en absoluto. Pero, ¿puede usted imaginar a un joven escapando a Egipto para sentarse a la diestra de Faraón? Sin duda, el poder de Dios pudo haber hecho que sucediera algo tan insólito. Pero, ¿habría sido un adolescente hebreo, ignorante y un poco arrogante, un buen líder? No, hasta que Dios lo convirtiera en eso.

Nuestro sufrimiento durará sólo el tiempo necesario para que Dios lleve a cabo su propósito. Él está interesado en preparar a sus hijos y moldearlos, en vez de darles una vida libre de preocupaciones. Pero el Padre celestial ama a sus hijos profundamente; es por eso que Él se solidariza con su dolor y pone un límite a sus dificultades, para que no se prolonguen un minuto más cuando ya no sean útiles.

La adversidad es la herramienta más aguda y más fuerte de Dios para formar a los creyentes a la imagen de Cristo, pero Él no hará el cambio a la fuerza. El Señor moldea a sus hijos en proporción a su disposición a ser formados para la tarea asignada divinamente. Podemos negarnos a someternos a ser moldeados, pero la rebeldía sólo prolongará el dolor. Lo sabio es decir: "Señor, no entiendo por qué has permitido esta prueba, pero estoy dispuesto a ir hasta el final contigo".

El hijo fiel de Dios valora la obediencia y da prioridad a la oración y al conocimiento de su voluntad mucho antes de que se presente la adversidad. Cuando las cosas se ponen difíciles, él sabe que el poder del Espíritu Santo será suficiente para sostenerle.

Las pruebas son necesarias para moldear al cristiano. Las pruebas hacen que nos santifiquemos más y más. Las pruebas son necesarias y hacen que nos moldeen al carácter de Cristo; y de hecho Cristo debe ser formado en nosotros. Las pruebas hacen que nos despojemos más y más del viejo hombre que está viciado y contaminado con las cosas del mundo. La doctrina bíblica nos enseña que debemos santificarnos día a día, porque tenemos un Dios santo; y sin santidad nadie verá al Señor; y para eso son las pruebas.

La paciencia debe tener su obra completa para que seamos perfectos y cabales. Con paciencia ganaremos nuestras almas y con paciencia esperaremos en Aquel que vendrá y no tardará.

! Gracia y Paz sean a tu vida!