domingo, diciembre 18, 2011

EL CELO DE DIOS




[Éxodo 34:14]: Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, DIOS CELOSO es.

Israel tenía prohibido hacer tratados con los pueblos vecinos. En vez de eso, ellos iban a destruir esas naciones, a menos que las perversas ideas y falsas religiones los destruyeran primero. Los siguientes versículos [13-26] repiten algunas de las características de la alianza con Israel. Nosotros leemos estas palabras con tristeza y retrospectiva. Estos son mandatos que Israel olvidó tan prontamente. Hoy en día la Iglesia debe tener cuidado con estas prácticas de idolatría; ya sea al dinero; tratos con los incrédulos en negocios turbios o adoración con la música mundana.

¿Qué es el celo?

La palabra celo en griego se dice que proviene de una raíz que nos remite a los significados de caliente, ferviente, entrar en ebullición. Celos traduce bien la palabra hebrea [qin˓ah] cuya raíz designa “el rojo que sale al rostro de un hombre apasionado”. Según su motivo, el celo puede ser bueno [Sal 69.9]; [2Co 7.7], o malo [Nm 5.14]; [Hch 5.17].



JEHOVÁ: Fuerte y celoso

En el Antiguo Testamento Jehová dice de sí mismo que es un Dios celoso [Éx 20.5]; [Éx 34.14]; [Dt 5.9]; [Nah 1.2]. En su celo por Israel, su pueblo, se auto compara a un esposo celoso por la conducta de su compañera. Esta perspectiva acerca de Dios nos indica que Él no actúa fríamente ante las situaciones. Su amor lo lleva al celo.

Jehová “se enciende” por el amor a los seres humanos y a su creación. Sus acciones, aun las más violentas, tienden a no mostrar su propio interés, sino su amor espontáneo.

Pero el eje del celo de Dios es su decidida oposición a la Idolatría. No se encela por proteger su honor, como lo haría una persona engañada que trata de defender su dignidad lastimada tomando algún tipo de venganza. Dios exige la obediencia a sus mandamientos, porque cuando el pueblo rompe con sus mandamientos y adora a otros dioses, esto produce innumerables víctimas.



Manifestaciones de lo que es celo:

I - El Nuevo Testamento no menciona que Dios es celoso, sino que el Hijo de Dios lo es [Jn 2.17].

Jesús sufre rechazo, vergüenza y enemistad debido a su justo celo por la casa y el reino de Dios. Él se ha pronunciado contra el pecado y ha suplicado por avivamiento, purificación y reforma en el pueblo de Dios. Por eso ha sufrido a manos de los que se sentían cómodos en algún nivel espiritual.



II - Sus hijos espirituales demuestran “celo santo” hacia la santidad de Dios y su reino [2Co 7.11]; [2Co 9.2]; [2Co 11.2].

Así como Jesús; los hijos de Dios deben demostrar celo por las cosas de Dios, su obra,  celo en el servicio a otros, celo en la mayordomía, celo por mantener el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, limpio, sano, santo y sin contaminación.



III – El celo pecaminoso frecuentemente en el Nuevo Testamento, se menciona a éste como un  estorbo en las relaciones entre un cristiano y Dios  [1Co 3.3]; [Gl 5.20]; [Stg 3.14, 16].



CELO HUMANO: [Fariseísmo (hipocresía) en la Iglesia]

El peligro en cuanto al celo humano por las cosas de Dios está en que podemos reproducir con mucha facilidad, y en defensa de la santidad de Dios, las prácticas que llevaron a Jesús a la cruz; en otras palabras, fariseísmo. Esto nos debe llevar a valorar las intenciones más profundas que nos mueven a actuar con celo.



CELO SANTO:

El celo santo por Dios y su obra debe mostrarse en una actitud flexible, autocrítica, de discernimiento de nuestros corazones. Y sobre todo, debe alimentarse con un profundo amor a Dios, a nosotros y al prójimo.

La Iglesia actual debe entender que nuestro Padre Celestial es Celoso; Él nos ama y sufre, se indigna y se molesta ante situaciones en que sus hijos caen en idolatría y en amistad con el mundo.

¡Gracia y Paz de Cristo el Señor!