[Éxodo 34:14]: Porque no te has de inclinar a
ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, DIOS CELOSO es.
Israel tenía prohibido hacer tratados con los
pueblos vecinos. En vez de eso, ellos iban a destruir esas naciones, a menos
que las perversas ideas y falsas religiones los destruyeran primero. Los
siguientes versículos [13-26] repiten algunas de las características de la
alianza con Israel. Nosotros leemos estas palabras con tristeza y retrospectiva.
Estos son mandatos que Israel olvidó tan prontamente. Hoy en día la Iglesia
debe tener cuidado con estas prácticas de idolatría; ya sea al dinero; tratos
con los incrédulos en negocios turbios o adoración con la música mundana.
¿Qué es el celo?
La palabra celo en griego se dice que
proviene de una raíz que nos remite a los significados de caliente, ferviente,
entrar en ebullición. Celos traduce bien la palabra hebrea [qin˓ah] cuya raíz designa “el rojo que sale al rostro de un hombre
apasionado”. Según su motivo, el celo puede ser bueno [Sal 69.9]; [2Co 7.7], o
malo [Nm 5.14]; [Hch 5.17].
JEHOVÁ: Fuerte y celoso
En el Antiguo Testamento Jehová dice de sí
mismo que es un Dios celoso [Éx 20.5]; [Éx 34.14]; [Dt 5.9]; [Nah 1.2]. En su
celo por Israel, su pueblo, se auto compara a un esposo celoso por la conducta
de su compañera. Esta perspectiva acerca de Dios nos indica que Él no actúa
fríamente ante las situaciones. Su amor lo lleva al celo.
Jehová “se enciende” por el amor a los seres
humanos y a su creación. Sus acciones, aun las más violentas, tienden a no
mostrar su propio interés, sino su amor espontáneo.
Pero el eje del celo de Dios es su decidida
oposición a la Idolatría. No se encela por proteger su honor, como lo haría una
persona engañada que trata de defender su dignidad lastimada tomando algún tipo
de venganza. Dios exige la obediencia a sus mandamientos, porque cuando el
pueblo rompe con sus mandamientos y adora a otros dioses, esto produce
innumerables víctimas.
Manifestaciones de lo que es celo:
I - El Nuevo Testamento no menciona que Dios
es celoso, sino que el Hijo de Dios lo es [Jn 2.17].
Jesús sufre rechazo, vergüenza y enemistad
debido a su justo celo por la casa y el reino de Dios. Él se ha pronunciado
contra el pecado y ha suplicado por avivamiento, purificación y reforma en el
pueblo de Dios. Por eso ha sufrido a manos de los que se sentían cómodos en
algún nivel espiritual.
II - Sus hijos espirituales demuestran “celo
santo” hacia la santidad de Dios y su reino [2Co 7.11]; [2Co 9.2]; [2Co 11.2].
Así como Jesús; los hijos de Dios deben
demostrar celo por las cosas de Dios, su obra, celo en el servicio a otros, celo en la mayordomía,
celo por mantener el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, limpio, sano, santo y
sin contaminación.
III – El celo pecaminoso frecuentemente en el
Nuevo Testamento, se menciona a éste como un
estorbo en las relaciones entre un cristiano y Dios [1Co 3.3]; [Gl 5.20]; [Stg 3.14, 16].
CELO HUMANO: [Fariseísmo (hipocresía) en la
Iglesia]
El peligro en cuanto al celo humano por las
cosas de Dios está en que podemos reproducir con mucha facilidad, y en defensa
de la santidad de Dios, las prácticas que llevaron a Jesús a la cruz; en otras
palabras, fariseísmo. Esto nos debe llevar a valorar las intenciones más
profundas que nos mueven a actuar con celo.
CELO SANTO:
El celo santo por Dios y su obra debe
mostrarse en una actitud flexible, autocrítica, de discernimiento de nuestros
corazones. Y sobre todo, debe alimentarse con un profundo amor a Dios, a
nosotros y al prójimo.
La Iglesia actual debe entender que nuestro
Padre Celestial es Celoso; Él nos ama y sufre, se indigna y se molesta ante
situaciones en que sus hijos caen en idolatría y en amistad con el mundo.
¡Gracia y Paz de Cristo el Señor!