jueves, diciembre 29, 2011

EL SANTUARIO DE DIOS


 

[Éxodo 15:17]: Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el SANTUARIO que tus manos, oh Jehová, han afirmado.



Después que Dios sacó a Israel de la esclavitud de Egipto con mano poderosa y brazo extendido; ya estaba en el corazón de Dios introducir a su pueblo escogido al lugar preparado por Él mismo. Le dijo a Moisés: Yo enviaré un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te traiga al lugar que yo he preparado [Éx 23:20]. También Dios por amor a su pueblo había asignado un lugar para plantarlo y para que habitase en su propio lugar para no ser perturbado y afligido de nuevo por los malvados [2Samuel 7:10]. Jehová había escogido a Sion de antemano; era un lugar que el Señor amaba para hacer que su pueblo reposara en su propio santuario que Él había determinado edificar [Sal 78:68-69]. Un lugar de reposo para siempre para que Él habite, un SANTUARIO levantado por sus propias manos.



¿Qué es el santuario?

Lugar en la tierra donde mora la presencia de Dios, aunque el verdadero santuario según la Biblia es el cielo mismo [2Cr 30.27]; [Heb 9.24]. Dios lo estableció en la época del Antiguo Testamento, pues tanto el Tabernáculo [Éx 25.8]; [Éx 40.34] como el Templo [1R 8.10] albergaban la manifestación visible de la presencia de Dios. El Lugar Santísimo era el santuario estrictamente hablando [Lv 16.16], pero la palabra se aplicaba en sentido general a todo el edificio.



I - EL SANTUARIO DE DIOS: Su pueblo

En sentido figurado, se le llama santuario al pueblo de Dios [Sal 114.2], ya que Él mora entre ellos. Pero santuario puede significar también refugio [1R 2.28], (Ciudades de refugio). En este sentido, Dios es el santuario de su pueblo [Is 8.14]; [Ez 11.16].

Las religiones paganas también tenían santuario para sus dioses. La participación del pueblo escogido en los ritos de aquellas [Am 7.9, 13] fue una de las causas de su caída.



II - EL LUGAR SANTÍSIMO:

[Hebreos 9:3] Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo.

Generalmente las versiones bíblicas usan “santuario” para traducir el griego, naós, que también se traduce “templo”. Otro término afín es háguia (Lugar Santo o Santísimo) que se halla en la Epístola a los Hebreos.

En el tabernáculo había dos lugares; uno era el Lugar Santo y el otro era el Lugar Santísimo, dividido así por un velo; tras ese velo estaba ubicada el Arca del testimonio. Al Lugar Santísimo una vez por año, solo el sumo sacerdote entraba y con sangre ajena para expiar los pecados del pueblo [Heb 9:7]; [Heb 9:25]. Después de la muerte de Cristo el velo que dividía el Lugar Santo, del Lugar Santísimo se rasgó por la mitad [Mt 27:51]; abriendo así un camino hacia Dios directamente, derribando la pared intermedia que nos separaba [Ef 2:14]. Ahora Cristo es el Sumo Sacerdote, y con su propia sangre es el que interviene entre el pueblo y Dios mismo.



III - LA IGLESIA: Santuario de Dios

Según el Nuevo Testamento, el santuario terrenal de Dios ya no es un edificio, sino su pueblo.

A]- Dios mora en la iglesia universal [Ef 2.21]

El objetivo de este edificio se revela en la frase que sigue: Hasta ser un templo santo en el Señor [v. 21].

Tiene una misión sagrada, la de servir como templo santo para morada de Dios [v. 22]. Esto evoca el significado que el templo tenía para los judíos, simbolizando la presencia de Dios en su medio, aunque bien sabían que Dios no se reduce para caber en un edificio hecho con manos, ni se limita a un lugar. Pero como el templo en

Jerusalén fue el lugar donde la gloria (shekinah) de Dios se hizo presente en el santuario interior, la gloria de Dios ha de hacerse sentir en el nuevo edificio espiritual que representa la iglesia. La Deidad; Padre, Hijo y Espíritu Santo coinciden en la construcción de la iglesia [v. 22] de igual manera que lo hacen en la salvación del alma de cada creyente. El arquitecto es Dios, el constructor maestro es Jesús, y el residente principal es el Espíritu Santo, y nosotros los creyentes somos los participantes y beneficiarios de todo esto para la alabanza de la gloria de Dios.

B]- En la iglesia local [1Co 3.16]

Podemos resaltar a toda la congregación de creyentes como el templo de Dios y el lugar donde vive el Espíritu [1Co 3:9]; [2Co 6:16]; [Ef 2:21]. Como el templo de Dios en medio de una sociedad corrompida; el pueblo de Dios en Corinto no debía participar en las maldades generalizadas en esa sociedad, sino que debía rechazar toda forma de inmoralidad. El templo de Dios debe ser santo [V 17], porque Dios es santo [1Pedro 1:14-16].

C]- En el creyente [1Co 6.19]. Así como los judíos debían guardar la santidad del tabernáculo, evitando que se profanara [Lv 21.23], el creyente tiene la responsabilidad de guardar:

- La integridad y santidad de la iglesia [1Co 3.17]

-Y de su propio cuerpo [1Co 6.18].

Pablo presenta una de las más severas advertencias en el Nuevo Testamento a cualquiera que sea responsable de edificar la Iglesia de Cristo. Este pasaje tiene mucho que ver con todos los que ocupan dones o responsabilidades de maestros o de dirigentes. Si alguien profana y pervierte el templo de Dios; ya sea una congregación local o un grupo de congregaciones; Dios mismo castigará a esa persona.

Las personas pervierten y destruyen la iglesia de Dios de diferentes formas:

1]-Participar en la inmoralidad [1Co 5:1]

2]-Fomentar mentiras, el engaño y la ambición egoísta [1Co 3:3]; [Hch 5:1-11]

3]-Promover doctrinas falsas, rechazando la revelación del Espíritu Santo y tratando con indiferencia la verdad bíblica [1Ti 4:1]; [Jud 4]

4]-Aceptar el pecado y la mundanalidad dentro de la congregación [1Co 5:1-2,5-7]; [Ap 3:17]

5]-Procurar edificar la iglesia mediante la sabiduría humana o un evangelio tergiversado [1Co 1:18]; [1Co 2:5]; [Fil 1:15-16]



IV – EL CAMINO AL LUGAR SANTÍSIMO: [Hebreos 9:1-12]

El santuario interior, llamado el Lugar Santísimo, simbolizaba la presencia de Dios; no sólo simbolizaba, sino que habitada Dios mismo allí. Al sumo sacerdote se le prohibía terminantemente que entrara en el Lugar Santísimo más de una vez al año. Con eso el Espíritu Santo enseña que bajo el Antiguo pacto, el acceso sin impedimento a la presencia de Dios no era aun posible porque la comunión intima con Él podría existir solo cuando se hubiera limpiado perfectamente la conciencia de la persona [vv 8-9]. Esa limpieza fue posible cuando Cristo murió como sacrificio eterno por el pecado de la humanidad de todos los tiempos.

Es necesario y es responsabilidad de cada creyente edificarse y edificar un santuario santo, puro, sin mancha, sin arruga, sin corrupción y sin contaminación para el Señor. Vosotros, pues sois el templo de Dios; un santuario como el Señor lo desea para habitar Él mismo entre su pueblo.

¡Gracia y Paz sean a vosotros!