domingo, abril 01, 2012

La adivinación







No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti  [Deuteronomio 18:10]
Estos versículos contienen una lista de prácticas de magia y ocultismo, comunes en las religiones de Canaán, que eran una abominación a Dios y estaban prohibidas por Él. Se debía dar muerte a los del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento que practicaban tales cosas [Lv 20:27]. Asimismo, el Nuevo Testamento afirma que quienes practican tales cosas no entraran en el reino de Dios [Ga 5:20-21]; [Ap 22:15].

I - ¿Qué es la adivinación?
Práctica supersticiosa, común en todas las sociedades, de buscar y discernir señales y revelaciones, sobre todo acerca del futuro, por medio de ídolos o hechiceros que se suponen que estén dotados de poderes sobrenaturales.
En la Biblia se mencionan varios medios de adivinación: la copa o el agua [Gn 44.5]; los sueños [Dt 13.2, 3]; [Jue 7.13]; [Jer 23.32]; la consulta de ídolos, las varas y los oráculos [1S 15.23]; [Zac 10.2]; [Os 4.12]; [Is 41.21–24]; [Is 44.7]; las flechas [Ez 21.21]; el fuego [Dt 18.10]; y la inspección del hígado [Ez 21.21].
La adivinación se condena como reliquia engañosa del paganismo y la prohíben estrictamente la ley y los profetas por ser abominación [Éx 22.18]; [Lv 19.26, 31]; [Lv 20.27]; [Is 47.12, 15]. Los profetas condenan a los adivinos, hechiceros, encantadores y a la gente que los busca y los consulta [Is 8.19–22]; [Jer 27.9, 10]; [Ez 13.17–23]; [Miq 5.12]. La razón se ve claramente en [Dt 18.9–22].
La revelación no es augurio ni la profecía es prognosis. El adivino practica su profesión por lucro y siempre ajusta su mensaje a fines personales, políticos o religiosos, como los falsos profetas [2Cr 18.4–26]; [Jer 6.13]; [Hch 8.9]; [Hch 16.16]. En cambio el profeta de Jehová profetiza bajo el impulso divino, nunca por remuneración, sino más bien a veces a riesgo de su vida [1R 22.1–35]; [Is 7]; [Jer 2.36]. No se puede engañar ni forzar a Jehová por medios ocultos. Cuando Él se revela, lo hace en términos claros, directos y comprensibles.
Esto no significa que no hubiera en Israel algún vestigio de superstición o práctica de adivinación. Al parecer, Dios se ajustó a la mentalidad popular y aprovechó en varias ocasiones estos medios para lograr su propósito, como en los casos de la adivinación por suerte [Lv 16.8]; [Hch 1.26], por vellón de lana [Jue 6.36–40] y por Urim y Tumim [Esd 2.63]; [Neh 7.65]. Pero el conocimiento de Jehová y su revelación destruyen la base de la superstición esotérica y mágica. Es la FE, y no la superstición, lo que exige Dios.

II - EZEQUIEL 13:
En el Libro de Ezequiel, puntualmente este capítulo; nos da luz con respecto al cristianismo que estamos viviendo casi al fin de la Gracia. El cristianismo moderno pagano y apóstata; en otras palabras la historia se repite.
Dios condena a los falsos profetas de Israel que proclamaban que no habría ningún juicio venidero. Estaban profetizándole falsamente al pueblo que estaba seguro aun cuando estaban viviendo en el pecado y la idolatría. Dios está contra tales profetas [Jer 23:32]; [Jer 27:15]. Los falsos profetas persuadieron al pueblo a tener un falso sentido de seguridad al asegurarle la paz y salvación de Dios mientras seguía siendo rebelde a sus leyes. Por eso Dios los separaría de la nación de Israel y de su salvación.
1]- En la actualidad en el cristianismo moderno, tenemos a los falsos profetas dentro de la iglesias que enseñan que las personas pueden ser genuinos creyentes y tener vida eterna en Cristo, pero al mismo tiempo participar en y disfrutar de los pecados de inmoralidad, codicia, lascivia, hechicería, mundanalidad, idolatría o cualquier otra clase de maldad abominable; profetizándoles (adivinación) prosperidad, bienestar y materialismo. Hay una modalidad y una habilidad extrema de descarriar a la gente por parte de estos falsos profetas de la actualidad; no solo despojándolas de dinero y de otros bienes materiales; sino que con facilidad seducen a las almas inconstantes [2Pedro capítulo 2] (leer capitulo completo), y hacer que las personas les entreguen directamente el alma a Lucifer; con sus pactos inventados de aquí y del más allá; y éste es un engaño muy sutil de los demonios, hacer pactos con ellos mismos para arrastrar a las almas a las llamas del infierno a todo el que es seducido; como a Eva en el Huerto del Edén.
2]- El apóstol Pablo afirma que los creyentes no se deben dejar de engañar por tales palabras vanas [Ef 5:6], porque los que hacen tales cosas no heredaran el reino de Dios.
En el versículo 18 del capítulo 13 de Ezequiel, las mujeres estaban participando en hechicería, espiritismo y magia negra. Estaban incluso usando los poderes del mal para ocasionar la muerte de ciertas personas [v 19]. Esas falsas profetisas se ponían vendas en las manos que servían de amuletos mágicos y se ponían velos en la cabeza. La historia se repite para el tiempo del fin y de la Gracia; mujeres en los púlpitos que incursionan en el ocultismo, supuestamente ministras de algun ministerio, para amarrar a las personas,  predicando de lo que no saben, ni tampoco entienden,  y pisoteando la sangre de Cristo contaminando los altares de demonios y profetizando (adivinando) a todo lo que se mueve; siendo utilizadas por el dios de las riquezas y de esa manera despojar al pueblo de Dios y dejarlos en la miseria, en la pobreza y con corazones quebrantados y dolidos; y el fin de todo esto es por obra de Lucifer para que el pueblo aborrezca y blasfeme contra Dios. Hay mucha gente en las iglesias que están en la miseria espiritual y material por andar escuchando a estas ministras de Lucifer.    

III - LA MALDICIÓN:  
En sentido oriental, “maldición” es la palabra o expresión que desea el mal para alguna persona u objeto. Se espera que la maldición suelte una fuerza negativa y maligna que actúe en contra de la felicidad y propicie el fracaso del maldecido. Incluso, los malos efectos pueden pasar a otros [Jos 6.26]; [Jos 7.24]. A veces echar maldición era casi el oficio de algunas personas [Nm 22]. Pero Dios puede tornar la maldición en Bendición [Nm 23]; [Nm 24]. Las maldiciones sirven como termómetro moral en el Antiguo Testamento [Dt 21.23]; [Dt 27.16–26]; [Dt 28.16–19].
Para anular las maldiciones humanas la víctima podía imprecar a su enemigo [Sal 9.18]; [Sal 59.11-15]; [Sal 109.6–20]. Para evitar las maldiciones religiosas el único camino era obedecer “los mandamientos de Jehová” [Dt 11.26].
En el Nuevo Testamento encontramos rasgos del espíritu veterotestamentario [Mc 11.12]; [Hch 5.1], pero en general el clima ha cambiado. La maldición se elimina con la bendición [Lc 6.28]; [Ro 12.14]. Mucho cuidado con los líderes de iglesias apóstatas que maldicen; quieren parecerse a Dios [Mal 3:6-10]; ellos tienen un desconocimiento total de la Palabra de Dios, hacen temer al pueblo de Dios para sacarles el dinero.  La maldición de la Ley se ha deshecho con el sacrificio de Cristo [Gl 3.10–14]. La última palabra del Antiguo Testamento es “maldición”, pero el Nuevo Testamento se cierra con una bendición. Hoy en día gente en las iglesias que maldice y no saben lo que están haciendo y diciendo; predicadores que maldicen al pueblo cuando no se sujetan a ellos; hay un desconocimiento total de la Palabra de Dios; y el pueblo de Dios está amarrado y cautivo por temor. Estamos sufriendo un cristianismo enfermo, idólatra, confuso, pagano y apóstata; por causa de predicadores apóstatas que maldicen al pueblo desde los púlpitos. Ellos quieren tener a las ovejas amarradas para poder trasquilarlas, lo poco que les queda. No hay dudas que estamos en el fin de la Gracia de Dios y la apostasía. Cristo dijo: Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo [Mateo 24:13], (el que lea entienda). Jesús da una advertencia a sus seguidores [Lc 21:8].

IV - A MUCHOS ENGAÑARÁN: [Mateo 24:5]
Esta primera señal tiene especial importancia. Hacia el fin de la Gracia habrá un desenfreno de engaño religioso en la tierra. Cristo está tan interesado en que sus seguidores estén conscientes del engaño espiritual que habrá en todo el mundo, precisamente antes del fin de la Gracia, que Él repite su advertencia dos veces más en el discurso en el Monte de los Olivos. A medida que se acercan los últimos días, abundarán los predicadores, maestros y profetas falsos. Gran parte del mundo cristiano estará en una condición de apostasía. Sólo una minoría permanecerá leal, fiel y totalmente consagrada a la verdad de la Palabra de Dios y a la justicia bíblica.
1]- Habrá creyentes que aceptarán nuevas revelaciones aun cuando estén en conflicto con la Palabra de Dios. Eso conducirá a la oposición a la verdad bíblica dentro de las iglesias [1Ti 4:1]. Los que prediquen un evangelio torcido, pudieran incluso obtener puestos estratégicos de liderazgo en denominaciones e instituciones teológicas [Mt 7:22], permitiéndoles engañar y descarriar a muchos dentro de las iglesias [Ga 1:9]; [2Ti 4:3]; [2P 3:3-4].
2]- Millones de personas de todo el mundo participarán en el ocultismo, la astrología, la brujería, el espiritismo, y el satanismo, debido al caos y al debacle económico que se avecina.  Se multiplicará mucho la influencia de los demonios y los espíritus engañadores, así mismo utilizaran a líderes religiosos a crear y enseñar doctrinas de demonios [1Ti 4:1], haciendo de eso que se confunda más a la gente y tratarán de engañar aún a los escogidos [Mt 24:24].
3]- La protección contra el engaño se encuentra en una FE constante y en el amor a Cristo, en una consagración a la absoluta autoridad de su Palabra y una vida en santidad delante de Dios.  

V - LA ASTROLOGÍA:  
Entre los paganos muy pronto en la historia surgió la idea de que los movimientos de los astros afectaban el destino del ser humano. Los astrólogos eran, pues, personas que pretendían predecir los acontecimientos futuros mediante la observación de las estrellas. Los profesionales ocupaban altos puestos y ejercían mucha influencia entre los  Caldeos, asirios, egipcios, fenicios, árabes y en especial los babilonios [Dn 2.2, 27]; [Dn 4.7].
Parece extraño que la astrología no se halle entre las cosas condenadas en [Dt 18.10], ni en las otras listas de prácticas esotéricas que se prohíben en el Pentateuco. Esto puede atribuirse al hecho de que quizás la astrología era entonces un equivalente de la astronomía moderna. Los antiguos utilizaron la astrología para determinar no solo lo referente a cultivos y crianza de animales, sino también su calendario y con él las fiestas y otras actividades cúlticas y culturales. Sin embargo, a finales de la historia del reino de Judá se ve que era una práctica que se condenaba [2 R 23.5, 12]; [Is 47.13]; [Jer 10.2]; [Jer 19.13]; [Ez 8.16]; [Sof 1.5]. Debemos distinguir entre el papel de la astrología de la antigüedad y las prácticas actuales; hoy en día es muy común en la gente consultar en los horóscopos e indagar lo que les acontecerá. Esta práctica es abominación para Dios y todo lo que tenga que ver con los demonios. Parece mentira que gente que dice ser cristiana consulte a los horóscopos y quieran saber el futuro; a las personas les gusta que le adivinen; es por eso que las personas buscan a los falsos profetas para que les profeticen (adivinen) quieren indagar cómo les irá o acontecerá en el futuro, y los falsos profetas les endulcen el oído sólo con augurios y cosas buenas, las personas tendrán comezón de oír [2Ti 4:3] buscarán aquí y buscarán allá, pero al fin caerán en el error [Mt 15:14].

VI - LA HECHICERÍA:  
Práctica que trata de influir en las personas y los hechos por medios “sobrenaturales” u ocultos. El Antiguo Testamento la condena por ser una forma velada de  Idolatría. En efecto, quien recurre a la hechicería muestra que no confía en el Dios de Israel, sino en otros poderes misteriosos. El Antiguo Testamento, sin embargo, no da a entender que tales poderes no existan, y que por tanto la hechicería sea un engaño, pues detrás de todo ello se  encuentran hordas de demonios, y huestes espirituales de maldad. Más bien, en [1 S 28.3–20], por ejemplo, Saúl logra hablar con él (supuestamente) difunto Samuel, y el texto no dice explícitamente que esto haya sido un engaño de la bruja (Pitón). Pero Dios condenó la acción de Saúl, pues toda hechicería y consulta con los muertos (demonios) se opone a la Ley. En [Dt 18.10] se expresa la prohibición general: “No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos”. Queda expresamente claro en la Palabra de Dios, que todas estas prácticas son condenadas; pues detrás de todo ello se oculta el padre de las mentiras (Satanás). Podemos notar que los falsos profetas, maestros y predicadores falsos tienen esta práctica muy común entre ellos, consultando las tumbas de los muertos, recurriendo a la magia para traer multitudes y consultando a los brujos y santeros; al fin y al cabo todo saldrá a luz y se descubrirá por la mano del Espíritu Santo. Predicadores que parecen encantadores y adivinos, hay otros que se parecen mucho a los magos, haciendo demostraciones de magia en los púlpitos, como Simón el mago [Hch 8:9]; para engañar a las personas.
En el Nuevo Testamento la hechicería también se considera una abominación. Pablo la coloca entre las “obras de la carne” [Gl 5.20], y los primeros cristianos, así como sus contemporáneos judíos, la veían no como un engaño sin fundamento, sino como un acto de sujeción a poderes ajenos al único Dios; lo mismo hacen los falsos profetas con la gente. Creían que la hechicería era real, pero solo gracias al respaldo que los demonios le daban. Por tanto, los hechiceros serán enjuiciados severamente y todos los que están involucrados con esta práctica [Ap 9.21]; [Ap 18.23]; [Ap 21.8]; [Ap 22.15].
Como puede verse en [Dt 18.9–14], la hechicería toma muchas formas. Sus objetivos son principalmente dos: Predecir el futuro e intervenir en él mediante algún poder oculto. Para el primero se practicaba comúnmente la Astrología, especialmente en Mesopotamia, donde la ciencia astronómica había alcanzado cierto desarrollo, a la vez que se confundía con todo un sistema religioso centrado en los movimientos de los astros. Otro medio de predecir el futuro era examinando las entrañas de animales sacrificados [Ez 21.21], muy común entre los santeros, ritos satánicos  u observando el vuelo de ciertas aves. También se acostumbraba invocar a los espíritus de los muertos [Is 8.19], con miras a averiguar algo del futuro o recibir consejos al respecto; conocidos predicadores hacen esto en la actualidad. Mucho menos perniciosa era la seudociencia de la interpretación de sueños.
Pero la hechicería no se limitaba a predecir el futuro, sino que también intentaba influir en él mediante sortilegios y otras  magias. Estas prácticas se basaban en una concepción del mundo y de los dioses según la cual estos (que eran muchos y peleaban entre sí) no pueden, o no quieren, cumplir ciertas funciones, y resulta entonces necesario que los hombres los estimulen o los fortalezcan. Un gesto, pues, de magia, un sacrificio, o una fórmula pronunciada ayuda u obliga a los dioses (demonios) a hacer un favor, o bien debilita a sus enemigos. Otras veces, se teme que algún ser maligno pueda hacerle daño a la persona, y entonces el devoto de la hechicería usa amuletos u otros medios para ahuyentar a tales seres.
Aunque las leyes más antiguas [Éx 22.18] hablan solo de hechiceras, los hechiceros hombres se incluyen en las menciones posteriores [Is 47.12]; [Dn 2.2]; [Miq 5.12). Las campañas de Saúl [1S 28.3] y Josías [2R 23.24] no lograron su completo exterminio en Israel [2R 17.17]; [2R 21.6]; [Is 3.2]; [Is 8.19]; [Jer 27.9]; [Jer 28.9]; [Os 4.12].

VII - LA MAGIA:  
Término con que más frecuentemente se designa en la Reina Valera a quienes practican el ocultismo [Gn 41.8, 24]; [Dt 18.11]; [Dn 1.20]; [Dn 2.2, 10, 27]; [Dn 4.7, 9]; [Dn 5.7, 11]; [Mt 2.1, 7, 16]; [Hch 13.6, 8]. Sin embargo, no se usa en forma técnica y consecuente, sino como traducción de diferentes palabras hebreas; por ejemplo, el vocablo traducido por mago en [Gn 41] también aparece en [Éx 7.11, 22]; [Éx 8.7, 19]; [Éx 9.11], pero aquí se traduce por “sabios” o “hechiceros”.
Originalmente los magos eran una tribu de Media que ejercía en la religión persa la función sacerdotal. Puesto que estos sacerdotes se interesaban en la astronomía y la astrología, los griegos llamaban magos a los  Astrólogos. En tiempos de Daniel, el nombre de mago se aplicaba a una tribu sacerdotal o bien a un grupo de sabios de los que Daniel llegó a ser jefe [Dn 4.9]. La habilidad de Daniel procedía de Dios aunque los paganos le consideraban como mago.
La Biblia prohíbe toda práctica de Magia [Éx 22.18]; [Lv 19.26, 31]; [Lv 20.6, 27].
En el Nuevo Testamento mago se refiere tanto a los que tienen sabiduría especial [Mt 2], como a los hechiceros [Hch 8.9]; [Hch 13.6, 8]. Los magos de [Mt 2] debieron ser naturales de algún país como Persia, Arabia o Babilonia donde habían vivido judíos desde hacía muchos siglos [2R 17.6], y donde se conocería la profecía de la “estrella de Jacob” [Nm 24.17], que formaba parte de la esperanza mesiánica del siglo I  (Estrella de Belén).

CONCLUSIÓN: Lamentablemente el cristianismo actual ha nacido bajo la apostasía; no se les puede pedir demasiado. Líderes religiosos influenciados por Lucifer enseñan y engañan al pueblo a apostatar de Dios, contaminando los altares con adivinación, magia, mucho sortilegio, tratan de impresionar a la gente con actos de magia, música diabólica, espectáculos que no tiene nada que ver con adoración al Dios vivo; púlpitos que se parecen a las subastas de cualquier artículo; inventando pactos y del quién da más para ser bendecido. Predicadores apóstatas enriquecidos con un evangelio torcido, contaminado con brujería e inmundicia. El fin no se tarda; y cada uno recibirá su recompensa; Dios no tendrá por inocente al culpable [Nm 14:18]; [Nah 1:3] y las prácticas del ocultismo están condenadas por la Palabra de Dios [Ap 21:8]; [Ap 22:15].
En [2Cr 18.4–26] nos da una idea lo que ocurre en iglesias apóstatas donde hay falsos profetas con sus falsas profecías; en esas iglesias hay un espíritu de mentira como uno de los agentes de Lucifer, es decir, un espíritu malvado enviado por Dios a fin de condenar a Acab y a los falsos profetas en su pecado en aquella época. Se endureció el corazón de ellos contra la verdad a tal punto que Dios finalmente los entregó a la mentira como el debido castigo por su pecado [Ro 1:21-27]. Esa misma clase de juicio tendrá lugar en los postreros días, o sea, en la actualidad; cuando Dios enviará “un poder engañoso” [2Ts 2:11] sobre todos los que “no recibieron el amor de la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” [2Ts 2:10,12]. El engaño vendrá de la “obra de Satanás, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad” [2Ts 2:9,12]. Predicadores falsos que nunca amaron la verdad de la Palabra de Dios, sino que se lanzaron con un evangelio torcido por lucro para trasquilar a las ovejas de todo bien y descarriarlas del camino y deleitarse en la maldad del mundo y están destinados por siempre a creer  la “mentira”; por lo tanto, para los que han oído y entendido la Palabra de Dios, pero no han amado su verdad sino que han escogido el placer del pecado, los deleites y los bienes de este mundo; “ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio y de hervor de fuego [Heb 10: 26-27].

¡Gracia y Paz del Señor!