sábado, febrero 20, 2016

CINFIANZA EN MEDIO DE LA GUERRA



Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado [Salmo 27:3].

Es fácil confiar en Dios cuando todo está bien, es fácil confiar en Dios cuando se tiene un plato de comida en la mesa, cuando tenemos con qué vestirnos; es fácil confiar en Dios cuando todo es color de rosas; es fácil confiar en Dios cuando los enemigos están lejos; es fácil confiar en Dios cuando lo tenemos todo, alimentos, vestimenta, calzados, etc.  Cuando tenemos dinero en nuestro poder, es muy fácil confiar en Dios.
David manifestaba confianza en medio de la guerra, frente al enemigo; eso era una demostración clara de su fe; la certeza de que Dios estaba con él en medio de las dificultades; en medio de la adversidad; en medio de la fatiga.
Hay situaciones en la vida que parecen adversas, muy complicadas, contrarias a lo que uno espera; muchas veces el entorno que nos rodea se hace complicado, y aun las personas se vuelven complicadas; todo esto no debería desanimarnos, muy por el contrario; es una oportunidad para manifestar nuestra fe y confianza en Dios. Tal vez Dios nos ha creado una situación adversa [Isaías 45:6-7], para fortalecernos, y para que no seamos soldaditos de chocolate, sino verdaderos soldados  de Jesucristo para enfrentar la guerra, a Satanás, sus demonios y todas las situaciones adversas que se nos presentan.
¿Cómo enfrentaremos las situaciones adversas, si nuestra fe no es pura? ¿Cómo estar de pie si nuestra fe no es probada? ¿Con qué cara o actitud nos dirigimos a Dios si nuestra fe no es sincera?
[1Pedro 1:7] Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

La fe debe ser probada, la fe debe ser pulida, la fe debe ser pura. La fe es más precisa que el oro.
Queremos servir a Dios y  nuestra fe es frágil, queremos agradar a Dios y nuestra fe no es pura, no es sincera. Pensamos que es el diablo que nos pone trabas, pensamos que es el enemigo que nos enreda todo; pero lo cierto es que nuestra fe debe ser probada por Dios.
Estamos en el tiempo final, y estamos viviendo el fin, estamos en la batalla final, donde lo que se está perdiendo es la fe por causa de todo lo que está ocurriendo en el mundo. Son tiempos malos lo que estamos viviendo; y es ahora donde nuestra fe debe ser fortalecida.
A partir de ahora, aprenda a enfrentar las situaciones adversas en su vida; su fe está siendo probada. Si se quiere servir a Dios, la fe debe ser probada y aprobada por Dios mismo para agradarle en todo; porque sin fe es imposible agradar a Dios. Se debe caminar en la fe y no por vista, ni sentimientos; se debe perseverar en la fe hasta el final.