Aunque un ejército acampe contra mí,
no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado
[Salmo 27:3].
Es fácil confiar en Dios
cuando todo está bien, es fácil confiar en Dios cuando se tiene un plato de
comida en la mesa, cuando tenemos con qué vestirnos; es fácil confiar en Dios
cuando todo es color de rosas; es fácil confiar en Dios cuando los enemigos
están lejos; es fácil confiar en Dios cuando lo tenemos todo, alimentos,
vestimenta, calzados, etc. Cuando
tenemos dinero en nuestro poder, es muy fácil confiar en Dios.
David manifestaba confianza en
medio de la guerra, frente al enemigo; eso era una demostración clara de su fe;
la certeza de que Dios estaba con él en medio de las dificultades; en medio de
la adversidad; en medio de la fatiga.
Hay situaciones en la vida que
parecen adversas, muy complicadas, contrarias a lo que uno espera; muchas veces
el entorno que nos rodea se hace complicado, y aun las personas se vuelven
complicadas; todo esto no debería desanimarnos, muy por el contrario; es una
oportunidad para manifestar nuestra fe y confianza en Dios. Tal vez Dios nos ha
creado una situación adversa [Isaías 45:6-7], para fortalecernos, y para que no
seamos soldaditos de chocolate, sino verdaderos soldados de Jesucristo para enfrentar la guerra, a
Satanás, sus demonios y todas las situaciones adversas que se nos presentan.
¿Cómo enfrentaremos las
situaciones adversas, si nuestra fe no es pura? ¿Cómo estar de pie si nuestra
fe no es probada? ¿Con qué cara o actitud nos dirigimos a Dios si nuestra fe no
es sincera?
[1Pedro 1:7] Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro,
el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria
y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
La fe debe ser probada, la fe debe
ser pulida, la fe debe ser pura. La fe es más precisa que el oro.
Queremos servir a Dios y nuestra fe es frágil, queremos agradar a Dios
y nuestra fe no es pura, no es sincera. Pensamos que es el diablo que nos pone
trabas, pensamos que es el enemigo que nos enreda todo; pero lo cierto es que
nuestra fe debe ser probada por Dios.
Estamos en el tiempo final, y
estamos viviendo el fin, estamos en la batalla final, donde lo que se está
perdiendo es la fe por causa de todo lo que está ocurriendo en el mundo. Son
tiempos malos lo que estamos viviendo; y es ahora donde nuestra fe debe ser
fortalecida.
A partir de ahora, aprenda a
enfrentar las situaciones adversas en su vida; su fe está siendo probada. Si se
quiere servir a Dios, la fe debe ser probada y aprobada por Dios mismo para
agradarle en todo; porque sin fe es imposible agradar a Dios. Se debe caminar
en la fe y no por vista, ni sentimientos; se debe perseverar en la fe hasta el
final.