Jesús
les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe
como un grano de mostaza, diréis
a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible
[Mateo
17:20].
Pensamos
que estamos sufriendo porque es una prueba, tal vez una cruz, o a lo mejor un
karma, o puede ser que lo que estamos pasando sea por lo que hicieron nuestros
antepasados. Existe un cúmulo de ideas y una gran porción de tonterías que
vuelan por allí y hacen nido en nuestra cabeza, y por lo tanto, afectan nuestra
mente y neutralizan nuestra creencia; todo esto son mitos, cuentos y enseñanzas
erróneas que nada tienen que ver con la “FE”; la fe verdadera, o la verdadera
fe en Jesús. Por eso, muchas veces nos vemos inmovilizados en una situación
desesperante que nos tiene estancados, vemos que no avanzamos, ni para atrás,
ni para adelante; y nos preguntamos si ese sufrimiento es injusto realmente; es
entonces, que de esa manera la fe no logra ser eficaz.
¿Qué
padre castigaría o probaría a su hijo con un cáncer? ¿Qué padre colocaría a su
hijo una enfermedad como lección para que aprendiera algo? Pensamos que no, no
sería lo correcto; como humanos que somos, nunca haríamos algo así. Entonces,
¿Por qué pensar que Dios siendo perfecto, misericordioso, lleno de amor, y de
bondad, haría algo así?
Las
tribulaciones, el sufrimiento, el desengaño, la traición y las pruebas que la
Palabra de Dios dijo que tendríamos, son realmente por causa del evangelio.
Cuando somos despreciados por servir a Jesús, cuando somos perseguidos
aparentemente sin causa alguna, cuando somos rechazados por nuestros
familiares, cuando padecemos en esta larga caminata que nos lleva a la meta de
la salvación; en fin, un sinnúmero de situaciones adversas por predicar a
Cristo; todo esto lo entendemos. Pero hay otras situaciones, que son
desesperantes y que sólo debemos enfrentarlas con la fuerza de la fe. No todos
tenemos la misma fe. Algunos en mayor medida, otros en menor medida, pero a
todos se nos dio y se nos proveyó una medida de fe para enfrentar ciertas situaciones.
A veces vemos el problema mucho mayor que la fe que se nos proveyó; y lo cierto
es que la fe para sanar un cáncer, sanar un paralitico, una enfermedad, un
problema grave, no necesitamos tener fe como un monte de grande, sino muy por
el contrario; tener fe como un grano de mostaza para decirle a un monte, pásate
de aquí allá, y éste se pasará sin ningún problema. Debemos enfrentar los
problemas y las situaciones adversas con la fuerza de la fe, y tener la certeza
de que no fue eso lo que Dios les destinó a sus hijos. En cierta ocasión Jesús
reprendió a sus discípulos por no poder echar fuera un demonio, y que no era
del tamaño de un monte; y eso se debía por su falta de fe.
La
fe de muchos se ha apagado; y eso es por estar divagando en lo que no tienen que
estar, ven y miran demasiadas tonterías, y también escuchan demasiadas tonterías
y enseñanzas que nos terminan apagando. Pierden demasiado tiempo en cosas
inútiles y en las tecnologías del mundo y de los demonios. Cuando caemos en esa
clase de tonterías nuestra fe se va apagando y la duda va creciendo. La duda
corroe, la duda corrompe, la duda contamina y la duda hace hundir en el agua. Todavía
muchos no saben lo que la “FE” es capaz de hacer, y lo que Jesús es capaz de
hacer a través de la fe; y cómo el Espíritu Santo se movería en este mundo
corrupto y enfermo; tal vez hubiesen menos enfermedades en el mundo, menos
dolencias, menos pobreza, menos endemoniados, más serpientes amarradas, menos
religiones, menos religiosos, menos de todo mal en el mundo; en fin, si se
tiene fe, como un grano de mostaza. La fe mueve montañas. Todo es cuestión de
“FE”. Pero sin “FE” es imposible agradar a Dios [Hebreos 11:6].