jueves, febrero 11, 2016

"Por vuestra poca fe"




Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible  [Mateo 17:20].

Pensamos que estamos sufriendo porque es una prueba, tal vez una cruz, o a lo mejor un karma, o puede ser que lo que estamos pasando sea por lo que hicieron nuestros antepasados. Existe un cúmulo de ideas y una gran porción de tonterías que vuelan por allí y hacen nido en nuestra cabeza, y por lo tanto, afectan nuestra mente y neutralizan nuestra creencia; todo esto son mitos, cuentos y enseñanzas erróneas que nada tienen que ver con la “FE”; la fe verdadera, o la verdadera fe en Jesús. Por eso, muchas veces nos vemos inmovilizados en una situación desesperante que nos tiene estancados, vemos que no avanzamos, ni para atrás, ni para adelante; y nos preguntamos si ese sufrimiento es injusto realmente; es entonces, que de esa manera la fe no logra ser eficaz.
¿Qué padre castigaría o probaría a su hijo con un cáncer? ¿Qué padre colocaría a su hijo una enfermedad como lección para que aprendiera algo? Pensamos que no, no sería lo correcto; como humanos que somos, nunca haríamos algo así. Entonces, ¿Por qué pensar que Dios siendo perfecto, misericordioso, lleno de amor, y de bondad, haría algo así?
Las tribulaciones, el sufrimiento, el desengaño, la traición y las pruebas que la Palabra de Dios dijo que tendríamos, son realmente por causa del evangelio. Cuando somos despreciados por servir a Jesús, cuando somos perseguidos aparentemente sin causa alguna, cuando somos rechazados por nuestros familiares, cuando padecemos en esta larga caminata que nos lleva a la meta de la salvación; en fin, un sinnúmero de situaciones adversas por predicar a Cristo; todo esto lo entendemos. Pero hay otras situaciones, que son desesperantes y que sólo debemos enfrentarlas con la fuerza de la fe. No todos tenemos la misma fe. Algunos en mayor medida, otros en menor medida, pero a todos se nos dio y se nos proveyó una medida de fe para enfrentar ciertas situaciones. A veces vemos el problema mucho mayor que la fe que se nos proveyó; y lo cierto es que la fe para sanar un cáncer, sanar un paralitico, una enfermedad, un problema grave, no necesitamos tener fe como un monte de grande, sino muy por el contrario; tener fe como un grano de mostaza para decirle a un monte, pásate de aquí allá, y éste se pasará sin ningún problema. Debemos enfrentar los problemas y las situaciones adversas con la fuerza de la fe, y tener la certeza de que no fue eso lo que Dios les destinó a sus hijos. En cierta ocasión Jesús reprendió a sus discípulos por no poder echar fuera un demonio, y que no era del tamaño de un monte; y eso se debía  por su falta de fe.
La fe de muchos se ha apagado; y eso es por estar divagando en lo que no tienen que estar, ven y miran demasiadas tonterías, y también escuchan demasiadas tonterías y enseñanzas que nos terminan apagando. Pierden demasiado tiempo en cosas inútiles y en las tecnologías del mundo y de los demonios. Cuando caemos en esa clase de tonterías nuestra fe se va apagando y la duda va creciendo. La duda corroe, la duda corrompe, la duda contamina y la duda hace hundir en el agua. Todavía muchos no saben lo que la “FE” es capaz de hacer, y lo que Jesús es capaz de hacer a través de la fe; y cómo el Espíritu Santo se movería en este mundo corrupto y enfermo; tal vez hubiesen menos enfermedades en el mundo, menos dolencias, menos pobreza, menos endemoniados, más serpientes amarradas, menos religiones, menos religiosos, menos de todo mal en el mundo; en fin, si se tiene fe, como un grano de mostaza. La fe mueve montañas. Todo es cuestión de “FE”. Pero sin “FE” es imposible agradar a Dios [Hebreos 11:6].