[Romanos 12:1-2] Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Transformar [Gr. Metamorfóo].
La palabra griega significa “cambiar la
forma”, al igual que el derivado en español metamorfosis. En el Nuevo
Testamento, esta palabra se usa para describir una renovación interna de
nuestra mente por medio de la cual nuestro espíritu interior es cambiado a la
semejanza de Cristo. Pablo les dice a los creyentes romanos: “transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento” [Ro. 12.2]. A medida que
nuestra vida cristiana progresa, debemos gradualmente darnos cuenta que nuestra
vida pensante cambia de no cristiana a una semejante a la de Cristo. La
transformación no sucede en una sola noche; nuestra transformación es continua.
Somos conformados a la imagen de Cristo gradualmente al pasar tiempo en
comunión íntima con Él [2Co 3.18].
Dios tiene planes buenos, agradables y
perfectos para sus hijos. Él quiere transformarnos en un pueblo con una mente
renovada, vivos para honrarle y obedecerle. Debido a que Él solo quiere lo
mejor para nosotros y por haber dado a su Hijo para que tengamos vida nueva, deberíamos
ofrecernos con gozo en sacrificio vivo para su servicio [Romanos 12:1]: Así
que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en SACRIFICIO VIVO, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional.
Los cristianos tenemos este llamado:
“No os conforméis a este siglo”. No hemos de estar conformes con la conducta y
costumbres de este mundo, que por lo general son egocéntricas y a menudo
corruptas. Muchos cristianos dicen sabiamente que la conducta mundana se extralimita
demasiado. Nuestro rechazo a formar parte del mundo, sin embargo, debe ir más
allá del nivel de conducta y costumbres. Debe estar firmemente arraigado en
nuestras mentes: “Transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento”. Es posible evitar muchas de las costumbres mundanas sin dejar
de ser orgullosos, codiciosos, egoístas, obstinados y arrogantes. Solo cuando
el Espíritu Santo renueva, reeduca y reorienta nuestra mente somos en verdad
transformados.
[Romanos 8:5-8] Porque los que son de
la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en
las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el
ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son
enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco
pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Pablo divide a la gente en dos
categorías: Los que son de la carne y los que son del Espíritu Santo. Todos
estaríamos en la primera categoría si Jesús no nos hubiera ofrecido una vía de
escape. Una vez que aceptamos a Jesús, le seguimos porque su senda nos brinda
vida y paz. Cada día debemos decidir a conciencia centrar nuestras vidas en
Dios; y cambiar la mentalidad para con Dios. Utiliza la Biblia para ver los
mandatos de Dios y practícalos; en cada situación dudosa; hazte la pregunta:
¿Qué quiere Jesús que haga? Cuando el Espíritu Santo te muestre lo que es
bueno, hazlo con entusiasmo.
[Romanos 8.9] ¿Te has preguntado alguna
vez si eres cristiano de verdad o no? Cristiano es todo el que tiene el
Espíritu de Dios morando en Él. Si has confiado sinceramente en Cristo como
Salvador y lo has reconocido como Señor, el Espíritu Santo ha entrado a tu vida
y ya eres cristiano. Uno no sabe que ha recibido el Espíritu Santo porque haya
sentido ciertas emociones, sino porque Jesús lo ha prometido. Cuando el
Espíritu Santo obra en nosotros, creemos que Jesús es el Hijo de Dios y que la
vida eterna se obtiene a través de Él [1 Juan 5.5]; empezamos a actuar bajo la
dirección de Cristo [Romanos 8.5]; [Gálatas 5.22, 23]; encontramos ayuda en los
problemas cotidianos y en la oración ([Romanos 8.26, 27]; podemos servir a Dios
y hacer su voluntad [Hechos 1.8]; [Romanos 12.6]; y somos parte del plan de
Dios para la edificación de su Iglesia [Efesios 4.12, 13].
La vida cristiana es un camino; y se
debe practicar; “transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento”. Dios no quiere una iglesia religiosa; Dios no quiere una
iglesia mundana, Dios quiere una iglesia transformada, una iglesia renovada por
su Espíritu, una iglesia sin mancha y sin arruga!
Gracia Y Paz! En el Señor!
Gracia Y Paz! En el Señor!