viernes, abril 02, 2010

LOS PACTOS DE DIOS [2Parte]



Estos tenían tres propósitos principales en el Antiguo Testamento:

A]- Le enseñaban al pueblo de Dios la gravedad del pecado. El pecado separaba a los pecadores del Dios santo, y podían reconciliarse con Dios y encontrar perdón solo mediante el derramamiento de sangre [Éxodo 12:3-14] [Levítico 16] [Levítico 17:11] [Hebreos 9:22].

B]- Proporcionaban un camino para que Israel llegara a Dios por la fe, la obediencia y el amor [Hebreos 4:16] [Hebreos 7:25] [Hebreos 10:1].

C]- Señalaban o prefiguraban [Hebreos 8:5] [Hebreos 10:1] el perfecto sacrificio de Cristo por los pecados de la raza humana [Juan 1:29] [1Pedro 1:18-19]. Véanse [Éxodo 12:3-14] [Levítico 16] [Gálatas 3:19].

Jeremías profetizó que en el futuro Dios haría un Nuevo Pacto, un pacto mejor con su pueblo [Jeremías 31:31-34] [Hebreos 8:8-12]. Es mejor pacto que el antiguo [Romanos 7] porque perdona por completo los pecados de los que se arrepienten [Hebreos 8:12], los hace hijos de Dios [Romanos 8:15-16], les da corazón y naturaleza nuevos para que puedan de modo espontáneo amar y obedecer a Dios [Hebreos 8:10] [Exequiel 11:19-20], los lleva a una relación personal e íntima con Jesucristo y con el Padre [Hebreos 8:11], y provee una experiencia mayor en el Espíritu Santo [Joel 2:28] [Hechos 1:5-8] [Hechos 2:16-17,33,38-39] [Romanos 8:14-15-26].

Jesús instituyo el Nuevo Pacto o Nuevo Testamento, y su ministerio celestial es muy superior al de los sacerdotes terrenales del Antiguo Testamento. El Nuevo Pacto es acuerdo, promesa, última voluntad y testamento, y la declaración del propósito de conceder gracia y bendición divinas a los que respondan a Dios con fe obediente. De manera específica, es un pacto de promesa para los que por la fe aceptan a Cristo como el Hijo de Dios, reciben sus promesas y se entregan a Él y las obligaciones del Nuevo Pacto.

La posición de Jesucristo como mediador del Nuevo Pacto [Hebreos 8:6] [Hebreos 9:15] [Hebreos 12:24] se basa en su muerte expiatoria [Mateo 26:28] [Marcos 14:24] [Hebreos 9:14-15] [Hebreos 10:29]. Las promesas y obligaciones de este Nuevo Pacto están incorporadas en todo el Nuevo Testamento.

Su propósito es:

Salvar de culpa y condenación a todos los que creen en Cristo y entregan su vida a las verdades y obligaciones de su pacto [Hebreos 9:16-17] [Marcos 14:24] [1Corintios 11:25].

Formarlos como pueblo que pertenece a Dios [Hebreos 8:10 [Ezequiel 11:19-20] [1Pedro 2:9].

El sacrificio de Cristo es mejor que los sacrificios del Antiguo Pacto porque fue un sacrificio voluntario y obediente de una persona justa [Jesús], en vez del sacrificio involuntario de un animal. El sacrificio y el cumplimiento de la voluntad de Dios por parte de Jesús fueron perfectos y abrieron el camino al perdón, a la reconciliación y a la santificación completos [Hebreos 10:10,15-17].

Al Nuevo Pacto se le puede llamar del Espíritu, porque es el Espíritu Santo quien ministra vida y poder a los que aceptan el Pacto de Dios [2Corintios 3:1-6] [Juan 17:3].

Todos los que participan del Nuevo Pacto por medio de Jesucristo reciben sus bendiciones y su salvación solo mientras perseveren en la fe y la obediencia. Los infieles quedan excluidos de las bendiciones.

La caducidad evidente [v. 13] del anterior pacto, por ser obsoleto y fuera de moda. El mismo hecho de que Dios hable de un pacto nuevo indica que el anterior es viejo. Aquí se emplea una palabra especial para “nuevo” que significa algo que es de una naturaleza y carácter distintos del viejo. Por eso, ni pensar en regresar a lo viejo aunque eso era precisamente lo que estos creyentes se sentían tentados a hacer. El autor les advierte que ese pacto legal está fuera de moda porque un mejor pacto ha sido introducido. Y como si fuera para confirmar estas palabras, el sistema de sacrificios desapareció con la destrucción del templo en el año 70 de nuestra era.

Con la llegada del Nuevo Pacto por medio de Cristo, el Antiguo Pacto se hizo obsoleto [Hebreos 8:13]. Sin embargo, el Nuevo Pacto no vuelve obsoletas todas las escrituras del Antiguo Testamento, sino solo el Pacto Mosaico mediante el cual se ganaba la salvación por la obediencia a la Ley y su sistema de sacrificios. El Antiguo Testamento señala muchas de sus revelaciones a Cristo y como Palabra inspirada de Dios, es útil para enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia.

EL MEDIADOR DE UN NUEVO PACTO [Hebreos 8:1-13].

[8:1-6] El autor se aparta de las calificaciones de Cristo como Sumo Sacerdote a su actual obra expiatoria. Esa obra es tan superior al ministerio de los sacerdotes judíos que, por medio de ella, el viejo sistema ha sido reemplazado por el absoluto, eterno y perfecto sacerdocio de Cristo.

[8:2] El ministerio de Jesús se realiza en el verdadero santuario, no de la tierra, sino del cielo; como Sacerdote y Rey, ocupa el lugar de suprema autoridad (v. 1).

[8:5,6] El ministerio del tabernáculo sólo era figura y símbolo de las realidades consumadas por Cristo. Por tanto, su ministerio sobrepasa el sacerdocio levítico como la sustancia sobrepasa a la sombra de las cosas.

[8:7] El primer pacto fue enteramente externo. Sentó la norma pero no ofreció el poder para cumplirla.

[8:8-10] Jesús lleva a cabo su ministerio bajo el pacto de la gracia de Dios, forjado en la mente y el corazón de los creyentes mediante al poder del Espíritu Santo. De ahí que Dios estableciera un Nuevo Pacto en sus relaciones con su pueblo, basado no en una fuerza compulsiva externa, sino en un poder que viene de adentro.

[8:11] En contraste con la revelación limitada e impersonal de Israel, bajo el Nuevo Pacto habrá un conocimiento completo, universal e inmediato de Dios.

[8:12,13] Gracia y misericordia caracterizan el Nuevo Pacto que reemplaza al inadecuado primero.

[HEBREOS 8:1-13] UN REPASO PARA ASIMILAR EL NUEVO PACTO

Después de demostrar que el sacerdocio celestial de Cristo es de un mejor orden, el escritor ahora muestra que éste sacerdocio se realiza mediante un mejor pacto. Los sacerdotes levíticos ministraban de acuerdo al Antiguo Pacto que Dios hizo con Israel en el Sinaí. El mismo hecho de que Dios lo llama Antiguo Pacto al introducir un Nuevo Pacto demuestra que el sacerdocio levítico antiguo había sido puesto a un lado en la cruz. Para evitar que sus lectores retrocedieran a Aarón y al Antiguo Pacto, el escritor demuestra, en el capítulo 8, la superioridad del Nuevo Pacto.

¿De qué forma es el Nuevo Pacto mejor que el antiguo?

I]- El Sacerdote superior del Nuevo Pacto [8.1]

El versículo 1 es un resumen de los argumentos anteriores. Tenemos tal sumo sacerdote [según se ha descrito en [Hebreos 7:26–28], un sumo sacerdote que ya ha demostrado ser superior a Aarón. Cristo, nuestro sumo sacerdote, se ha sentado, puesto que su obra de redención está terminada. Ningún sacerdote de la línea de Aarón se sentó jamás. Tampoco ningún sacerdote levítico se sentó jamás en un trono. Cristo es nuestro Rey-Sacerdote en el cielo; y como es un mejor sumo Sacerdote, es mediador de un mejor pacto. Es cierto que no ministraría un viejo pacto desde el cielo; un nuevo sumo sacerdote exige un nuevo y mejor pacto.

II]- El lugar superior del Nuevo Pacto [8.2–5]

Puesto que Jesús vino de la tribu de Judá, no de Levi, no habría sido considerado para servir como sacerdote. Hallamos a Cristo en los atrios del templo mientras estaba en la tierra, pero nunca en el Lugar Santo o en el Lugar Santísimo. Pero esto sólo prueba la superioridad del Nuevo Pacto: se ministra desde el cielo y no desde la tierra.

El escritor añade otro argumento: el original; el tabernáculo terrenal [y el templo] no eran sino copias del celestial. Moisés copió el tabernáculo del modelo que Dios le reveló en el monte [Éxodo 25:9, 40]. Los judíos reverenciaban su templo, su mobiliario y sus ceremonias; sin embargo, estas cosas eran simplemente sombras de la realidad en el cielo. Retroceder al Antiguo Pacto quería decir olvidarse de las realidades del cielo por las imitaciones terrenales. Cuanto mayor es tener un sumo sacerdote ministrando en un santuario celestial.

III]- Las promesas superiores del Nuevo Pacto [8.6–13]

Este pasaje contiene el argumento clave de este capítulo: las promesas del Nuevo Pacto son mucho mejores que las del Antiguo Pacto. Por consiguiente, el sacerdocio de Cristo, que se basa en mejores promesas, debe ser un mejor sacerdocio en sí mismo y lo es. Primero, lea [Jeremías 31:31–34] y luego note que estas mejores promesas son:

A]- La promesa de la gracia [vv. 6–9].

En los versículos [8–13] Dios afirma seis veces que hará algo. ¡Esto es gracia! El Antiguo Pacto era un yugo de esclavitud, exigiendo obediencia perfecta. Pero el Nuevo Pacto hace énfasis en lo que Dios hará por su pueblo, no en lo que ellos deben hacer por Él. Nótese que Dios no halló falta en el Antiguo Pacto, sino en la gente. La ley es espiritual, pero el ser humano es carnal, vendido al pecado, dice [Romanos 7:14] y [Romanos 8:3] deja en claro que la ley era débil por la carne. En otras palabras, el fracaso de Israel no se podía achacar a debilidad alguna en el Antiguo Pacto, sino a la debilidad de la naturaleza humana. Es aquí, entonces, que la gracia interviene; lo que la ley no podía hacer debido a la debilidad del hombre, Dios lo logró mediante la cruz, por la desobediencia de ellos. Dios específicamente promete que el Nuevo Pacto no sería como el Antiguo, al no ser condicional ya que el anterior se malogró por ese motivo. Bajo la ley la bendición estaba condicionada por la obediencia. Como los israelitas no habían rendido esa obediencia, perdieron todo derecho de bendición.

B]- La promesa de un cambio interno [v. 10].

En [Jeremías 31.31] la promesa del Nuevo Pacto y nótese que involucra un cambio interno, del corazón. Léase en [2Corintios 3] para tener una luz adicional sobre este maravilloso tema. El Antiguo Pacto lo escribió el dedo de Dios en tablas de piedra, pero el Nuevo Pacto lo escribe el Espíritu en el corazón humano. Una ley externa nunca puede cambiar a una persona; debe llegar a ser parte de la vida interna para que pueda cambiar la conducta. Véase [Deuteronomio 6:6–9]. Esto es lo que significa [Romanos 8:4]: Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros. Esto lo logra, por supuesto, el Espíritu Santo, quien nos capacita para obedecer la Palabra de Dios. Su carácter especial interior y no exterior, recordándonos las palabras de [2Co. 3:3], y estableciendo una posición y relación privilegiada. “Haré”, “pondré”, “seré”. El Antiguo Pacto señala lo que el hombre debe hacer; el nuevo, en cambio, muestra lo que Dios se compromete a hacer: Poner las leyes divinas en la mente de ellos, para que las conozcan y comprendan; y en su corazón, para que las amen. ¿Cómo se logra esto? Mediante el nuevo nacimiento. “Y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.” Estas palabras indican cercanía y posesión. Hay un cambio de relación, que será la más íntima posible. Pero también sugieren la renovación del corazón y la mente. La esencia del Nuevo Pacto es que Jehová se encarga de su cumplimiento. Muy distinto al anterior que no dependía de Dios sino de su pueblo. Además de saber lo que son las justas demandas y normas de Dios, debemos poder traducirlas a la realidad de nuestra experiencia personal. La ley puede indicar cuáles son sus normas, pero sólo un corazón transformado por la operación del Espíritu Santo puede permitirnos vivir conforme a esas normas. Además en el Nuevo Pacto encontramos que la voluntad de Dios se escribe en el corazón de los suyos, convirtiéndose así en una realidad interna antes que externa, mediante el poder del Espíritu Santo.

C]- La promesa de bendición ilimitada y conocimiento pleno [v.11] y personal de Dios, sin restricciones, a diferencia de lo que vemos en [Isaías 1:3]. El hombre tiene como su más alto ideal conócete a ti mismo, pero según la Palabra de Dios el más alto ideal es conoce al Señor. Esto se producirá plenamente durante el milenio, como nos anticipan los profetas [Isaías 11:9] y [Habacuc 2:14] “la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”; y para nosotros no se cumplirá hasta tanto veamos a nuestro Señor y seamos como Él.

El día vendrá cuando no habrá necesidad del testimonio personal, porque todos conocerán al Señor. El cumplimiento final de esta promesa, por supuesto, espera el establecimiento del reino. Todos me conocerán [v.11] es un paralelo a la promesa del Antiguo Testamento que se repite: La tierra será llena del conocimiento de Jehová [Isaías 11:9], tanto para judíos como gentiles.

D]- La promesa de los pecados perdonados [v. 12].

Léase [Hebreos 10] y se verá que, bajo el Antiguo Pacto, había memoria de los pecados, pero no su remisión. La sangre de toros y machos cabríos podía cubrir los pecados, pero sólo la sangre del Cordero de Dios es la que quita el pecado del mundo [Juan 1:29].

La cobertura satisfactoria, en contraste con anteriores [He. 10:3]. Lo mejor es que el Nuevo Pacto promete misericordia para un pueblo inicuo, y eterno olvido de sus pecados. Bajo la ley [el Antiguo Pacto] no había misericordia ni perdón, sino que era inflexible [Heb. 2:2]. En contraste, este pacto está basado en esa plena y final solución para el pecado, hecha posible por la muerte del Señor en el Calvario. Ahora puede haber seguridad de perdón. Quizás alguno objete: “Pero no puedo olvidar”. Si puedes, si tomas en cuenta que “recordar” aquí significa “no tenerlo en contra de ellos”, o sea tratarles como si nunca lo hubieran hecho.

E]- La promesa de bendición eterna [v. 13].

El mismo hecho de que Dios lo llama un Nuevo Pacto quiere decir que el Viejo Pacto es obsoleto y desaparecerá. Alrededor del tiempo en que se escribió la carta a los Hebreos las legiones romanas se preparaban para invadir Palestina, lo cual ocurrió en el año 70 d.C. La frase está próximo a desaparecer indica que después de un breve tiempo, el templo iba a quedar destruido y las actividades sacerdotales suspendidas. Pero el Nuevo Pacto, como el sacerdocio de Cristo, duraría para siempre.

¿Cuándo empezó a surtir efecto este Nuevo Pacto? [Lucas 22.20] y [1Corintios 11.23–26] dejan en claro que el Nuevo Pacto se estableció por el derramamiento de la sangre de Cristo en la cruz. De acuerdo a [Hebreos 12.24] Cristo es ahora el Mediador del Nuevo Pacto. En otras palabras, para confirmar el Nuevo Pacto debía morir Cristo en la cruz [Hebreos 9:16]: Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga MUERTE DEL TESTADOR.

Pero [Jeremías 31.31] afirma que Dios prometió este Nuevo Pacto a los judíos. ¿Qué derecho tenemos de aplicarlo a la Iglesia? La respuesta está en el carácter dispensacional del libro de Hechos. Recordemos que [Hechos 1–7] es la oferta de Dios del reino a los judíos. Cuando el Espíritu Santo vino a los creyentes en Pentecostés, el Nuevo Pacto estaba vigente. Si la nación se hubiera arrepentido y recibido a Cristo como el Mesías, todas las bendiciones y promesas del Nuevo Pacto hubieran seguido. Pero Israel rechazó el mensaje y resistió al Espíritu, y así la nación fue echada a un lado. Es en este punto que Dios trajo a los gentiles al Nuevo Pacto y formó la Iglesia a partir de los creyentes judíos y gentiles. Así ahora participamos del Nuevo Pacto en el cuerpo de Cristo; pero la nación de Israel algún día disfrutará de las mismas bendiciones cuando mirarán al que traspasaron y se establezca el reino [Zacarías 12:10].

Conclusión:

Como iglesia y como Cuerpo de Cristo, todos los creyentes lavados en la sangre de Jesús debemos saber en qué tiempo nos ubicamos; y para llegar a entender los efectos que la Gracia produce en la vida de los creyentes en Jesús. No estamos obligados a hacer pactos con Dios en ninguna manera, ni nadie nos puede obligar a hacerlo; ni mentirnos haciéndonos creer sobre las iniquidades de los padres sobre los hijos [Ez 18:1-20]; [Ez 18:21-32], hablándonos sobre la tercera y cuarta generación, Lucifer se ha levantado con esa nueva doctrina y ya hay muchos predicadores, la mayoría autodenominándose apóstoles, maestros y profetas, que están presentando esta doctrina falsa y confundiendo a la gente y muchos siervos de Cristo están cayendo en este error; doctrina hereje que se ha levantado contra el rebaño de Cristo. El Hijo de Dios lo hizo todo por nosotros en la cruz del calvario, ya no hay maldición, ya no hay iniquidad en nosotros, todo quedó atrás, todo fue olvidado por Dios [Jer 31:34] y la deuda fue saldada mediante un mediador perfecto y un sacrificio en la cruz y tenemos el camino libre al Padre por medio de Cristo.

Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: CONSUMADO ES. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu [Jn 19:30].

Todo quedo atrás ¡Consumados es!

¡Gracia y Paz a vosotros!