viernes, marzo 19, 2010

BAUTISMO EN AGUA [1Parte]

En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados. [Mateo 3:1-6].

[Isaías 40:3] Juan el bautista fue el hombre que Dios utilizó para que las profecías hechas por los profetas Ezequiel e Isaías acerca del bautismo y el perdón de los pecados se cumplieran para el pueblo de Israel, este hecho es el más importante a nivel espiritual, porque es el anuncio del reino de los cielos para la humanidad. Como precursor de Cristo, Juan el Bautista precedió al Señor Jesús en su nacimiento, ministerio y muerte. Lucas describe el nacimiento de Juan [Lucas 1], pero Mateo va directamente a la narración de la proclamación de Juan sobre la venida del reino de los cielos. Juan es llamado el Bautista porque bautizaba a la gente en las aguas del Jordán. A diferencia de la práctica común de los prosélitos y judíos de administrarse limpieza ceremonial a sí mismos, Juan bautizaba a quienes venían a él profesando arrepentimiento e identificándose con su mensaje.

Puesto que no tenía pecados de los cuales arrepentirse, el bautismo de Jesús fue único. Muestra su identificación con la obra de Juan y con los pecadores por quienes Él moriría. También es anuncio de su propia muerte, sepultura y resurrección por los pecadores.

Jesús fue bautizado por Juan por las razones siguientes:

1]- A fin de cumplir toda justicia. Mediante el bautismo Cristo se consagró públicamente a Dios y a su reino, y de esa manera cumplió el requisito de justicia de Dios.

2]- Para identificarse con los pecadores, aunque Jesús mismo no necesitaba arrepentirse de pecado [2Corintios 5:21] [1Pedro 2:24].

3]- Para asociarse con el nuevo movimiento de Dios que estaba llamando a todos al arrepentimiento; nótese el mensaje de Juan el Bautista como el precursor del Mesías [Juan 1:23,32-33].

LA INVITACIÓN GRATUITA DE DIOS: Venid a las aguas.

[Isaías 55:1-3] A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.

El detalle importante del versículo 1, y en forma literal; Dios se refiere a las aguas del Jordán donde Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, venían a Juan el Bautista para ser bautizados por él [Lucas 3:3] [Mateo 3:1-6] [Juan 3:23] y las aguas del bautismo del Espíritu Santo [Isaías 44:3] [Juan 4:10] [Juan 7:38] El bautismo en agua y el bautismo del Espíritu Santo son el punto principal de la Doctrina Apostólica, porque es donde ahí Dios ofrece una invitación totalmente gratuita para la humanidad de entrar en su Reino y de esa manera confirmar el pacto eterno y salvación eterna con Dios mediante Jesucristo.

El bautismo que estamos hablando nació en el mismo corazón de Dios para su pueblo, y profetizado por el profeta Ezequiel [Ezequiel 36:25] Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. El profeta Ezequiel profetizó de [593 a 571 a C]. Israel fue llevada cautiva por su pecado y por haberse rebelado contra Dios y habiendo profanado el nombre de Dios mediante su perversidad, derramando sobre la tierra sangre, y contaminándola con sus ídolos, y de esa manera fue destruida. Como resultado, las naciones consideraron esa derrota como una señal de la debilidad del Señor. Por lo tanto, Dios se proponía llevar de regreso a los israelitas a la tierra, no primordialmente por consideración a ellos, sino para vindicar la santidad de su grandioso Nombre. Cuando llegara ese tiempo, todas las naciones sabrían que el Señor Dios de Israel es el único y verdadero Dios. [Ezequiel 36:16-24]. Dios promete restaurar a Israel no solo físicamente sino también espiritualmente; comenzando con el bautismo, esa restauración incluye el darles un nuevo espíritu y un nuevo corazón que sea tan tierno como carne para que respondan a la voluntad de Dios; además, Dios pondrá su Espíritu Santo dentro de ellos [Ezequiel 39:21-29]. Sin la presencia interior del Espíritu Santo, es imposible que una persona tenga verdadera vida, haga la voluntad y siga los caminos de Dios; es fundamental que los creyentes sean sensibles a la voz y la dirección del Espíritu Santo. Esta obra de Dios es el Nuevo Pacto por medio Cristo a la casa de Israel. [Jeremías 31:31-34].

UN NUEVO NACIMIENTO:

Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva [Romano 6:4].

La acción del bautismo se expresa en el Nuevo Testamento con el verbo griego baptizo [intensivo de bapto], y sus derivados, que significa introducir en el agua, sumergir o lavar con agua.

Los baños y lavamientos sagrados eran comunes en las religiones vecinas a Israel antes de Cristo, pero el bautismo del Nuevo Testamento tiene sus antecedentes inmediatos en el Antiguo Testamento y el judaísmo intertestamentario. La Ley prescribía varios lavamientos con agua [Éxodo 29:4] [Éxodo 30:20] [Levítico 16:26-28], etc., y también los profetas hablaron de lavamientos presentes [Isaías 1:16] [Salmo 51:2-7], y futuros [Ezequiel 36:25-26] [Joel 2:23-28] [Zacarías 13;1], etc., El bautismo se prescribió a los prosélitos [quizás a C] para incorporar a los gentiles en la comunidad judáica; también lo practicaron los Esenios.

El bautismo en el Nuevo Testamento es la puerta de entrada a la comunidad del Nuevo Pacto, que permite a los que pasan por ella experimentar los beneficios de dicho pacto. Juan el Bautista insistió en que se bautizaran los judíos. Cristo se sometió al bautismo con el que inició su identificación pública con los pecadores, identificación que culminó en la cruz [Mateo 3] [Marcos 1:9-11] [Lucas 3:1-22] [Juan 1:19-34] [Marcos 10:38-39].

Como señal inicial para el miembro agregado al pueblo del Nuevo Pacto, el bautismo reemplazó a la circuncisión [Colosenses 2:11-12] y llegó a implicar tanto los requisitos como los beneficios del pacto.

Juan el Bautista insistía en el arrepentimiento que incluía una confesión pública de pecado y les prometía a los bautizados el perdón de sus pecados. El bautismo cristiano vino a señalar un segundo beneficio básico: El don del Espíritu Santo y su poder regenerador [Marcos 1:8] [Hechos 1:5] [Hechos 2:38] [Hechos 10:47] [Juan 3:5] [Tito 3:5]. Al igual que la circuncisión [Romanos 4:11], al bautismo le precedía la fe [Hechos 8:12-13] [Hechos 16:31-34], Cristo lo instituyó obligatoriamente para todos sus discípulos [Mateo 28:19].

El Apóstol Pablo utilizó los requisitos y beneficios del bautismo para combatir varios problemas de las iglesias. En Gálatas combatió el legalismo afirmando que el entendimiento del bautismo era señal de la Justificación por la fe [Gálatas 3:24-27]. En Romanos, al condenar el libertinaje, insistió en que una recta comprensión del bautismo excluía el abuso de la abundante gracia de Dios y exigía la más dura lucha contra los deseos pecaminosos [Romanos 6:1-14] [Marcos 1:12-13]. En Romanos 6 también se destaca que mediante el bautismo se identifica el creyente con Cristo, tanto en su muerte como también en su resurrección.

A las divisiones carnales de los corintios el Apóstol Pablo opone el bautismo como señal de la unidad cristiana [1Corintios 1:13-17] [Efesios 4:3-5] [Gálatas 3:27-28]. Cuando a los colosenses los atrajo un tipo de gnosticismo que les prometía salvación por un conocimiento secreto, Pablo les recordó el bautismo que le unió a Cristo, fuente de la plenitud de la sabiduría de Dios. También se refirió al bautismo en su consejo matrimonial [Efesios 5:26] y para promover el celo en hacer buenas obras [Tito 3:5].

El Apóstol Pedro menciona el bautismo con respecto al problema de las conciencias intranquilas a causa de la persecución [1Pedro 3:21] y el autor de Hebreos para estimular la sinceridad y la fe [Hebreos 10:22].

El bautismo bíblico en la iglesia primitiva era por inmersión, y conforme al Nuevo Testamento no hay indicios que a los niños se los bautizaba.

El bautismo en agua acompañó la proclamación del evangelio desde el principio de la misión de la iglesia [Hechos 2:38-41]. Era un rito de la iniciación del creyente practicado en el Nuevo Testamento para indicar que se entregaba totalmente a Cristo. Al bautizarse en agua en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo [Mateo 28:19] o de Cristo [Mateo 19:5], los creyentes demostraban visiblemente su fe ante la comunidad de creyentes.

1]- El bautismo en agua en Cristo [Gálatas 3:27] o en el nombre de Jesucristo [Hechos 2:38] [Mateo 28:19] significa que se es propiedad de Cristo y se tiene parte en su vida, su Espíritu y su herencia con Dios [Romanos 8:14-17] [Gálatas 3:26-47].

2]- El bautismo en agua es una respuesta a lo que Cristo ha hecho por el creyente. Para ser válido, debe ir precedido del arrepentimiento [Hechos 2:38] y la fe personal en Cristo [Colosenses 2:12].

3]- El bautismo en agua, cuando se recibe con toda sinceridad de fe y de entrega a Jesús como Señor y Salvador, es un medio para recibir gracia de parte de Cristo [1Pedro 3:21].

4]- El bautismo en agua es una señal externa y un testimonio de que se ha recibido a Cristo como Señor y Salvador, y del lavamiento de los pecados [Hechos 2:38] [Tito 3:5] [1Pedro 3:21].

5]- El bautismo en agua ilustra la unión del creyente con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección [Romanos 6:3-4, 7, 10, 12] [Colosenses 3:3-14] y el comienzo de una nueva vida en Cristo [Romanos 6:4-5,11] [Colosenses 2:12-13].

Por lo tanto, el bautismo en agua implica un compromiso permanente de volver la espalda al mundo y a todo lo que es malo [Romanos 6:6,11-13] y el llevar una vida nueva en el Espíritu que refleje las normas de justicia de Dios [Colosenses 2:1-17].

El bautismo para el creyente es símbolo de su sepultura y resurrección con Cristo, pero es más, cuando va acompañado de fe verdadera; el bautismo es parte del rechazo del pecado y de la entrega a Cristo, y produce una corriente continua de la gracia y la vida divina hacia el creyente. El bautismo significa identificarse con Cristo en su muerte y sepultura a fin de vivir en unión con Él en su resurrección. Así como Cristo resucitó de entre los muertos, también los que ejercen verdadera fe salvadora en Él llevarán una vida nueva.

                                                                                           
                                                                                                     Continúa...