martes, marzo 16, 2010

LAS CONVERSIONES [1Parte]

Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, y dices: Convertíos, hijos de los hombres [Salmo 90:3]


LAS PARABOLAS DEL REINO:

En [Mateo 13] nos habla de las parábolas del reino de los cielos, que describen los resultados de la predicación del evangelio y las condiciones espirituales que prevalecerán en la tierra dentro de la manifestación visible del reino de los cielos hasta el fin del siglo.

En la mayoría de esas parábolas, Cristo enseña que habrá lo bueno y lo malo en su reino visible a través del tiempo. Entre los que profesan la fe en su nombre, habrá avenencias y mundanalidad que conducirán a la apostasía, así como fidelidad y piedad que conducirán a la vida eterna.

Al fin de los tiempos los malvados serán destruidos [Mateo 13:41,49]; entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre [v43].

Cristo cuenta esas parábolas para alertar a sus verdaderos discípulos de que esperen el mal dentro del reino y para enseñarles a vencer la influencia y la oposición de Satanás y sus seguidores. La única manera de vencerlas será con una devoción incondicional a Cristo [vv44, 46] y con una vida consagrada a la justicia [v43]; [Apocalipsis 2 y 3] da ejemplos del bien y del mal dentro de las iglesias del reino.

Las parábolas son historias de la vida cotidiana que relatan e ilustran ciertas verdades espirituales. Su singularidad está en revelar la verdad a los que tienen discernimiento espiritual mientras que al mismo tiempo la oculta de los incrédulos [v11]. A veces las parábolas exigen una decisión [Lucas 10:30-37].

LA PARABOLA DEL SEMBRADOR: [Marcos 4:3-8]

Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.

La parábola del sembrador es la más larga de las parábolas del reino y responde a una pregunta sobre por qué se producen efectos tan distintos en los que escuchan el mensaje del reino. La gracia es igual para todos, pero la libertad humana lleva a respuestas diferentes.

La semilla tiene poder de fructificar siempre; pero el fruto depende de la libertad del hombre, que puede estar condicionada por el maligno, por la propia inconstancia o por las dificultades externas o internas, o por la seducción del mundo y las riquezas. La misma variedad de frutos muestra la calidad de la fe y de las buenas disposiciones en los que la escuchan y llevan a la práctica la doctrina. El mensaje es claro en esta parábola acerca del reino, que no puede darse con violencia, sino que debe ser aceptado con libertad para arraigar y dar fruto.

Probablemente, todos los que escuchaban tenían experiencia de la semilla lanzada al voleo, conocían las inquietudes por la cosecha abundante o malograda. Quizá por esto no era difícil extraer consecuencias espirituales, pero los discípulos piden la explicación del Maestro para comprender, y reciben una primera lección sobre la necesidad de tener el corazón bien dispuesto y sobre las malas consecuencias de la dureza de corazón: Los discípulos se acercaron a decirle: ¿Por qué les hablas en parábolas? El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:

De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane. [Mateo 13:14-15].

Jesús emplea esta parábola para ilustrar cómo será recibido el evangelio en el mundo. Pueden apreciarse tres verdades:

1]- La conversión y la capacidad para dar fruto dependen de cómo uno reaccione a la Palabra de Dios, y de cómo se da el mensaje de salvación. [v14] compárese [Juan 15:1-10].

2]- En el mundo habrá una reacción variada al evangelio. Algunos que oigan no entenderán [v15]; otros creerán y se salvarán, pero después se apartarán [vv16-19]; otros creerán, se salvarán, perseverarán y llevarán fruto en diversas proporciones [v20].

3]- Los enemigos de la Palabra de Dios son Satanás, las preocupaciones mundanas, las riquezas y los placeres [vv15, 19].

LOS TIPOS DE TIERRA:

En esta parábola podemos notar cuatro tipos de tierra, cuatro tipos de corazones:

EL PRIMER TIPO DE TIERRA. Junto al camino: [Corazones duros]. Una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. Cristo dice: y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones. Es probable que se refiriera a una senda entre las cosechas que fue usada para atravesar los cultivos sin hacer daño. Era una tierra dura, y simboliza el corazón duro. Es difícil para la semilla penetrar tal superficie. Entonces, viene el diablo y quita la palabra sembrada del corazón. Tales personas oyen el sonido del mensaje, y quizás entiendan el significado de las palabras en la superficie, pero no dejan que se les penetre en el fondo de su ser donde pudiera brotar la plena comprensión del evangelio. En fin, no tienen interés en las cosas espirituales. Tienen el corazón duro.

La que es sembrada junto al camino, es pisoteada y las aves del cielo se la comen. Sembrar cerca del camino equivale a oír [escuchar] la Palabra. En otras palabras, estas son las personas que escuchan la palabra, pero la misma no penetra en el corazón de ellos, se queda fuera en la superficie. El corazón de estas personas está completamente endurecido. Son duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos, resisten al Espíritu Santo [Hechos 7:51].

El texto indica que estas personas se quedan en la etapa auditiva; de hecho, oyen con dificultad porque su corazón es malo. Ellos no logran entender la palabra. Como consecuencia de sus actitudes, el diablo arrebata la palabra de sus corazones para que no crean y se salven. El evangelista Marcos dice que el diablo les arrebata la palabra al instante. Esto sucede así porque sus corazones están completamente endurecidos. Estas personas terminan con el entendimiento entenebrecido, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón [Efesios 4:18]. El corazón de estas personas está engrosado, oyen pesadamente, sus oídos están tapados; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane [Hechos 28:27]. Los que no pasan de la etapa auditiva es porque su corazón está totalmente endurecido. Ni tan siquiera reciben la palabra con gozo.

EL SEGUNDO TIPO DE TIERRA. Sobre pedregales: [Conflictos y tentaciones]. Otra parte de la semilla sembrada cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Cristo aquí describe la tierra rocosa. Es una capa fina del suelo sobre una roca dura. Representa el corazón seco y superficial. Al principio, recibe la palabra con alegría y entusiasmo. Pero, no tiene la perseverancia, y aunque responde pronto al evangelio, tal corazón no tiene raíz tampoco profundidad. Sobre todo retroceden al mundo cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra. Es una advertencia para nosotros los cristianos contra el tropiezo. [Hebreos 10:39] nos amonesta, pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.

La que fue sembrada sobre los pedregales, tan pronto creció, se secó, porque no tenía humedad, ni raíz en sí misma. En ocasiones, sobre las rocas hay capas delgadas de tierra en donde una semilla puede crecer. En este caso la semilla crece por un tiempo, pero cuando las circunstancias del tiempo comienzan a manifestarse [sale el sol], la semilla se seca debido a que no tiene agua, ni raíz, ni profundidad; y pronto muere.

Estos son más nobles que los anteriores, puesto que no solamente oyen la palabra sino que además la reciben con gozo. De manera que estos oyen y entiende, pero por un tiempo.

El problema de estos es que solo creen por un tiempo, son de muy corta duración. Tan pronto vienen los problemas [aflicción o persecución por causa de la palabra] y/o las tentaciones abandonan el evangelio. La vida está llena de problemas y de tentaciones. De hecho el Señor Jesús dijo: En el mundo tendréis aflicción [problemas], pero confiad yo he vencido al mundo. El que abandona el evangelio cuando vienen los problemas es porque no ha creído [confiado] como dice la Escritura.

De igual manera el apóstol Pablo dice: No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar [1Corintios 10:13]. Note que Dios se asegura de que no seamos probados más allá de nuestras fuerzas y además junto a la prueba, Él nos provee la salida. De manera que quien abandona el evangelio cuando vienen las tentaciones es porque quiere pecar deliberadamente. Esto mismo lo indicó Santiago cuando dijo: “Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión.” [Santiago. 1:14].

Estos se conocen como creyentes temporales. Estos son los que tan pronto aparecen situaciones de conflicto, y abandonan la Iglesia del Dios Viviente. No están dispuestos a batallar por la fe que les fue dada. No están dispuestos a retener su fe en los momentos de crisis. Jesús conocía a este tipo de creyentes, en su evangelio leemos: Cuando estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía. Pero Jesús, por su parte, no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre [Juan 2:23-25]. Cuando una persona está dispuesta a dejarse arrastrar por sus pasiones y a desobedecer, su corazón no es bueno.

Los conflictos y las tentaciones no son obstáculos para el crecimiento del verdadero creyente, al contrario, son el mecanismo a través del cual maduran; guiados y fortalecidos por el Espíritu Santo.

Esta semilla se quedó a nivel de la superficie del corazón, no entró al corazón del creyente (no tenía raíces profundas]. Las raíces profundas son sinónimo de árboles saludables y fuertes. El creyente es el árbol y sus raíces representan el efecto de la palabra sembrada cuando entra a su corazón. Cuando la palabra no puede penetrar el corazón no se producen las raíces, y al venir las inclemencias del tiempo [sol fuerte, vientos, etc.] el árbol se seca, muere y se cae. En este caso la semilla crece sin limitaciones por breve tiempo, viene la dificultad y se seca; por lo cual no produce fruto.

EL TERCER TIPO DE TIERRA. Entre espinos: [El mundo y sus deseos]. Otra parte cayó entre espinos; es la tierra espinosa. Los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Esa tierra tiene una mezcla de semillas ya no visibles. En otras palabras, es un corazón impuro. Aquí, Cristo menciona tres influencias fuertes en la vida de tales personas.

1]- Menciona los afanes de este siglo. El Diccionario de Cervantes muestra que el afán quiere decir el trabajo excesivo, solícito y penoso. La idea es que esas personas luchan con desmesurado afán para conseguir las cosas materiales de este siglo, en esta vida terrenal. Hay muchas personas que son empresarios y comerciantes que trabajan diligentemente y que tienen mucho éxito en ganar dinero y adquirir posesiones; mas sin embargo, son fracasos en sus vidas espirituales y no gozarán el hogar celestial de esa manera.

2]- Cristo menciona el engaño de las riquezas. Pensemos en [Lucas 12:15] donde Cristo nos exhortó, mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.

3]- Menciona las codicias de otras cosas que ahogan la palabra haciéndola infructuosa.



La que fue sembrada en medio de los espinos, los espinos crecieron con ella, y la ahogaron. En este caso la semilla crece junto a otras formas de pensamiento y actitudes que eventualmente la ahogarán, no la dejan que entre al corazón y produzca raíces. De manera que éstos también oyen, entienden, pero se hace infructuosa. En este tipo de creyentes, la yerba mala crece junto a la semilla. ¿Cuáles son estos espinos? Las preocupaciones, las riquezas, los afanes y los placeres de la vida.

Las preocupaciones del mundo: ¿qué habremos de comer?, ¿qué habremos de vestir?, ¿qué dirán de nosotros?, y ¿cuál será nuestro futuro? Él Señor Jesús indicó claramente que no nos preocupásemos por estas cosas. Nos enseñó que si buscamos de todo corazón, Él mismo se encargará de suplir todas nuestras necesidades y guiar nuestros pasos para estar en paz con Dios y con los hombres. Las preocupaciones conducen a la ansiedad, el afán y a la angustia. Todos estos estados impiden que la palabra penetre en los corazones de los creyentes. De manera que las preocupaciones la van limitando para que no pueda entrar al corazón.

Muchos piensan que la seguridad, la estabilidad y la felicidad se alcanzan a través de la riqueza material y esto es un engaño de este mundo; y a eso se le llama [el engaño de las riquezas]. Este estado consiste en amar más a las riquezas que a Dios; una de las idolatrías más comunes en la sociedad moderna. El amor al dinero es raíz a todos los males de nuestra sociedad, tanto dentro como fuera de la iglesia. ¿Cómo sabemos que amamos al dinero? Su manifestación más sutil consiste en que tenemos dificultad para darle a Dios de lo que Él nos ha dado. Damos, pero no lo hacemos con alegría. Hasta el caso extremo donde estamos más interesados en nuestros negocios terrenales [aumentar nuestros bienes materiales] que en el reino de los cielos [aumentar nuestras riquezas en el cielo] [Lucas 12:16-21]. Cuando una persona ama el dinero su corazón no es recto y está dispuesto a hacer cualquier cosa por aumentar su riqueza material.

Los placeres de la vida [deseos de las demás cosas], estos son los creyentes temporales que solo están interesados es que se les ministre y se les sirva; no están muy dispuestos a servir no tienen corazón de siervo; estos no viven para servir, sino que viven para ser servidos. Tenemos que estar conscientes de que Dios nos llamó a servir y no a ser servidos. Solo quieren disfrutar de las bendiciones y de la paz personal [egoísmo]. Esta es otra de las formas de pensamiento [molde o patrón] que ha estado utilizando el mundo y el diablo, muy efectivamente, incluso para inactivar aún a verdaderos creyentes.

Este grupo de creyentes temporales tampoco logra dar fruto, se quedan sin fruto; esto es, se vuelven estériles. El Señor Jesús indicó con completa claridad que el que no da fruto es cortado y lanzado al fuego.

EL CUARTO TIPO DE TIERRA. En buena tierra: [Mucho fruto]. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Esta la buena tierra. Jesús explica: y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Tal corazón es bueno y recto y posee el deseo genuino para hacer el bien [Lucas 8:15]. Oyen la palabra y la reciben. Este tipo de creyentes, quiere decir que son obedientes a los mandamientos de Dios y no tan solamente oidores de la Palabra. Dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. [Lucas 8:15] añade que lo hacen con perseverancia. A pesar de las pruebas, siguen fiel en la iglesia y en su vida cristiana. Ese tipo de corazón trata de conseguir resultados buenos y prácticos en la obra evangelística y en la benevolencia. Tiene metas y las cumple.

La que fue sembrada en la tierra buena, creció y produjo una cosecha a ciento por uno, otra a sesenta y otra a treinta. Este es el verdadero creyente. ¿Qué caracteriza a un verdadero creyente?; da fruto. El árbol es conocido por su fruto y este tipo de creyente predica con sus hechos.

Note que para dar mucho fruto es necesario retener la Palabra [Juan 15:1-5], especialmente donde los otros fallaron; cuando hay conflictos. La persona que retiene la Palabra es la que obedece, espera siempre en Dios, de manera que hace morir al viejo hombre. Retener es lo mismo que perseverar. Permanecer obediente a la Palabra de Dios independientemente de cuáles sean las condiciones del tiempo [sol caliente, vientos fuertes].

Resumiendo lo dicho hasta el momento:

1]- Junto al Camino: Oye con dificultad, no entiende y no cree. La palabra no penetra en su corazón, pues tiene el corazón endurecido.

2]- Sobre la Roca: Oye, entiende y recibe [cree] con alegría. Pero cree por breve tiempo y cree hasta que llega la dificultad [problemas y tentaciones]. No da fruto indicando que no cree conforme a la Escritura. Su corazón no es bueno.

3]- Entre Espinos: Oye, entiende y cree; simultáneamente permite que otras formas de pensamiento y actitudes crezcan eventualmente y ahoguen la semilla. No da fruto indicando que no cree conforme a la Escritura. Su corazón no es recto ama las riquezas y los placeres de la vida.

4]- Buena tierra: Oyen, entienden y practican la Palabra de Dios. Para llegar a dar mucho fruto el corazón del creyente tiene que ser recto y bueno. Se debe tener un corazón recto y bueno para poder dar mucho fruto.

El que tiene este tipo de corazón persevera en la doctrina de Cristo especialmente cuando vienen los conflictos.

Un corazón recto es uno que no se involucra en los negocios de la vida, no ama las riquezas ni los placeres de la vida [no busca que le sirvan y tener paz personal].

Un corazón bueno es aquel que no cede ante las tentaciones y que no cambia de opinión cuando vienen los problemas.

Los verdaderos creyentes se caracterizan por ser fieles y rectos, especialmente cuando hay necesidad, su propósito en la vida es servir a otros.

Los verdaderos creyentes deben examinarse cada día, para evitar que sus corazones se contaminen.

LAS CINCO SEÑALES DE UNA FALSA CONVERSIÓN:

La semilla que cae en pedregales: [Marcos 4.5]

Uno de los puntos principales e importantes que podemos rescatar de esta parábola es la enseñanza sobre la falsa conversión.

¿Cómo podemos saber si realmente nos hemos convertido?
¿Cómo podemos distinguir entre una falsa y una verdadera conversión?

La parábola del sembrador nos muestra cinco señales de una falsa conversión.

Debemos de entender que un falso convertido, es un creyente que no es salvo. También entendemos que no es un incrédulo, alguien que no ha creído el evangelio. Así que, entienda primero que un falso convertido profesa a Cristo se dice ser cristiano y se trata de la semilla que se sembró en pedregales y brotó pero luego se secó. No es el incrédulo, el inconverso común y corriente que nunca ha oído y nunca ha creído.

PRIMERA SEÑAL: [Marcos 4.5] Hay resultados inmediatos - “brota pronto”

A]- Una indicación de una falsa conversión es cuando alguien “toma una decisión” sin evaluar lo que está haciendo.

Claro, uno puede evaluar las malas noticias del infierno y las buenas noticias de la salvación en cuestión de segundos. Pero, siempre hay un período de evaluación. Los resultados aquí son inmediatos [sin evaluación de nada] y a menudo [hoy día] se deben a un falso evangelio, un evangelio de felicidad sin arrepentimiento.

B]- Muchas falsas conversiones son resultados de la predicación del evangelio moderno.

El evangelio moderno le ofrece al pecador una mejora de vida y la felicidad. ¿Quién no quiere mejorar su vida y vivir feliz, bendecido, prosperado y en victoria? Así que, sin evaluar nada más, el pecador decide por Cristo y ora la oración del pecador pidiéndole a Jesús que entre en su corazón. No pasa ningún tiempo evaluando nada porque no hay nada para evaluar. Si Cristo implica una mejora de vida, ¡démelo!

C]- Con una falsa conversión, la semilla “brota pronto” hay resultados inmediatos [no hay una evaluación].

SEGUNDA SEÑAL: [Lucas 8.6] Hay una falta de humedad [o sea, hay superficialidad].


                                                                                                                       Continua...