lunes, marzo 22, 2010

LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO [1Parte]

Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere [1Corintios 12:7-11].

La Biblia constantemente nos da testimonio de su inherente verdad. Lo mismo aplica con los dones del Espíritu Santo. Pareciera que existe una aparente discrepancia entre los dones manifestados por Jesús y aquellos manifestados por la Iglesia. Esta supuesta discrepancia, no obstante, da pie a un asombroso testimonio de la verdad de la palabra de Dios.

En su primera carta a los Corintios, Pablo enumera los dones del Espíritu Santo [1Corintios 12:7-11]. En la lista se incluyen los siguientes dones o manifestaciones del Espíritu: sabiduría, conocimiento, fe, sanidad, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, lenguas e interpretación de lenguas. Según lo registran los evangelios, los primeros siete dones pueden observarse plenamente en el ministerio realizado por el Mesías Jesús. Los evangelios no muestran que Jesús alguna vez ejercitara el don de lenguas y, como resultado de esto, tampoco hubo cabida para la interpretación de lenguas. Ambos dones sin embargo, se manifestaron de manera inmediata a comienzos de la Iglesia el día de Pentecostés [Hechos 2:4]. ¿Por qué en la Iglesia se manifestaron dones sin antes ser manifestados por el Señor? La respuesta a esta pregunta resulta muy interesante y afianza una sólida confirmación de la verdad de las Escrituras.

Los dones del Espíritu Santo son simplemente la obra u operación de Dios. Los dones son la manifestación de un Dios omnipotente, soberano y omnisciente que rige sobre su universo. El Mesías Jesús fue y es la patente manifestación del Padre o "Palabra de Dios". Él dijo, "En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera." [Juan 5:19]. En consecuencia, las manifestaciones del Espíritu Santo en el Mesías Jesús fueron simplemente la obra de Dios, lo que Dios hace y ciertamente había hecho en previas generaciones a través de sus profetas. Como sabemos estas obras incluían sabiduría, entendimiento, fe, sanidad, milagros, profecía y discernimiento de espíritus.

Por ejemplo, analicemos el significado especial del número siete en la Escritura. Con el estudio de la Biblia, se hace evidente que este número representa una señal de la mano de Dios y de la totalidad de su obra. Los siete días de la creación son una muestra de esto. Dios santifica el séptimo día, el séptimo mes, el séptimo año y el siguiente año al año siete veces siete [49 años]. Adicionalmente, Juan nos habla de los "siete Espíritus de Dios" [Apocalipsis 5:6]. Podemos concluir entonces, que los siete diferentes dones del Espíritu Santo observados en el ministerio de Jesús siguen el mismo patrón y apuntan a la esencialísima totalidad de la manifestación misma de Dios por intermedio del Mesías Jesús.

Nuevamente, de la Escritura se desprende que es el plan divino hacer realidad estas mismas cosas actuando Jesús en medio de su cuerpo, la Iglesia de la misma manera que fueron manifestadas directamente en la persona de Jesús durante su ministerio terrenal. No es raro entonces y debemos esperar que en efecto suceda, que los siete dones del Espíritu Santo se desarrollen plenamente en la

Iglesia. Recordemos no obstante, que en el cuerpo, tenemos dos adicionales dones: el don de las lenguas y el don de interpretación de lenguas. En consecuencia, podemos preguntarnos, ¿recibió acaso la iglesia algo más de lo que recibió Jesús?

El propósito de las lenguas no es otro que servir de auxilio a los creyentes; a todos aquellos que como seres humanos redimidos y llenos del Espíritu Santo, aún seguimos viviendo en la carne. El don de lenguas se nos da para ayudarnos a interceder, adorar y comunicarnos con Dios. Pablo dice que el que habla en lenguas habla a Dios. El que habla en lenguas habla misterios a Dios y es edificado al hacerlo [1Corintios 14:2,4]. Pablo también escribió en referencia a la intercesión: Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos [Romanos 8:26-27]. Sabemos que el don de lenguas puede manifestarse a través del individuo en intercesión y adoración privada ante Dios. En este caso, la interpretación no es necesaria. No obstante, si en un servicio de adoración del cuerpo de creyentes el don de lenguas se hace manifiesto, las lenguas deben recibir interpretación, a fin de edificar a la corporación entera de creyentes y permitir que el servicio proceda de manera ordenada siempre glorificando a Dios.

¿Por qué el don de lenguas no se hizo manifiesto en el ministerio terrenal del Mesías? Nosotros creemos que la comunión de Jesús con el Eterno Dios fue única y completa porque Jesús era el Hijo unigénito del Padre sin mancha. Para su comunión y adoración a Dios, Jesús nunca requirió auxilio como nosotros lo necesitamos. En efecto, la Escritura afirma que Él recibió el Espíritu Santo sin medida [Juan 3:34].

Finalmente, el tema de los dones del Espíritu Santo ofrece un maravilloso testimonio de la verdad inherente de la Biblia. Vemos en el ministerio del Jesús la totalidad de Dios manifestada por medio de los "siete" dones del Espíritu Santo. Por otra parte, en la iglesia, compuesta de seres humanos regenerados aun con las marcas del pecado en la carne, un don adicional se nos ha otorgado, el de las lenguas, y su propósito es ayudarnos a funcionar a capacidad para el llamado que hemos recibido. Por otro lado, el don de interpretación de lenguas acompaña al uso del don adicional de las lenguas, cuando éstas se hacen presentes en la adoración colectiva de la congregación siempre para el buen orden, madurez y edificación general del cuerpo de creyentes del Mesías. Queda nuevamente confirmada en la Biblia la sabiduría y la gloria de nuestro Dios.

DONES Y PODER DEL ESPÍRITU SANTO

El avivamiento pentecostal de principios del siglo veinte y la renovación carismática que comenzó a fines de los años cincuenta, sin duda constituyen una de las más innovadoras e impactantes transformaciones espirituales en la historia. Pero cuando investigamos estos fenómenos debemos preguntar:

1]- ¿Por qué ha ocurrido esto?
2]- ¿Qué impacto ha tenido? y
3]- ¿Cómo puede mantenerse la integridad espiritual?

¿Por qué ha ocurrido esto?

Primero, porque era evidente la necesidad de renovación de la misión y el propósito cristianos en la iglesia y entre sus miembros.

Segundo, en vista de esta necesidad de renovación, ha habido un decisivo movimiento de parte de creyentes sinceros deseosos de recobrar el poder del Espíritu Santo que transformó y dinamizó la vida de los primeros cristianos. De este movimiento ha emergido una manifestación del Espíritu Santo, acompañada del hablar en lenguas, entre los creyentes de todas las grandes denominaciones, lo cual demuestra que el bautismo en el Espíritu Santo no es una denominación o un movimiento, sino una experiencia que trae consigo la plenitud del poder espiritual para un servicio más eficaz.

Tercero, esta manifestación del Espíritu Santo ha vinculado las corrientes principales del protestantismo y el movimiento pentecostal tradicional a las formas de culto del primer siglo de la Iglesia, por medio de lo que se ha llamado acertadamente el movimiento carismático (derivado del griego charismata, término utilizado, por ejemplo, en [1Corintios 12:4, 30] para referirse a los dones del Espíritu Santo).

¿Qué impacto ha tenido?

De esta renovación surge la pregunta: ¿Qué sucede realmente cuando la Iglesia recibe estos dones? Al intentar una respuesta, se deben tener en cuenta los fundamentos bíblicos, el contexto tradicional y los testigos contemporáneos.

Se cumplen las Escrituras

En primer lugar, la Biblia declara de forma inequívoca: Sed llenos del Espíritu [Efesios 5:18]. Un análisis del verbo griego traducido sed llenos nos revela que está en tiempo presente, lo cual indica que ésta es una bendición que debemos experimentar y gozar ahora. El hecho de que el verbo sea un imperativo [un mandato] no deja opciones al discípulo sensible. Sin embargo, como el verbo está en voz pasiva, no hay dudas de que ser llenos del Espíritu no es cosa que el cristiano obtiene por su propio esfuerzo, sino algo que se hace a su favor y a lo cual debe someterse. Por ello la Escritura ofrece una visión teocéntrica del ser llenos del Espíritu, experiencia en la que lo alto alcanza a lo bajo y se une con Él en íntima comunión. Esclarecer este punto sirve para contrarrestar la crítica o la incomprensión de algunos que ven en la experiencia pentecostal algo suscitado por sugestión, determinación o emoción humanas.

La Persona del Espíritu Santo obra

En segundo lugar, la Biblia revela que la Persona del Espíritu Santo ha sido el agente primario en lo referente al ministerio de la Palabra a través de los siglos. La Escritura declara claramente que la Deidad obra en coigualdad, coeternidad y coexistencia, como una unidad. Así que, las Escrituras nos muestran al Espíritu Santo asumiendo de forma única los siguientes papeles:

1]- Como autor del Antiguo Testamento [2Samuel 23:2] [Isaías 59:21] [Jeremías 1:9] [2Timoteo 3:15–17] [2Pedro 1:21]

Y el Nuevo Testamento [Juan 14:25, 26] [1Corintios 2:13] [1Tesalonicenses 4:15] [Apocalipsis 1:10, 11; 2.7].

2)- Como el que unge a los personajes del Antiguo Testamento.

Las Escrituras mencionan no menos de dieciséis líderes de Israel que fueron ungidos por el Espíritu: José [Génesis 41:38], Moisés [Números 11:17], Josué [Números 27:18], Otoniel [Jueces 3:10], Gedeón [Jueces 6:34], Jefté [Jueces 11:29], Sansón [Jueces 14:6, 19] [Jueces15:14, 15], Saúl [1 Samuel 10:10] [1Samuel 11:6], David [1Samuel 16:13], Elías [1Reyes 8:12] [2Reyes 2:16], Eliseo [2Reyes 2.15], Azarías [2Cronicas 15.1], Zacarías [2Cronicas 2.20], Ezequiel [Ezequiel 2.2], Daniel [Daniel 4.9] [Daniel 5.11] [Daniel 6.3], Miqueas [Miqueas 3.8].

De manera que el Espíritu Santo, como protagonista, ungió a los profetas del Antiguo Testamento, como Isaías y Joel, para que escribiesen sus profecías sobre el día cuando el Espíritu sería derramado, y sus dones esparcidos a lo largo de toda la era de la Iglesia [Joel 2.28–32] [Hechos 2.17–21]. En [Isaías 28.11, 12], Dios usó a Isaías para decirle a Judá que le daría una lección en una forma que no sería de su agrado, y que le daría conocimientos a través de idiomas extranjeros en vista de su incredulidad. Siglos más tarde, el apóstol Pablo hizo extensivo el sentido de este pasaje al don de hablar en lenguas dentro de la iglesia como manifestación o señal a los que no eran creyentes [1Corintios 14.21, 22]. Esta señal podía manifestarse en lenguas conocidas o no por los seres humanos; compárese [1Corintios 14] con [Hechos 2.1-11] [Hechos10.45, 46].

En todos estos aspectos, vemos al Espíritu Santo como alguien que obra en la Iglesia con una personalidad definida, como una persona dada a la Iglesia para garantizar que el ministerio del Cristo crucificado sea continuamente proclamado y verificado. El Espíritu Santo, pues, tiene todas las características de una persona:

1]- Tiene conocimiento [Romanos 8.27], voluntad [1Corintios 12.11] y sentimientos [Efesios 4.30].

2]- Participa en la revelación [2Pedro 1.21], la enseñanza [Juan 14.26], el testimonio [Hebreos 10.15], la intercesión [Romanos 8.26], la exhortación [Apocalipsis 2.7], la comisión [Hechos 16.6, 7] y la afirmación [Juan 15.26].

3]- Se relaciona con seres humanos. Lo pueden entristecer [Efesios 4.30], se le puede mentir [Hechos 5.3] y blasfemar [Mateo 12.31, 32].

4]- El Espíritu Santo posee los atributos de la divinidad: Es eterno [Hebreos 9.14], omnipresente [Sal 139.7–10], omnipotente [Lucas 1.35] y omnisciente [1Corintios 2.10, 11].

5]- Se habla de él como Espíritu de Dios, Espíritu de Cristo, Consolador, Espíritu Santo, Espíritu Santo de la promesa, Espíritu de verdad, Espíritu de gracia, Espíritu de vida, Espíritu de adopción, Espíritu de santidad.

6]- Se le simboliza con el fuego [Hechos 2.1, 2], el viento [Hechos 2.1, 2], el agua [Juan 7.37–39], un sello [Efesios 1.13], el aceite [Hechos 10.38] y una paloma [Juan 1.32]. Todo esto revela una parte del vasto ámbito o esfera de acción del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento y la iglesia contemporánea.

Los acontecimientos que narra Hechos están siendo redescubiertos y aplicados

En tercer lugar, el libro de Hechos narra cinco relatos de personas que reciben la plenitud, la llenura o el bautismo del Espíritu Santo [Hechos 2.4] [Hechos 8.14–25] [Hechos 9.17–20] [Hechos 10.44–48] [Hechos 19.1–7]. En estos relatos se manifiestan cinco factores:

1]- Los presentes experimentaron la irresistible presencia de Dios.

2]- Hubo una evidente transformación en la vida y testimonio de los discípulos que fueron llenos.

3]- Aquella experiencia dio un gran ímpetu al crecimiento de la Iglesia: Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo [Hechos 5.42].

4]- La evidencia inmediata en tres de los cinco relatos fue la glosolalia: Porque los oían que hablaban en lenguas [Hechos 10.46]. [Glosolalia es un término derivado del griego glossa [lengua] y laleo [hablar].

5]- El propósito esencial de aquella experiencia era ofrecer un testimonio poderoso [Hechos 1.8] y una más profunda dimensión del compromiso cristiano de dar frutos de bondad, justicia y verdad [Efesios 5.19], gratitud [Efesios 5.20], humildad [Efesios 5.21], amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza [Gálatas 5.22, 23].

Todas estas cosas juntas demuestran lo que debería ser la Iglesia actual, una renovación constante experimentada a través del Espíritu Santo que obra en los que creen. El problema es que con demasiada frecuencia se mal interpreta o aplica mal, por la falta de una comprensión del concepto bíblico de las lenguas y el papel de los dones del Espíritu. Aunque hay diversos puntos de vista teológicos, solo debemos tener la autoridad de la Palabra de Dios con respecto a esto y obedecerla. De manera que, para comprender completamente este fenómeno, es necesario tomar en cuenta el punto de vista carismático en lo que se refiere a la interpretación y aplicación de las poderosas manifestaciones del Espíritu Santo del libro de Hechos, aplicando los controles que se enseñan en [1Corintios 12–14].

¿Cómo puede mantenerse la integridad espiritual?

Establecer nuestra perspectiva

En primer lugar, la Iglesia debe considerar el bautismo del Espíritu Santo como una experiencia consecuente a la conversión cristiana: algo que ocurre a través de un proceso de entrega completa al Espíritu que nos llena y guía. Estamos de acuerdo con que el Espíritu Santo obra en cada creyente y en los varios ministerios de la Iglesia. Aun así cada creyente debe contestar la pregunta de [Hechos 19.2]: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?

Aquí deben examinarse dos expresiones:

1]- Se entiende que, al hablar del bautismo del Espíritu Santo, el movimiento pentecostal-carismático tradicional no se refiere a ese bautismo del Espíritu Santo que se produce en la conversión, mediante el cual el creyente es integrado al cuerpo de Cristo por medio de la fe en su obra redentora en la cruz [1Corintios 12:13]. Pero, ningún carismático bíblico ve al cristiano que no es carismático como menos salvo o menos espiritual que él. El bautismo con o en el Espíritu Santo [Juan 1:33] [Hechos 1:5] fue y está dirigido por el Señor Jesús para que sea recibido [Juan 20:22] [Hechos 1:8] como un don que había de otorgarse después de su ascensión [Juan 7:39] [Hechos 2:38, 39]. Sin embargo, si alguien prefiere desestimar esta terminología, sostenemos que experimentar la plenitud del Espíritu en espíritu de unidad es más importante que crear divisiones entre nosotros o disminuir nuestra pasión por recibir su plenitud a causa de diferencias en terminologías teológicas o prácticas.

2]- Cuando habla del proceso de «rendirse por completo al Espíritu» el movimiento pentecostal-carismático no entiende:

[a] pasividad de mente, o

[b] un estado de hipnosis auto provocada o de trance. En lugar de ello, esta terminología alude a una búsqueda consciente y ferviente de Dios. La mente permanece activa, adorando a Jesucristo, el que bautiza con el Espíritu Santo [Juan 1.33]. La emoción crece mientras el amor de Dios se derrama en nuestros corazones [Romanos 5.5]. El ser físico participa de ello, mientras se adora y alaba, elevando la voz en oración [Hechos 4.24] o las manos para adorar [Salmo 63.1–5].

La doble función del hablar en lenguas

En relación con aquellos que han recibido el don de hablar en lenguas, la Biblia describe dos funciones básicas: Debe servir para la edificación personal y la exhortación pública.

En la experiencia del bautismo con o en el Espíritu Santo, las lenguas desempeñan la función de señal de la presencia del Espíritu Santo. Jesús profetizó que vendrían como una señal [Marcos 16.17], Pablo se refirió a ellas como una señal [1Corintios 14.22], y Pedro las vio como un don-señal que confirmaba la validez de la experiencia en el Espíritu Santo de los gentiles, compárese con [Hechos 10.44–46], [Hechos11.16, 17] y [Hechos15.7–9]. De ahí que hablar en lenguas sea una señal apropiada y esperada que confirma la presencia plena del Espíritu y ofrece al creyente un vigoroso testimonio vivo. No se considera un requisito para obtener la plenitud del Espíritu, sino una indicación de que se ha producido.

Las lenguas y la edificación personal

En primer lugar, hablar en lenguas es un asunto privado, que concierne a edificación personal [1Corintios 14.2–4]. La glosolalia la practica devocionalmente el creyente en los momentos más íntimos de su comunicación con Dios bajo el impulso del Espíritu Santo. Esta experiencia devocional

puede también ser puesta en práctica por acuerdo colectivo, en reuniones de grupos donde no estén presentes personas no creyentes o no informadas [1Corintios 14.23]. De acuerdo con ello, se proponen los siguientes principios sobre el hablar en lenguas:

1]- Hablar en lenguas bajo la inspiración del Espíritu Santo es el único don espiritual que se identifica con la Iglesia de Jesucristo. De los otros dones, milagros y manifestaciones espirituales hay evidencias en tiempos del Antiguo Testamento, antes del día de Pentecostés. Este nuevo fenómeno se manifestó originalmente en la Iglesia, se identificó de forma única con la Iglesia y fue ordenado por Dios para la Iglesia 1Corintios 12.28] [1Corintios 14.21].

2]- Hablar en lenguas representa el cumplimiento de profecías de Isaías y Jesús. Compárese [Isaías 28.11] con [1Corintios 14.21], y [Marcos 16.17] con [Hechos 2.4]; [Hechos10.46]; [Hechos19.6]; [1 Corintios 14:5, 14,18, 39].

3]- Hablar en lenguas es una prueba de la resurrección y glorificación de Jesucristo [Juan 16.7]; [Hechos 2.26].

4]- Hablar en lenguas es una evidencia del bautismo en o con el Espíritu Santo [Hechos 2.4]; [Hechos 10.45, 46]; [Hechos19.6].

5]- Hablar en lenguas es un don espiritual para la edificación personal [1Corintios 14.4]; [Judas 20).

6]- Hablar en lenguas es un don para la edificación espiritual de la Iglesia, cuando se acompaña de la interpretación de lo que se dice [1Corintios 14.5].

7]- Hablar en lenguas es un don espiritual para la comunicación con Dios en los momentos de devoción privada [1Corintios 14.15].

8]- Hablar en lenguas es un medio a través del cual el Espíritu Santo intercede por nosotros en la oración [Romanos 8.26] [1Corintios 14.14] [Efesios 6.18].

9]- Hablar en lenguas es un medio espiritual para el regocijo [1Corintios 14.15] [Efesios 5.18, 19].

10]- La aplicación que hizo Pablo de la profecía de Isaías indica que hablar en lenguas también sirve de descanso o refrigerio [Isaías 28.12] [1Corintios 14.21].

11]- Las lenguas se manifiestan tras la predicación de la Palabra de Dios y la confirman [Marcos 16.17-20] [1Corintios 14:22].


                                                                                          Continúa...